Salir de la Ciudad de México era nuevo para Iris, e incluso salir de su propia provincia era impensable para ella, hasta que una oferta laboral de su padre la obligó a despedirse de su tierra natal y emprender un nuevo viaje hacia una tierra que sól...
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Septiembre, 2022 — 3 años después de la graduación
Observé el chorro de vodka que el bartender vertía en mi vaso. Era la bebida con más alcohol que había pedido en toda la noche, pero tal vez la situación lo ameritaba.
Estaba sentada en el bar, una vez más, tratando de lucir lo más calmada posible, ignorando fallidamente la presencia de cierto pelinegro a mi lado.
Fiona se había ido a hacer unas entrevistas las cuales no había podido evadir mucho más, por lo que Cameron se había ofrecido a acompañarme.
No se había separado de nosotras casi toda la noche desde que nos vimos.
Aún inmersa en mis pensamientos, observé cómo el bartender me entregaba mi margarita recién hecha.
—Aquí tiene, señorita —miré el vaso de cristal lleno de la bebida alcohólica y agradecí al joven que no podía tener más de 25 años. Miré de reojo al pelinegro que seguía bebiendo de su trago que había pedido un rato antes.
—Que lo disfrute —el chico se retiró dejándonos a Cameron y a mí en el mismo incómodo silencio que nos había invadido desde que nos habiamos quedado a solas.
¿Cómo podía actuar naturalmente con alguien con quien no había hablado en 3 años?
—Iris, yo... —murmuró Cameron, rompiendo el silencio.
—¿Mhm?
—Te ves muy bien —soltó el pelinegro con voz cálida.
—¿Oh, en serio? —cuestioné recibiendo una afirmación con la cabeza por parte del pelinegro, acompañada de una sonrisa.
—G-gracias.
¿Por qué no podía aceptar un cumplido como una persona normal?
Hacía mucho tiempo que no hablaba con un hombre.
No, hacía mucho tiempo que no hablaba con un hombre guapo.
Me lleva la...
—Y dime, ¿qué tal todo? —preguntó Cameron.
—Bueno, no mucho —dije con simplicidad.
Eso era cierto, en comparación con él, no tenía mucho que contar.
—Vamos, Iris. Fiona me dijo hace tiempo que estabas viviendo en Chelsea —dijo.
Iba a tener una charla con Fiona sobre darle mi información así nomás a las personas.
—Sí, llevo casi 3 años ahí —comenté.
Por favor, que no pregunte más sobre eso.
—¿Y cómo te va allá? —preguntó de vuelta, dando un trago a su bebida casi terminada.
—Bueno, es una ciudad muy bonita. No comparada con Canterbury, pero es un lindo lugar para vivir —mencioné.
—Y qué tal, ¿sigues haciendo arte? —preguntó el chico, mostrando su notable curiosidad en su mirada.
