12| Sacrificio

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Mazder se mantuvo en el mismo lugar pese a los gritos de su padre, nada de esto tenía sentido para él, ¿por qué tenía a un desconocido que se veía igual a su padre alfa? ¿Por qué su padre lo había golpeado? ¿Por qué le gritaba?

¡¿Por qué?!

Toda su vida había sido tratado como un tesoro, algo invaluable que debía ser adorado como un monumento. Lo habían amado. Había sido feliz como príncipe y su padre le recordaba todo el tiempo que lo amaba.

¿Entonces por qué lo trataba así?

—Pa-Padre… —Mazder se limpió las lágrimas y se acercó, pero el rey fue severo con su mirada y rechazo—. ¿Por qué me gané su desprecio, padre? Yo… Yo lo hice lo mejor que pude; antepuse a nuestro reino por sobre mí; elegí a Andora; elegí el bienestar de nuestra gente y me ofrecí como un objeto de intercambio, ¿por qué…?

—Lo sabes —su padre alzó el collar de la Diosa—. La verdad sobre la muerte de Ezlyn.

Mazder bajó la mirada.

—No puedo creer en las palabras de esos lobos, la Diosa dijo que todavía no es momento para saber la verdad. Por eso volví, yo… ¡Yo no soporté continuar en ese lugar que difamó a mi padre!

Por un instante, su padre suavizó la mirada y se acercó, Mazder cerró sus ojos cuando fue arropado entre sus brazos, se sintió un pequeño niño que necesitaba la protección de su padre, deseaba su amor y cuando lo obtuvo se dedicó a atesorarlo, mientras una fuerza invisible estrujaba su corazón y le robaba el aliento.

—¿Es así? Oh, hijo mío, perdona a este tonto padre… No debí descargar mi ira en ti, sufrí tanto tu ausencia que creí volverme loco.

—Estoy de vuelta, padre.

Esa tarde Mazder se quedó solo, pese a las palabras de su padre, ningún sirviente fue a atenderlo, tampoco le llevaron comida o agua, por lo que se acercó al baño y miró la pequeña corriente de agua que pasaba por todo el castillo. Se acercó para beber agua y llenar su estómago de líquido sin pensar en que era un príncipe y no debía hacer eso, pero en Cuauhtlah todos bebían agua del río y ninguno se molestó en preguntarle si también podía beberla, por lo que Mazder tuvo dolor de estómago la primera noche, pero ya se había acostumbrado, así que no temió beber.

Después se acercó a su ropero y buscó algo ligero, ropas que no fueran tan ostentosas y terminó optando por sus vestimentas de caza. Se colocó una camisa de manga larga color azul claro y un pantalón negro, algo simple ya que tampoco deseaba colocarse adornos y el único que traía era un collar que portaba como dije un colmillo adornado con resina y flores secas.

Una vez listo, Mazder salió del cuarto y se encaminó hacia el del príncipe Kalev. Caminó a paso lento gracias al dolor de su cuerpo, pero no se detuvo, tras llegar, tampoco deparó en sus modales, él sólo abrió la puerta y encontró lo que más había temido.

Nerea alzó la cabeza y movió la cola.

—¡Nerea! Por Andelu, ¿cómo acabaste así…?

—Eh… —el lobo levantó las orejas—. ¿Y cómo es que tú terminaste como si una bola de cachorros te hubiera pateado?

—El rey Xenos me golpeó, mostró una actitud extraña, pero… cuando le dije que había regresado porque ustedes lo difamaron volvió a cambiar. Teme que sepa la verdad, y si a mí me golpeó por algo así… ¿Cómo lo habrá pasado el rey Ezlyn? Estoy confundido, Nerea, yo… Yo no sé qué camino seguir, mucho menos si voy a poder mantenerme de pie. Amo tanto a mi padre que su traición me parte el alma y me estruja mi propia existencia.

Cuauhtlah: La Tribu del BosqueWhere stories live. Discover now