Se escuchan murmullos; gritos de ayuda. Mi vista al cielo, observo, un hermoso cielo, una mezcla de colores que se unifican... Pronto todo se volvió oscuro, y al despertar... ya no estaba en mi mundo. Pronto descubrí dónde estaba, un mundo nuevo, de...
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Capítulo 39 — Te Perdono —
Otra vez —dijo Futarou. Itsuki avergonzada volvió a decir.
Q-quiero dejar el club —dijo Itsuki. Futarou niega con la cabeza.
No, sigue sin ser perfecto —dijo Futarou. Itsuki frunció el ceño. Grito desesperada a Futarou.
¡Ya me canse! Ya no quiero hacer nada —dijo Itsuki. Futarou levanto el pulgar.
¡Eso es! Sonaste igual de tonta que ella —dijo Futarou. Itsuki lo golpeó en el estómago lo que arrodilló a Futarou al suelo sosteniendo su estómago.
Agh ¿Por qué el golpe? —pregunta Futarou. Ella le responde furiosa.
Te recuerdo que es mi hermana. Vámonos —dijo Itsuki caminando detrás del club de atletismo. Futarou se levanta del suelo y la sigue.
Oye, ¿Al menos sabes cuál era mi plan? —le cuestiona Futarou. Itsuki se detuvo con el rostro confundido. Volteo a ver a Futarou nerviosa.
¿C-cual era el plan? —pregunta Itsuki. Futarou suspira, él le responde:
Mi plan es este; haremos que Yotsuba se separe de las del club y, cuando ella se haya ido, tu irás con cara de como si nada hubiera pasado y presentarás tu renuncia. ¿Qué tal? —dijo Futarou. Sin embargo, Itsuki aún estaba confundida ante el plan de Futarou.
Todo bien, pero ¿Cómo harás que Yotsuba se separe de ellas? —cuestiono Itsuki y Futarou responde:
Ya lo verás —dijo Futarou. Tomo aire y grito con fuerza y voz aguda casi femenina.
¡Un pervertido! ¡Me atacó un pervertido! —grito Futarou. El chico corrió sin mirar atrás o despedirse de Itsuki, por mientras, la chica le miro marcharse. Del otro lado, las del club de atletismo miraron a Futarou correr por las escaleras del puente peatonal.
¿Ese es el pervertido? —se pregunto una de las chicas. Yotsuba miro al pervertido a lo lejos y corrió hacia él.
¡Algo ahí pervertido! —dijo Yotsuba corriendo detrás de Futarou. El resto del club de atletismo miraron a Yotsuba irse.
¡Yotsuba! —grito la capitana, pero ya era tarde pues Yotsuba se había ido. Pasaron alrededor de cinco minutos y, cuando menos lo esperaban, Itsuki apareció frente a ellas vistiendo las mismas prendas de ropa de Yotsuba como también el mismo listón verde atado a su cabeza. Itsuki se agacho aparentemente cansada y dando suspiros agotados. Miro a la capitana y dijo:
