30. Final

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[ Unas semanas después]

Félix entró en la habitación de la academia, iluminada por la luz de la luna, y se agachó con cuidado sobre la espalda baja de Hyunjin, quien descansaba tranquilamente. Con un pincel en mano, Félix comenzó a pintar meticulosamente sobre los tatuajes que cubrían el cuerpo de Hyunjin. Aunque la herida de Hyunjin estaba mejorando, Félix tenía mucho cuidado de no rozarla ni causarle incomodidad.

Los días habían pasado rápidamente, y Félix pronto dejaría la academia para comenzar su contrato con la empresa de entretenimiento. Mientras aplicaba la pintura, Félix trazó líneas precisas por los brazos de Hyunjin, resaltando el azul oscuro que delineaba las alas de los dragones tatuados. Siempre le había fascinado el arte corporal de Hyunjin, admirando los detalles que recorrían su espalda y abdomen.

—Me gusta la cicatriz —murmuró Félix, delineando suavemente el contorno de la herida que Hyunjin había recibido recientemente.

Hyunjin sonrió y se giró lentamente para quedar frente a Félix, permitiendo que éste quedara sentado sobre sus piernas. —A mí me gustan las tuyas —dijo Hyunjin, acariciando con cuidado los muslos de Félix.

Félix había dejado de usar mallas cuando estaba con Hyunjin, sintiéndose más seguro con él. Sin embargo, aún las usaba en público. —Son tontas. Tenía miedo de lo que podrías pensar de ellas.

—Eres perfecto tal como eres, y lo sabes, ¿verdad? —Hyunjin respondió, acariciando la piel expuesta de Félix—. Dije que no deberías preocuparte por eso, y me aseguré de que no lo hicieras.

Félix asintió, comprendiendo el sentido de las palabras de Hyunjin. Era un recordatorio de que debía cuidar tanto su salud física como mental. Félix sabía que debía hacerlo. Al finalizar su trabajo, Félix se puso de pie y observó su obra maestra. —Perfecto —susurró.

Hyunjin le dedicó una perfecta sonrisa, mientras su mirada recorría todo el cuerpo de Félix, desde los pies hasta el rostro. Esta mirada hacía que Félix sintiera un cosquilleo en la piel.

—¿Quieres bailar? —preguntó Hyunjin mientras se levantaba y rodeaba el delgado cuerpo de Félix con sus brazos.

—¿Crees que nos escuchen? —Félix preguntó, consciente de que el sonido de las zapatillas y del piano podría atraer atención no deseada.

—Estaremos bien.

Félix se puso las zapatillas, y Hyunjin se acomodó en el piano, observando cómo Félix se elevaba sobre sus puntas. Sus movimientos eran impecables, siempre con una gracia innata. Hyunjin tocó las teclas del piano con habilidad, la melodía fluyendo con la misma suavidad que la luz de la luna.

Aunque ambos intentaron concentrarse, era difícil evitar distraerse el uno con el otro. Félix giró sobre sí mismo, haciendo que su camisón se elevara levemente con el aire, mientras Hyunjin lo miraba con orgullo. Sin embargo, Hyunjin sabía que no podría resistir mucho tiempo solo observando.

Hyunjin dejó el piano y se acercó lentamente a Félix, abrazándolo por la espalda mientras enterraba su rostro en el cuello de Félix. Este contacto le recordó a un momento que ambos habían compartido antes. Félix giró para quedar cara a cara con Hyunjin.

—Quería ver cuánto tiempo tardabas solo observando — Félix habló con una sonrisa seductora.

—Eres irresistible y lo sabes.

Félix se rió suavemente y cerró los ojos mientras Hyunjin acariciaba su rostro. —Lix —dijo Hyunjin con voz entrecortada, su mano deslizándose hacia la espalda baja de Félix, sabía que no era el mejor lugar, pero unas inmensa necesidad de adueño de él, quería hacer las cosas bien esta vez — ¿me permitirías ser tu novio?

Sweet Enemy | hyunlix au Where stories live. Discover now