Lincoln fue de campamento donde a el y sus amigos los separaron con personas diferentes para que conozcan más personas el pensaba que este campamento sería aburrido hasta que algo se estrella al lado de un río sin saber que esa cosa cambiaría su vid...
A medida que pasaban los días, Lincoln guardaba en secreto el extraño hecho de la desaparición de Amy. Aunque quería compartir sus preocupaciones con sus amigos, algo dentro de él le impedía hacerlo. Sentía una mezcla de confusión y ansiedad, preguntándose dónde podría estar Amy y si estaría a salvo.
Mientras tanto, dentro de su Omnitrix, Amy esperaba pacientemente a que Lincoln la invocara. Aunque inicialmente confundida por su situación, pronto descubrió que podía comunicarse con Lincoln a través de una conexión especial que compartían. Decidió esperar dentro del Omnitrix, confiando en que Lincoln eventualmente la llamaría cuando la necesitara.
Sin embargo, mientras tanto, el misterio de la desaparición de Amy pesaba sobre el campamento. Lincoln se esforzaba por mantener una actitud positiva frente a sus amigos, pero la preocupación por Amy seguía presente en su mente.
Una noche, mientras contemplaba las estrellas en el cielo nocturno, Lincoln se encontró reflexionando sobre el paradero de Amy y sobre los extraños eventos que habían ocurrido desde su llegada al campamento. Se preguntaba qué podría haber causado la desaparición de su amiga y qué significaba todo eso para su seguridad.
Decidido a descubrir la verdad, Lincoln se propuso investigar más a fondo, decidido a encontrar respuestas y asegurarse de que Amy estuviera a salvo. Sin saberlo, dentro de su Omnitrix, Amy esperaba ansiosamente su llamado, lista para ayudar a su amigo en cualquier momento que lo necesitara.
Mientras el cielo nocturno se extendía sobre el vasto paisaje del planeta Tierra, una figura alienígena observaba desde lo alto de una colina distante. Con ojos agudos y sensibles, detectó una anomalía en la energía del planeta, una señal que destellaba en la vastedad del espacio.
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El alienígena, cuyo nombre era Xalon, era un explorador intrépido de su propia galaxia. Había viajado a través de innumerables sistemas estelares en busca de conocimiento y aventura. Cuando detectó la extraña energía que emanaba de la Tierra, no pudo resistir la tentación de investigar.
Con un impulso decidido, Xalon activó los propulsores de su nave y se dirigió hacia el planeta azul brillante que se extendía ante él. Mientras se acercaba, escaneaba la superficie en busca de cualquier signo de vida inteligente y de la fuente de la energía misteriosa que había detectado.
A medida que la nave se adentraba en la atmósfera terrestre, Xalon observaba con fascinación el paisaje que se extendía debajo de él. La Tierra era un mundo de una belleza impresionante, pero también estaba lleno de peligros y misterios desconocidos para él.
Mientras se aproximaba al lugar donde la energía era más fuerte, Xalon se preparó para lo desconocido. Sabía que podía encontrar amistad o confrontación en la Tierra, pero estaba dispuesto a arriesgarse por el bien de su misión y de su curiosidad insaciable.
