parte 5

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Era el día más soleado que habíamos tenido en todo el año. Ese cálido día de primavera hizo que los parques se llenaran de gente tomando el sol.

Yo por mi parte quedé con Ruslana y con nuestra compañera de equipo, Alexia, que no dejaba de hablar de sus problemas con las chicas con las que salía. Tenía el gusto en el culo, pero yo era buena amiga y la escuchaba.

"¿Te puedes creer que ni siquiera me llamó después?", dijo la rubia mientras me pasaba la pelota con el pie derecho.

"Suele pasar", respondí en voz baja y recibí el balón.

"Por favor, Chiara", se burló. "Eres la típica que nunca llama después de un polvo."

"Yo siempre llamo", me defendí.

"Sí, claro. 'Yo siempre llamo", intentó burlarse de mí y me miró de una manera extraña. Rodé los ojos.

"¿Cuántas niñas de primero de carrera se habrán pillado de ti y luego ni siquiera las has llamado?", cuestionó Ruslana sabiendo la respuesta. Dejé caer la pelota y traté de pensar al menos en alguna persona con la que haya mantenido contacto.

"Exacto.", Alexia rió y negó con la cabeza.

"¡Llamé a Nicole!", me acordé con orgullo antes de pasarles la pelota.

"La llamaste borracha, no cuenta", espetó Ruslana, y me reí un poco.

"Eso es verdad", admití. "Pero valió la pena", agregué y la vi rodar los ojos.

"Pero espera, tengo curiosidad. ¿Quién no te llamó?", dijo Alexia.

"Esa es una historia de la que no quiero hablar ahora", suspiré, porque el simple recuerdo de lo que había ocurrido hacia más de tres años todavía me causaba cierta confusión interna.

"Hostia, que te pillaste de verdad", Alexia parecía sorprendida. "¿Ella es la razón por la que tienes problemas de compromiso?".

"Escucha, señorita psicóloga", solté, "No me pillé, ¿vale? Estoy muy contenta con el transcurso de las cosas y no necesito de una relación para sentirme completa."

"¿No quieres tener a alguien a quien abrazar por la noche o ver películas de terror y hacer ese tipo de cosas?", dijo Ruslana.

"¿Para qué? ¿Para que puedan luego salir corriendo y dejarme con el corazón y el ego roto? No gracias. Madre mía tías, que tengo 23 años. No me hace falta estar en una relación. Las chicas que están conmigo saben que no quiero nada serio. Me gusta pasar un buen rato y ya."

"Joder... realmente te pillaste", reiteró Alexia antes de que le lanzara la pelota, golpeándola en el muslo.

"¡Ay!", se quejó.

"Vete a la mierda", no pude evitar sonreír ligeramente mientras ella caminaba hacia mí con los brazos abiertos. "Aléjate de mí."

"Ven aquí, amargada", habló con dulzura para molestarme aún más. "Sé que necesitas un poco de amor."

"No necesito amor, estoy bien", la miré, pero ella me abrazó igualmente, haciéndome reír, aunque no quería.

"Me encantaría saber más sobre esta misteriosa chica que te partió el corazón", Alexia se echó para atrás y habló de forma dramática. "Pero tengo que irme. A diferencia de ti, yo no he renunciado a la idea del verdadero amor y tal vez mi cita de esta noche sea el amor de mi vida."

"¡No me partió el corazón!", grité mientra se alejaban Ruslana y Alexia con la pelota. No respondieron, sino simplemente hicieron un gesto sin darse la vuelta. Normalmente se volvían a casa juntas porque vivían cerca.

Más que un Juego | KiviWhere stories live. Discover now