Capitulo 50

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El viento sopla donde quiere, y nosotros sólo podemos seguir su dirección.

"A veces me pregunto si las personas son como los sueños; en los sueños uno reconoce ciertas cosas de las que no es consciente en la vida real."

Milo se despierta con la luz del sol, pero en su pecho hay un nudo, siente el peso de la tristeza, y en su mente, un mundo oscuro. A pesar de la luz que entra por la ventana, el día parece gris y desolado. Desde hace semanas, Milo no puede sacarse de la cabeza a Sylphie. La imagen de su rostro triste y su mirada perdida lo persigue a todas partes, como una sombra que se niega a desaparecer.

Se levanta de la cama con un suspiro, preguntándose qué más puede hacer para ayudar a Sylphie. Ha intentado todo lo que se le ocurre: le ha escrito cartas, le ha llevado flores, ha intentado hacerla reír con sus chistes más tontos. Pero nada parece funcionar. Sylphie sigue perdida en su mundo de sombras, como si no pudiera encontrar la salida.

Milo se siente impotente, como si estuviera parado al borde de un abismo, viendo cómo la persona que ama se aleja cada vez más. Desearía poder entrar en su mente, entender qué es lo que la atormenta, qué es lo que la mantiene despierta por las noches, mirando fijamente al techo como si buscara respuestas en las estrellas. Pero por más que lo intenta, siempre parece estar un paso atrás, siempre parece llegar tarde.

Milo se levanta de la cama con determinación. Hoy iba a hacer algo diferente, algo que esperaba pudiera sacar una sonrisa genuina de los labios de Sylphie. Había decidido prepararle una sorpresa, algo que mostrara lo mucho que se preocupaba por ella, lo mucho que quería verla feliz.

Durante las últimas semanas, había escuchado a Sylphie hablar de un libro que había estado buscando sin éxito. Era una edición especial de su autor favorito, que parecía haber desaparecido de todas las librerías de la ciudad. Milo sabía que encontrar ese libro sería todo un desafío, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para conseguirlo.

Mientras Sylphie estaba en clases, Milo se dedicó a recorrer todas las librerías de la ciudad en busca del libro perdido. Recorrió estantes y estantes, preguntó a los libreros, revisó catálogos en línea, pero no había rastro del libro por ningún lado. Estaba a punto de darse por vencido cuando, finalmente, encontró una pequeña librería en una calle escondida, donde un anciano le dijo que tenía una copia del libro que estaba buscando.

Milo sintió como si le hubieran quitado un peso de encima. Compró el libro con una sonrisa en los labios, sabiendo que había logrado lo imposible por Sylphie. Ahora solo esperaba que su sorpresa fuera suficiente para sacarla de la oscuridad en la que estaba atrapada.

Cuando Sylphie regresó a la habitación del orfanato esa tarde, encontró a Milo esperándola con una sonrisa nerviosa en el rostro. Sin decir una palabra, le tendió el libro envuelto en papel de regalo. Sylphie lo miró con sorpresa, sin entender muy bien qué estaba pasando. Pero cuando abrió el regalo y vio el libro que había estado buscando durante tanto tiempo, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Una mezcla de sorpresa, alegría y gratitud inundaron el rostro de Sylphie al ver el regalo que Milo le había preparado con tanto esmero. Nunca nadie había hecho algo así por ella, solo Milo, quien siempre estaba ahí para hacerla sonreír, para hacerla sentir especial.

Milo la abrazó con ternura, sintiendo cómo la tristeza que había estado pesando en su pecho comenzaba a disiparse. Por fin, había logrado sacar una sonrisa real de los labios de Sylphie, y eso era todo lo que importaba.

Sin embargo, junto con la felicidad, Sylphie sintió un pinchazo de tristeza en el corazón. ¿Cómo podía merecer a alguien como Milo a su lado? Él era tan dulce, tan atento, tan lleno de vida, mientras que ella... ella apenas podía salir adelante día a día, luchando contra sus propios demonios, contra la oscuridad que amenazaba con consumirla por completo.

Aquel lugar donde las lágrimas habitanWhere stories live. Discover now