Capítulo treinta y cinco

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Aurora

Italia es hermosa, sus calles, sus casas, su gente. Todo es realmente hermoso y eso me gusta, respirar un aire diferente al de Rusia.

—Cambien todo, muebles, tapizado, decoraciones y el color de los azulejos. No quiero saber nada y mucho menos recordar a mi fallecido padre.

—Cómo ordene, señora.

Ahora soy la señora de Italia y la señora de Daemon Falcone, porque si. Después de semanas intentando convencer a mi querido amor de dejarme venir a Italia ha decidido proponerme matrimonio y tener una boda como ninguna otra en nuestro mundo, ya muchos saben del nuevo vínculo entre la Cosa nostra y la Bratva. Me he traído hombres de Daemon para que se vayan familiarizando con los demás, todos ellos ahora se encuentran en filas en el patio esperando órdenes y yo me paseo de la mano de León quién se ha venido conmigo y su hermano.

Mi pequeño hijo necesita de cuidados los cuáles le otorgo la mayor parte de mí tiempo pero tiene a su niñera quién lo cuida cuándo no estoy con él. Lo extraño, como extraño a su padre.

León es el heredero de la mafia rusa y mi hijo de la Italiana, no habrá necesidad de pelear por territorios y si en algún momento llego a tener más hijos cada uno tendrá su lugar como lo merece.

—La Bratva y la Cosa nostra se unen para ser uno sólo. Por primera vez ambas mafias van de la mano, mis lazos con Daemon Falcone están más que fuertes y seremos la mafia más poderosa que podrá haber y existir.

En ese instante escucho el sonido de un helicóptero y alzo la cabeza mirando hacia el cielo.

—Señora, Duncan, se acerca a mí. Es el FBI, tenemos que irnos.

—¡Los niños!— digo rápidamente y corro con León mientras el caos comienza a desatarse. Los disparos comienzan y los gritos se escuchan por todos lados.

—Acaben con ellos— ordeno y subo observo como la niñera viene con mi pequeño y tomo a uno de los hombres dandole a León— Sácalos de aquí— le ordeno.

—¡Madre!— León intenta no irse pero lo tomo del rostro y le beso la cabeza, el hombre tiene que cargarlo y sacarlo a la fuerza mientras los llantos de mi bebé de cuatro meses se alejan entre el bullicio que hay.

Tomo un arma y disparo a uno de los policías que entran y me escondo detrás de un pilar. Hay disparos feroces a quienes siento que van a acabar con la fortaleza Ferretti, la policía y en especial el FBI ha estado detrás de nosotros quizás pensó que con mi padre muerto el eslabón estaba suelto pero realmente es que ahora más tarde nunca está fuerte.

Corro con un grupo de hombres que me cubren por todos los ángulos y comienzo a correr por los jardines, nos siguen y de a poco pierdo los hombres que me escoltan quedándome sola, miro a todos lados pero no veo a nadie y comienzo a caminar lejos del caos, hay helicóptero y temo a que uno me localice por ello me escondo detrás de un rosal.

Espero unos minutos y vuelvo a caminar pero siento a alguien detrás de mí y esa persona se me lanza encima, caemos por una bajada que hace que me golpeé los brazos, piernas y cabeza contra el suelo, me giro levantándome y me toman de las piernas tirandome de nuevo contra el suelo, pero golpeó con mi tacón el rostro del hombre con pasamontañas.

—Ahora me convertiré en el mejor por haber atrapado a la mujer de Daemon Falcone— su voz tiene una acento británico y golpeo nuevamente y se sube sobre mí con las esposas en su mano listas para llevarme con él.

—Que gusto me dará matar a un coronel del FBI— le respondo llevando mi mano a su pasamontañas revelando su rostro, se me queda mirando y escucho los pasos que se acercan y por ello lo beso, lo beso para distraerlo y él aunque se aleja me sujeta con fuerza vuelve a besarme y me dejo llevar.

Es grande, corpulento y huele a loción masculina. Sus ojos son verdes y su cabello negro corto. Pero no me concentro en eso, simplemente acomodo la pierna y le pateo la entrepierna, se tira a un lado gimiendo de dolor y tomo las esposas las cuáles ato en sus muñecas.

—Ahora seré la mejor por tener a un coronel que se dejó llevar por los besos de una mujer de la mafia — lo dejo tirado y pienso en como arrastrarlo, estoy sudando y golpeada por la caída.

—Aurora Ferretti, la hija bastarda de Viktor Volkov. ¿Que pasará si tú mundo se entera que no eres una Ferretti? Que no eres más que una perra con mucha suerte.

¿Cómo lo sabe?

—No se de que hablas, coronel.

—Mis fuerzas especiales vienen para acá en este instante y tus hombres te han dejado, un corto reinado para una reina de nada en la Cosa nostra.

Mi pulso se acelera con el ruido de los autos que se acercan y pienso en huir, pero sonrió al ver la camioneta blindada que se acerca a toda velocidad.

—Si mi mundo se entera de eso juro joderte toda la vida hasta que muera, mataré a cada uno de tus familiares y de último te dejaré a tí ya que serás mi postre ante la Bratva y la Cosa nostra.

—Espero tu marido no sea celoso— lo escucho decir y lo dejo ahí tirado, el que sus hombres lo encuentren de esa forma será humillante para un coronel de la alta rama del FBI. Se metió con la mujer equivocada y ahora más que nunca estoy preparada para ser la peor.

Me subo a la camioneta y huyo de allí con mis hombres. Los clanes por debajo de la Cosa Nostra siempre han querido llegar al puesto donde Salvatore llegó gracias a mucha dedicación y una que otra trampa. Yo no puedo dejarme pisotear y mucho menos del FBI.

— Averigüen quien dió mi ubicación, no pudieron llegar por arte de magia sin estar seguro que estuviese ahí.

Pienso en alguien, pero la mente está en blanco.

—Necesito un hacker, el mejor del mundo. Ofrezcan una gran suma de dinero.

—Hay una, señora, se llama Vladimir Vitiello. Un ex agente del FBI que está en prisión por traicionar la rama y sabotear operativos importantes a la mafia por dinero. Está en prisión desde hace cinco años.

—Traiganlo.

—Está en prisión — me recuerda.

—Te oí, derriben el lugar y tráiganlo ante mi y mi esposo.

Ver a Daemon me sube los animos, pero no tanto la mirada que me dedica mientras bajo de la camioneta, él me espera en el avión privado junto con varios de sus hombres, está de brazos cruzados y viste delicioso. Es como un chocolate a punto de ser desenvuelto.

—Amor.

—No me digas nada — habla — estoy enojado — me toma del rostro y me examina. Tengo las rodillas raspadas y me arden, pero no les presto atención.

—Matare a ese mal nacido que se atrevió a tocarte.

Obviamente le tuvieron que haber informado.

—No es nada.

—Lo es si se trata de ti. Ya no eres esa dulce muchacha que conocí hace más de un año.

—Ella no está, ahora soy una mujer. Tu mujer y madre de tus hijos— le beso los labios — eso no cambiará nunca.

—Te amo— me recuerda.

—Te amo— le respondo.









Nota de autora :

Holaaaaaa, disculpen la demora con las actualizaciones. Es que estoy trabajando nuevamente y mi hijo se enfermo las últimas semanas, ha Sido todo estresante para mí.

Gracias por su paciencia y buenos comentarios a la novela.

Un beso

Con amor

Elí

Beautiful Monster Onde histórias criam vida. Descubra agora