capitulo 12

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Axel


Ahora todo era claro, el camino estaba despejado, ahora podía entenderla mejor o, al menos, saber el tras fondo de sus comportamientos, de sus ojitos triste y sus desmotivadas ganas en varios aspectos. Y lo peor es que, se ve que el dolor la quema a pesar de los años. Era una niñita en aquel entonces, solo quería pasar tiempo con su madre y un mal clima, un par de segundos le arrebataron todo, conllevando a la chica que es ahora; un ser triste que se auto destruye para apagar el dolor.

—¿Que traes hoy? Estas en la luna.—evidencio Jess mientras limpiaba una copas. Me acaricie el puente de la nariz y respire profundo

—Te hare una pregunta, pero debes prometer que no indagaras más allá.—dije. Mi amiga me mostro el meñique y lo beso, era la forma que tenia de jurar que cumpliríamos una promesa.

—¿Por qué las mujeres desean ser delgadas cuando tienen un sinfín de cualidades?.—pregunte. Jess se apoyó sobre sus codos en el mesón y soltó un suspiro

—Son muchos factores, ya sea porque un día te despertaste y no te gusto lo que viste en el espejo, o porque te hicieron un mal chiste sobre tu cuerpo o, porque un idiota se sintió con derecho de decirte que con unos kilos menos te verías mejor. Es una lista larga honestamente…

—Entiendo, pero son consientes de que se hacen daño, ¿no?.

—Algunas si…

—Entiendo…—susurre cabizbajo

—¿Estamos hablando de Sam?.—su pregunta me dejo tieso

—¿Qué? No, ¿Qué dices?.—negué mirándola fijamente. Jess me sonrió, ladeo la cabeza y retomo la limpieza de copas

—Axel…es muy notorio, se cómo se ven esas chicas. En las clases de arte que cursé nos hicieron representar un padecimiento mental y escogí los trastornos alimentarios. Investigue mucho el asunto para poder interpretarlo de la mejor forma. Y puedo decir que Sam esta inmensa en uno, además, cuando fuimos a Burger King ella no comió nada y veía como deseaba hacerlo.—las palabras de Sam me asustaron un poco, porque sonaba preocupante, pero, y si así era, ¿Por qué nadie estaba con ella en esto?.

—¿Se puede curar?.—pregunte

—Lo que sé es que, se puede a aprender a sobrellevarlo.—respondió con expresion tristona.—¿Te gusta verdad?.—pregunto con los ojos bien abiertos

—No responderé a eso.—dije y me bajo de banco para dejarla trabajar

—Axel asume algo en tu maldita vida.—me dijo tirándome un paño de cocina

—Buena tarde.—le desee y me largue del lugar.

Siendo las siete de la tarde, tome mi tabla y me escape al mar unas horas, lo necesitaba. Últimamente mi calidad de sueño ha empeorado y mis pensamientos me están volviendo atormentar por las noches mayormente. Pero era pensamientos o recuerdos que ni siquiera puedo compartir con mi propia madre por más cercanos que seamos, no puedo quitarle la tranquilidad que se trae últimamente, ni recordarle esos malos momentos. Ambos prometimos que en cuanto volviéramos a rehacer nuestras vidas, el paso sería enterrado, y en verdad pensaba cumplirlo. Aunque después de lo que me dijo ese tipo hace unos días en el trabajo de Jess, la paz se había removido n poco en mí. Es desesperante estar en esa delgada línea de querer contra algo con todas tus fuerzas y a la vez, callarlo por el miedo que eso puede llegar a provocar, aunque ese algo te esté carcomiendo por dentro.

Tan cerca, tan lejos Where stories live. Discover now