15 | Conexión inesperada

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Todo el palacio olía a salmón

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Todo el palacio olía a salmón.

Probablemente las cocineras habían saqueado cada lugar en el reino para conseguir lo que Archie había pedido para el almuerzo. Era curioso, porque era bien sabido que odiaba el salmón.

Pero claro que nadie iba a cuestionar al príncipe.

—¿Alec? —lo llamó, tocando la puerta del baño. Escuchó un suave "pasa" amortiguado por la puerta entre ellos y al entrar se encontró con su novio que ya le sonreía. Archie intentó hacer lo mismo pero sus ojos se fueron inevitablemente al torso desnudo del soldado. Sólo volvió a centrarse cuando lo escuchó reír por lo bajo—Ah...el almuerzo, cielo.

Los nervios se apoderaron de su cuerpo cuando las manos de Alec llegaron a su cintura y tiraron suavemente de él. Iba a besarlo pero levantó brevemente la cabeza, frunciendo un poco el ceño al percibir el olor de la comida. De pronto entendió todo y su rostro se iluminó con una sonrisa.

—Arch...—murmuró, riendo un poco y dejando un beso en su frente—No era necesario que...

—Pero tú dijiste que querías salmón—se justificó el príncipe en un murmullo, levantando un poco el mentón para verlo.

—Pero tú lo odias.

—¿Y?—cuestionó el rubio con suavidad, rodeando su cuello con los brazos, sonriendo—A ti te gusta, eso es lo que me importa.

Tal vez era algo tonto, pero ese pequeño acto lo hizo sentir muy feliz. Y la sensación llenó todo el ambiente cuando el príncipe lo besó de sorpresa.

—Te amo—murmuró aún en sus labios, Alec sonrió—Sólo quiero que tengas todo lo que quieras.

—Pero sol...

—Alec—amenazó, tratando de mantener su expresión seria—No vamos a discutir sólo porque crees que te mimo demasiado, basta.

El castaño sólo pudo reír y dejar un beso corto en su mejilla antes de alejarse para ponerse la camiseta.

Para él era muy tierno lo exagerado que podía volverse Archie al demostrarle su amor. Casi siempre lo dejaba, pero los últimos dos días había sido demasiado, tanto que ahora con simplemente haber mencionado cuánto se le antojaba comer salmón, el príncipe había volteado el reino de cabeza para conseguirlo.

—¿Es lo que tenías en mente?—preguntó cuando terminaron de comer, yendo hasta Alec y aceptando con algo de trabajo que lo sentara en sus piernas.

—Fue incluso mejor, sol, gracias—murmuró, contento—Y en serio, no es necesario que sigas haciendo todas estas cosas por mí.

—Sólo lo hago porque te amo.

—Y yo te amo a ti, Arch—aseguró Alec—Pero no quiero que te desvivas más por mis comentarios sin sentido, por favor.

—Sólo necesito que estés bien—susurró, ahora abrazándolo, Alec correspondió el gesto.

Detrás de la coronaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora