En la cocina de la sala común, Katsuki y Nozomi compartían un desayuno algo peculiar. Katsuki, con una habilidad que pocos esperaban de él, había cocinado panqueques para ambos. Mientras tanto, Nozomi disfrutaba de un café tan negro que parecía un desafío para el paladar humano. El fuerte aroma amargo llenaba el aire, provocando una expresión de disgusto en el rubio.
—Oye, esa cosa huele hasta aquí. ¿Qué tanto café le pusiste? —inquirió con el ceño fruncido, señalando la taza con una mezcla de desconcierto e irritación.
—No mucho. Solo llené esta cuchara. —Le mostró una cuchara de tamaño mediano, como si fuera la respuesta más lógica del mundo.
Katsuki abrió los ojos de par en par, incrédulo.
—¿¡Estás loca!? Eso es demasiado. Déjalo.
—Nop.
Antes de que él pudiera detenerla, Nozomi tomó la taza y, con una actitud casi desafiante, bebió todo el contenido de un solo trago. Sus ojos se encontraron por un instante. La mirada de Katsuki destilaba exasperación, mientras que ella sonreía con autosuficiencia.
—Eres insoportable —murmuró, mientras Nozomi reía suavemente, sin molestarse en disimular su diversión.
—No te pongas así. Solo es café, gruñón.
Con un movimiento fluido, Nozomi se levantó de su asiento y rodeó a Katsuki con los brazos, inclinándose para darle un beso. Sin embargo, el rubio se apartó con una mueca.
—Hueles a café, y ya te dije que no me gusta el café.
—Está bien, testarudo.
En lugar de insistir, ella le dejó un beso suave en la frente y volvió a sentarse. Katsuki, aún desconcertado, la observó por el rabillo del ojo. La alfa solía ser insistente con sus muestras de afecto, pero esta vez no lo hizo. Una pequeña chispa de inquietud se encendió en su mente.
—¿Sucede algo? —preguntó Nozomi, notando la intensidad de su mirada.
—No, nada —respondió rápidamente, concentrándose en su plato.
El silencio se apoderó del ambiente, solo interrumpido por el sonido de los utensilios contra los platos, hasta que otros estudiantes comenzaron a llegar. Cuando Izuku y Todoroki aparecieron, Nozomi se levantó con una sonrisa.
—¡Chicos, hola!
—Oh, hola, Nakamura-san. ¿Qué pasa? —saludó Izuku, siempre amable.
Todoroki, por su parte, permaneció en silencio, observándola con cautela. Sus movimientos, sutiles pero significativos, lo hicieron acercarse más a Izuku, como si buscara protección. Nozomi notó el gesto y le dedicó una sonrisa tranquila.
—Quería disculparme por lo del otro día. Perdí el control y lamento mucho lo que pasó.
El rostro de Todoroki mostró una ligera relajación, mientras asentía con discreción. Izuku, con su naturaleza conciliadora, intentó restarle importancia.
—No te preocupes, Nakamura-san. A cualquiera le puede pasar.
Ella inclinó la cabeza en una reverencia antes de regresar a la sala común, donde se dejó caer en un sillón con los ojos cerrados. Desde su posición, Katsuki la observaba con el ceño fruncido. Su incomodidad creció al ver cómo Sero se acercaba despreocupadamente y tomaba asiento junto a ella.
—Oye, Nakamura, ¿te gustaría ir conmigo a un nuevo arcade mañana?
El sonido de una explosión resonó en toda la sala, interrumpiendo cualquier respuesta. Katsuki se levantó con furia, caminando hacia Sero como un huracán desatado. Lo agarró por el cuello de la camiseta, sus ojos rojos brillando con una intensidad feroz.
—¡Aléjate de mi maldita alfa antes de que te mate!
Sero, sorprendido pero no intimidado, lo empujó ligeramente. Sin embargo, antes de que Katsuki pudiera atacar de nuevo, una figura se interpuso entre ellos.
—¡No lo toques! —gruñó Nozomi, su voz resonando como una advertencia.
Con un solo movimiento, ella golpeó a Sero, haciéndolo caer al suelo. Todos los presentes se quedaron en silencio absoluto. Nozomi se mantuvo firme, sus ojos amarillos brillando con una intensidad peligrosa mientras miraba al chico caído.
—No te atrevas a tocar a mi omega. Aléjate de nosotros.
El tono de su voz y la confesión fueron como un rayo en medio del salón. Nadie había sospechado la verdadera naturaleza de su relación. Sero, aún en el suelo, levantó la mirada con una mezcla de sorpresa y resignación. Finalmente, entendió que no tenía ninguna oportunidad.
—Está bien… —murmuró antes de levantarse y marcharse, dejando un ambiente cargado de tensión.
Nozomi respiró hondo, relajándose ligeramente antes de voltear hacia Katsuki, quien ahora lucía una sonrisa satisfecha. Sin decir nada, ella lo tomó de la mano y lo llevó fuera del salón, rumbo a su habitación.
—¿Qué fue todo eso? —preguntó ella, cerrando la puerta tras ellos.
—Le gustas a ese idiota.
Su respuesta fue rápida, pero el ligero rubor en su rostro lo delató. Nozomi entrecerró los ojos, divertida.
—Estabas celoso —dijo, burlona.
—¡Claro que no! —replicó él, aunque su rostro completamente rojo contaba otra historia.
—Primero no me besas porque "hueles a café", luego hablas con el mitad y mitad y Deku, ¡y después viene ese idiota!
Nozomi dejó escapar un suspiro mientras se acercaba, colocando sus manos en las mejillas del rubio.
—No te besé porque respeto tus gustos. Me disculpé con Todoroki e Izuku porque era lo correcto. Y en cuanto a Sero… no me interesa nadie más que tú, Katsuki.
El omega se quedó sin palabras, mirando fijamente los ojos dorados de Nozomi. Finalmente, él se permitió sonreír levemente.
—Pequeño celoso —murmuró ella antes de inclinarse para darle un beso suave, lleno de ternura.
Katsuki la abrazó, dejando que sus feromonas llenaran el aire, marcándola con su aroma. Ella era suya, y él no podría estar más feliz.
—¿Vamos a entrenar? —preguntó Nozomi tras separarse.
—Te voy a patear el trasero.
Ambos rieron mientras salían juntos, dejando atrás la tensión de la mañana.
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*+:。.。Renuncio。.。:+* BNHA Omegaverse *+:。.。
Fanfictiontodos ven a las personas por sus físicos denotando así su casta, alfas, betas y omegas. pero la apariencia es engañosa. ¿quien diría que bakugo katsuki el chico rudo y grande podría ser omega? ¿quién creería que la tierna TN sería la alfa de este mi...
