4. Comienza el juego

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Recogimos nuestras mochilas y marchamos en busca de una llanura para poder facilitar el transporte de materiales.

No obstante, la luna acariciaba el cielo. La noche asomaba la cabeza.

- Démonos prisa. - dije un poco agobiado.

Delante nuestra solo se veían árboles. Detrás, árboles. Y a los lados, árboles. No teníamos ni idea de adónde ir.

- El norte se encuentra allí. - dijo tras un breve análisis Raúl.

- ¿Cómo lo sabes? - preguntó Víctor.

- Sencillo. - respondió el menor de los hermanos. - Según la posición del Sol, puedo determinar el ángulo de...

-Bueno, vale, vale. - dijo Víctor.

- Pues yo me acuerdo de que en "El último superviviente"... - comencé a decir, pero Raúl y Víctor tajaron al unísono:

- ¡¡¡Que "El último superviviente" es todo una farsa!!!

"El último superviviente" era un programa que echaban en la televisión en el que un hombre se perdía en un lugar del mundo y te enseñaba técnicas de supervivencia: cómo orientarse, cómo hacer trampas, etc.

No obstante, mis hermanos decían que todo eso era un montaje, aunque yo nunca les creí.

- Entonces... - dije.

- No nos dará tiempo a explorar este lugar. - contestó Víctor. - Habrá que hacer un refugio.

Raúl y yo empezamos a talar madera y Víctor intentó hacer fuego.

- Dani... - jadeó al rato. - Usa tu arco para encender esto... Yo no puedo.

- No creo que funcione. - intervino Raúl.  - No estamos en Minecraft.

Cogí mi arco y probé a lanzar una flecha a una pila de troncos. Sorprendentemente, a los cinco segundos se encendió una cálida llama.

Al cabo de media hora terminamos nuestro refugio. La noche había caído.

- Ya está. - dije.

Parecía la típica casita de Minecraft, rectangular, pequeña, sin tejado y con agujeros simulando las ventanas. Aunque estuviéramos en el mundo real, me sentía como si estuviese en Minecraft.

Comimos un poco y descansamos haciendo guardias de dos horas.

Alrededor de las tres un ruido captó mi atención, vi los mismos arbustos por donde había aparecido la ardilla moverse más violentamente.

Rápidamente y sin quitar la vista al conjunto de ramas desperté a mis hermanos.

- Oigo algo. - susurré.

- Sí, yo también... - replicó Raúl. - En los arbustos.

Cogí mi inseparable arco y preparé mi espada. Víctor se apresuró a agarrar su puñal y Raúl su hacha.

El ruido se hacía cada vez mayor...

Algo se acercaba... ¿Una ardilla?

¡FIUN!

Un cuchillo voló sobre la cabeza de Raúl, que lo esquivó por poco.

Entonces, de entre los arbustos aparecieron un grupo de cuatro hombres de nuestra edad (unos 25 años). Vestían armadura de hierro... ¡Como en Minecraft!

Los cuatro cargaron contra nosotros. Raúl volvió a evitar el golpe, Víctor lo bloqueó y yo me anticipé y contraataqué con un fuerte espadazo en la pierna que dejó a mi rival en el suelo.

Los otros tres se detuvieron en seco y se fijaron en mi armadura y mi armamento.

- ¡Es esmeralda! - gritó uno. - ¡Así es imposible perder!

El hombre en el suelo se levantó y ordenó la retirada. Tras un instante de silencio, Víctor dijo:

- ¡Qué bien te sienta el verde!

Nota del autor

¡He vueltoooo! Sí... he tardado un poquito pero aquí os traigo un nuevo capítulo. Siento muchísimo la espera.

¡Dani y sus hermanos han sufrido un ataque clandestino! ¿Por qué? ¿Quiénes son sus atacantes? ¿Qué es a lo Dani "no puede perder"? ¿Por qué hago estas preguntas si no saben la respuesta? ¿O si que la saben...?

Dejad en los comentarios la solución a esas preguntas (si queréis, claro).

No olvidéis comentar, votar, sugerir, valorar...

El otro lado de MinecraftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora