CAPÍTULO 6

92 13 3
                                    

VERÓNICA

Los días transcurrieron con total normalidad.

Bueno, creo que a estas alturas del partido, presiento que eres capaz de entender a qué me refiero cuando digo “normalidad”.

El lunes se daría inicio al arduo entrenamiento para los dichosos juegos de invierno.

Ahora bien, ¿Por qué son tan importantes esos juegos?

Te explico…

Los juegos de inviernos, son solo una de las fases de los juegos más importantes del mundo: Los juegos de las estaciones. Si, de esas mismas que te enseñan desde el colegio o desde casa, las cuales son: Primavera, otoño, verano e invierno.

Durante el año, se presencian estas cuatro fases, cada fase en un pueblo diferente. Y, The Rose, al ser uno de los pueblos más gélidos en la época de invierno, teniendo la mejor vista desde donde se le mire, en donde sus infraestructuras y sus paisajes peligrosos en esa época del año, son el instrumento perfecto para esta última fase.

No interesa cuales sean los resultados de las otras fases, la más importante, siempre, pero siempre, será en esa época del año.

Muchos dicen que la mayoría de los deportistas mueren en manos de la despiadada naturaleza, que se rebela cuando se da inicio a estos juegos.

The Rose queda sumergido bajo un enorme manto blanco.

Los habitantes sin hogar, o con menos recursos, siempre son las principales víctimas de esta gélida llegada del invierno, puesto que, mueren congelados, y, algunos, sepultados de una vez debajo de la densa nieve.

Las noches han comenzado a ser más frías, alertando a los habitantes del pueblo la llegada del crudo y despiadado invierno.

Tal vez eso no sea lo que los alarma, sino el hecho de que los impuestos incrementan en grandes cantidades. La madera, y todo aquello que pueda utilizarse para acobijarse y mantenerse un poco caliente dentro de tanto frío, es incrementado en precio. Logrando así, que el rey llene mucho más sus bolsillos, llenándolo de más riquezas de las que ya tiene.

Y, dejando en evidencia que, los reyes son unos desgraciados.

Y hablando de desgraciados, yo tengo que ir a ver uno, ahora mismo.

Avanzo unos cuantos pasos más, hasta quedar frente a la entrada del castillo, subo las largas escaleras hasta llegar a la puerta, y, al estar frente a esta, unos guardias se interponen en mi camino. Apuntándome con sus lanzas.

—Es injusto iniciar una pelea de esta forma, si el otro combatiente está desarmado, ¿no creen? Aunque puedo entenderlo, cuando se es cobarde, se necesita de un arma para sentirse protegido.

Los guardias siguen apuntándome con sus lanzas.

Elevo una ceja.

—Bajen sus armas y apártense.

—¿A dónde crees que vas?

—Tengo que hablar con su rey.

—Es tu rey también. Debes expresarte así “Vengo a hablar con mi rey”—intenta corregirme uno de los guardias reales, es joven, pelinegro, ojos oscuros y con una brillante armadura.

Si, como los pintan en los cuentos de hadas.

Aquellos que rescatan a las “damiselas en apuros”.

Tan apuestos y de mirada penetrantes, con un musculatura capaz de acabar un dragón muy temible.

Si, los héroes de las historias que leía hace unos años.

Antes no sabía identificar ciertos puntos en aquellos relatos, pensaba que muchas cosas estaban bien, hasta ciertos comentarios. Pero cuando llegaba el momento de escucharlos en la vida real, algo dentro de mí se removía, y me hacía sentir que eso no estaba bien.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

WatermaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora