Mantenerlo en secreto parecía lo mejor para ambos, de esta manera, ninguno de los dos se involucraba demasiado y por ende, ningún corazón saldría herido.
Los dos sabían que tenían que guardar bajo llave su pecado, pues cumplir la penitencia de éste...
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Octubre estaba llegando a su fin.
Las hojas secas de los árboles desprendiéndose y cayendo directamente al suelo, simbolizaban el avance del tiempo y lo rápido que este puede pasar. Otoño era mi época favorita cuando se trataba de Edimburgo a pesar de que no era muy fan su clima; adoraba ver las calles pintadas de tonos cafés y amarillos, los preparativos para Halloween, las calabazas con ojos y sonrisas talladas adornando la mayoría de los establecimientos, los niños entusiasmados por la recolección de dulces, las tazas de chocolate caliente y malvaviscos... incluso los atardeceres parecían aún más especiales en esta temporada.
Había algo en este ambiente que me hacía sentir un tanto nostálgica.
La cafetería de la Casa Hogar está inundada del olor a chocolate y sintiéndome entusiasmada en este instante, me dirijo a la barra para pedir una buena taza de la bebida caliente. El primer trago sabe a gloria y cargando con la satisfacción que me genera, camino hasta la mesa que ahora ocupan Grace y Christine.
— ¡Hola! — saludo con una sonrisa — ¿Puedo sentarme?
— ¡Claro! — Christine me invita señalando una silla libre
— ¡Lena! ¡Cuánto tiempo sin verte! — Grace bromea tomando en cuenta que la última vez que nos vimos fue la noche pasada
— Lo sé, se siente como una eternidad — sigo su juego riendo
— ¡Es cierto! ¿cómo les fue en su viaje?
— ¡Oh! ¡fue maravilloso! — Grace suspira y cierra los ojos
— Se enamoró — le informo a Christine — Nuestra querida amiga cayó profundamente en los brazos de un hombre y se enamoró
— Christine, lo hubieras visto. Alto, cabello oscuro, ojos de ensueño y sin duda un caballero — canturrea Grace
— Se refiere al amigo de Niall
— ¡Oh! ¡ya veo! — ríe la tercera — Entonces ¿podrías considerarlo un escape romántico?
— ¡Lo fue! Yo lo sé... aunque tal vez él no — titubea y río
— Permíteme corregirte, el hombre te miraba fascinado — intervengo y ahora vuelvo a dirigirme a Christine — Nos botaron, Niall y yo quedamos a un lado desde el primer instante — me quejo mientras que Grace ríe como una adolescente enamorada que acaba de hacer una travesura — Ellos se fueron a conocer el pueblo y nosotros, bueno, nos embriagamos con whiskey en un bar que estaba en la zona ¡salud por eso! — las tres reímos
— Pero aun así, lo disfrutaste ¿no?
— Lo hice, solo bromeo para molestar a Grace. Fue un viaje pequeño pero sin lugar a dudas lo requería — sonrío — Por cierto, pensé que te unirías
