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Pensé en el accidente de mis abuelos que ocurrió hace ya seis meses, seis meses en donde vi como mi vida y todo lo que yo conocía o sabia era tirado brutalmente por la borda

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Pensé en el accidente de mis abuelos que ocurrió hace ya seis meses, seis meses en donde vi como mi vida y todo lo que yo conocía o sabia era tirado brutalmente por la borda.

Mi casa había sido vendida, poco o nada quedaba de dicho lugar que me había visto crecer, el viejo auto rojo que siempre aparcaba con cuidado y espera de un nuevo viaje en la acera delantera ahora solo era un montón de trozos y hojalata. Mis amigos ya no estaban, mis abuelos tampoco, Enzo mucho menos y me cuestiono que tanto de mi aun existía dentro.

En los recuerdos solo quedaba notas de polvo y un pesimismo que se encargaba de borrar cualquier atisbo de felicidad que alguna vez experimente para dejar en su lugar una tristeza tan profunda que incluso la podía oler, la sentía en los huesos y en los constantes dolores de cabeza.

-Señorita, le he traído un vaso de café- hablo la enfermera dejando en mis manos un pequeño vaso de unicel en el cual era fácil de encajar los dedos y dejarlos marcados.

Estaba caliente, el humor que desprendía me despabilaba un poco y despertaba por completo mis sentidos, era desagradable al gusto y parecía de mala calidad, pero agradecí a la enfermera por su obra de caridad.

Acomode el pequeño gorro azul con lana dentro y estire un poco las piernas sobre la silla, me dolían las rodillas por pasar horas en tan incomodo sitio y mi estomago ardía por la falta de alimento, pero traía poco o nada de dinero.

-Si gusta podría irse a su casa y tomar un baño, yo cuido a su familiar- me volvió hablar la enfermera cosa que agradecí.

Honestamente yo misma empezaba a notar el desagradable olor que desprendía mi propio cuerpo, pero me negaba a desprenderme del acompañamiento a mi prima hasta que alguien más llegase.

Me comunique con Enzo para que el vienese a hacerse responsable de su prometida y él dijo que vendría a verla, pero de eso han pasado ya cinco días y en ningún momento se apareció por aquí.

-No ha llegado su pareja- le respondí a la mujer de uniforme blanco, porque ya era tiempo de llamar a Enzo de esa forma.

El ya no era algo de mí, ya no me pertenecía y si bien es cierto que lo había rechazo con anterioridad debía de entender que el no era mío, y yo a él tampoco.

Enzo era la pareja de mi prima, era su prometido, el futuro padre de sus hijos y hasta de cierta forma retorcida, en poco tiempo se convertiría en un familiar lejano.

-Lleva días esperándolo y usted menciono que no se pudo comunicar con los padres de la señorita-

Después del fatídico día de hace seis meses mis tíos me bloquearon de cualquier red social y cerraron todo vinculo que yo pudiese tener con ellos, no había forma de que me comunicara.

-Señorita Emilia, puede volver, pero es necesario que descanse.

Después de un rato acepté y salí del enorme y pulcro edificio, me sentía muy cansada y sucia, la espalda me causaba incomodidad y mi cabeza palpitaba debido a la falta de sueño.

ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ ᴇɴ ʙᴜᴇɴᴏꜱ ᴀɪʀᴇꜱ.//ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ ᴋᴜᴋᴜʀɪᴄᴢᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora