Una subasta para impresionar

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Hola guapos lamento estar ausente tanto rato espero les guste :D

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Recuerdo la primera vez que llegó Soona.

Recuerdo como regresó la expedición.

Romaco era uno de los exploradores más ambiciosos de Aram. Vivía por dinero y poder. Un tipo viento frustrado con el mundo por ser nada más que eso. Todo Aram podía notar la envidia que desprendía cada vez que veía a un Ecer, ansiaba el poder más que cualquier otra cosa. Por eso se había convertido en el mejor traficante de esclavos de toda nuestra capital.

Y con el tiempo se había ganado un puesto entre los seres más influyentes de Aram, sin embargo seguía muchos pasos por debajo de los Ecer y eso parecía carcomerlo por dentro.

Sin embargo sus carrocerías siempre vendrían cargados de las esclavas con mejores habilidades o las más bellas o las más rápidas, era el explorador que más amazonas había localizado. Llevaba cinco en total. Todas vendidas en una cantidad exorbitante.

Ya habrán imaginado que de él llegó Soona. ¿No?

Llegó una tarde, durante el solsticio de verano. No era una novedad el mundo fue destruido, las tierras que quedaban era una completa sequía como Aram o un frio invernal según contaban los esclavos de otros lugares.

La novedad era que ese día, durante el solsticio, había llovido. Toda la mañana había sido una lluvia continua. Era como si el cielo supiera que ella se acercaba y llorara su perdida.

Los esclavos eran obligados a llenar los cantaros con agua de lluvia. Llevábamos meses sin lluvia. Meses de buscar el agua a las orillas del río, Ritam, a kilómetros de distancia de Aram. Así que el agua les daba un respiro a los guardias encargados de llevar a los esclavos y por supuesto a los esclavos.

Soona no llegó en la carrosa de esclavos. Ella entró custodiada por nueve exploradores armados, sus manos atadas a la parte trasera de la carrosa del mismo Romaco, andrajosa y empapado cabello gris, que después de un baño descubriríamos sería color plata, pegado a un atuendo de guerra. Con su barbilla en alto, observando a los exploradores como si quisiera rasgar sus gargantas con el mínimo movimiento. Y estos la mirada con cierta clase de miedo, tendré que admitir.

No solo esto despertó la atención de las personas en Aram sino que la carrosa de esclavos venía vacía. Nunca se había presenciado a Romaco entrar por las murallas y venir con menos catorce esclavas y esta vez regresaba con una.

Solo una esclava. Bien que lo valía.

Porque lo que hizo a todos detenerse y mirar la caravana, fueron las cosas que se asomaban más allá de esa cara raspada y sucia, más allá del cabello desordenado que mostraba. Caían dos orejas gris-plateadas, orejas que semejaban las de un lobo, se encontraban retraídas pegadas a la cabeza de la esclava, como si hubiesen tenido un mal día y no merecieran levantarse. Y bien que estaban en lo correcto.

Romaco no volvía con catorce esclavos pero con una amazona de Pandora.

La caravana no se detuvo hasta llegar a la casa de Romaco, pero según avanzaban se iba corriendo la voz.

Una esclava de Pandora había llegado.

Yo misma no podía creer que realmente, Romaco había casado a una esclava de Pandora, encontraba amazonas, pero de Pandora. Pocos eran capaces de decir eso, en todo Aram solo una vez se conoció una esclava de Pandora. La chica escapo dos días después de ser esclavizada. Shimany. Un tipo viento, de las mejores que la historia conoció. Se decía que tenía una cola de tigre pero nadie realmente llegó a vérsela ya que solo la retuvieron por dos días.

La EsclavaWhere stories live. Discover now