Capítulo XV

289 25 24
                                    


—No tuve tiempo de comprar ropa nueva para el viaje.

Luego de aceptar la invitación para conocer Argentina, todo sucedió demasiado rápido, sólo pude avisar que iba a salir del país y organizar un equipaje básico. 

Una locura total.

Mi madre no estaba tan convencida de ese viaje, pero al final tuvo que respetar mi decisión y desearme suerte.

—Llegando puedo llevarte de compras, no te preocupes, ya tendremos tiempo para pensar en soluciones.

Tenía razón, con doce horas arriba del avión era suficiente para hablar sobre todo.

Me parecía interesante observar lo que sucedía a nuestro alrededor. Un caos total. El aeropuerto estaba saturado; había largas filas, adornos navideños por todas partes, personas corriendo o comprando regalos, y mil cosas más.

Todavía no cruzaba el filtro de seguridad por lo que aún existía la posibilidad de arrepentirme y desistir.

¿Por qué simplemente no le dije que no a Felipe? Si la opción más sencilla era quedarme en casa a celebrar con mi familia como cada año. Pero no, había aceptado y no había vuelta atrás.

Intentaba convencerme a mí misma que estaba feliz por comenzar esta aventura y que confiara en mi novio cuando dijo que no iba a arrepentirme.

—¿Es invierno en Argentina?

—No, es verano.

Clima caluroso entonces.

—Okey...

—No te pongas nerviosa —dijo antes de darme un beso que apenas duró lo suficiente. —Estamos juntos en esto, Vic.

[...]

Buenos Aires no resultó ser totalmente opuesto a Florida como se pintaba en mi imaginación

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.

Buenos Aires no resultó ser totalmente opuesto a Florida como se pintaba en mi imaginación.

Era una ciudad muy activa y llena de color en lo poco que había visto.
Desde antes de aterrizar quedé fascinada con la inmensidad que se podía ver a través de la pequeña ventana del avión.

—¿Estás arrepentida de venir conmigo? —preguntó.

—No, de hecho, estoy muy emocionada.

—Me alegra.

—Gracias por todo lo que haces por mí.

Llevábamos más de treinta minutos esperando a alguien.
Estaba cómoda descansando sobre un sillón, pero cuando él se puso de pie y comenzó a avanzar, tuve que seguirlo.

—Déjame ayudarte con la valija.

—Puedo sola, Feli.

Seguía pendiente de su móvil, esperando un mensaje o una llamada.

THE ACTOR | Felipe Otaño Onde as histórias ganham vida. Descobre agora