Capítulo XIV

297 28 10
                                    


—Bebiste sin límite y no estuvo bien.

—Lo sé, pero esto no sucede siempre —hice el mejor intento por hablar, no sabía si podía entender mis palabras.

—Es la tercera vez que sucede —recordó.

—Necesito volver ahí y seguir con la diversión.

—Son las dos de la mañana, no vamos a regresar a ese lugar —habló muy decidido. —Mírate como estás y pensá un poco.

No necesitaba un espejo para saber que me encontraba en pésimas condiciones.

—Te quiero, Feli, pero tampoco puedes decidir por mí —insistí para regresar al club.

No iba a rendirme tan fácilmente.

—Vine porque tus amigos me llamaron, estás superando el límite.

Me sentí traicionada.

—Creo que necesito cambiar de amigos.

—No, si ellos me avisaron es porque también están preocupados por vos.

—Como digas. Detén el auto, quiero bajarme y si no vienes conmigo, voy sola.

—¡Basta! —por primera vez hacía visible lo insatisfecho que estaba con mi actitud. —¿Por qué no mejor me decís lo qué te pasa?

Había frenado en medio de la carretera para hablar.

—No es importante.

—Obvio que importa, pasa que yo no estoy entendiendo nada, llevas días saliendo de fiesta y terminas hundida en alcohol... Es como si intentaras escapar de la realidad.

Él tenía razón, 'escapar de la realidad' era la frase correcta. 

No estaba satisfecha de seguir estudiando algo que no me hacía emocionar para después trabajar por años en eso, pero iba hacerlo porque no quería decepcionar a mi familia ni romper las expectativas que mantenían sobre mí.
Pensé que con esas largas vacaciones algo iba a cambiar, pero no fue así.
El año estaba a poco de terminar y todo volvería a ser igual. 

Resultaba tonto, pero el alcohol era lo único que me hacía olvidar lo poco perfecta que era mi vida.

Era mi plan A para cuando nada salía bien.

—No estoy de humor para hablar de eso por ahora, ¿Puede ser?

—Sí, sólo te digo que no estás tomando las mejores decisiones y quiero ayudarte, pero es imposible si no me hacés parte. Me gustaría que compartieras conmigo eso que ocultas y que te hace mal.

—Entonces, ¿No tengo el derecho de ocultar nada, pero tú sí? 

—No estamos hablando de mí.

—Todos tenemos secretos por mínimos que sean, ¿O piensas negarlo?

—¿De qué hablas?

—Lo sabes mejor que nadie, no me olvido de los días donde existen mil excusas para no vernos porque casualmente tienes demasiados pendientes... Ni siquiera he logrado entender de qué trabajas, también necesito que confíes en mí.

Asintió dándome la razón.

—Mereces una respuesta, pero no va a ser hoy.

Al parecer ese tema era más serio de lo que pensé.

—¿Por qué no?

—Es complicado de explicar y es muy personal, pero si te lo digo ahora seguramente lo vas a olvidar mañana.

No insistí más, era lo mejor.

—Okey.

—Victoria, el alcohol nunca será la solución...

THE ACTOR | Felipe Otaño Där berättelser lever. Upptäck nu