(4) ✲ EL LÍDER ✲

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Nunca podrás escapar.

Bajo la mirada y veo mis manos llenas de sangre, debajo de mí está Heiner muerto, su rostro golpeado. Y alzo la mirada para ver a Mila en los brazos de Rhett.

—Sí puedes ganar —susurra ella—. Sí puedes escapar.

La veo sonreír a través de las lágrimas que se forman en mis ojos.

—Lo siento —murmuro con una voz rota—. Lo siento tanto.

—No fue tu culpa, Leigh —dice con suavidad y empiezo a sollozar.

Y entonces, siento brazos cálidos envolverme desde atrás. Esa voz profunda y decidida roza mi oído.

—Estarás bien, mojigata —promete Heist detrás de mí mientras me sostiene como si yo fuera lo más preciado para él.

Me desperté llorando y cubriéndome la cara para ahogar mis sollozos porque estos sueños eran peores que las pesadillas. Soñar con la gentileza y la amabilidad de Mila me hacía extrañarla y desear que las cosas fueran diferentes, que ella estuviera viva, que lo que pasó esa noche pudiera revertirse y que pudiéramos empezar de nuevo. Quizás, debimos quedarnos tranquilos y esperar ser rescatados, no intentar vencer a Heiner. Y que los Stein y mi padre nos encontraran al día siguiente solo escocía lo que pudo ser, si esa noche no hubiéramos decidido atacar, quizás...

Mila... Fleur Dupont estuviera viva.

No puedes saber eso, Leigh, me había cuestionado mi terapeuta, vivir de lo que pudo ser no le hace bien a nadie.

Y luego estaban los sueños con Heist... esos donde me abrazaba y me hacía sentir segura me destrozaban el corazón cuando despertaba y sentía el frío en mi cama.

Me senté y me limpié las lágrimas, y aunque mi nariz estaba congestionada, pude percibir el olor a chocolate caliente. Emergí de mi habitación y encontré a Mary revolviendo el chocolate caliente en una olla sobre la estufa.

—Despertaste —dijo dándome una sonrisa que se le borró cuando vio mi rostro—. Sé que odias la pregunta, pero ¿estás bien?

Me senté frente al mesón, recogiendo mi cabello desordenado en un moño.

—Estaré mejor con un poco de chocolate —Ella asintió, me sirvió una taza y me la pasó—. Gracias.

Me quedé viendo el chocolate y recordé esa noche... en casa de los Stein cuando Heist me ofreció chocolate caliente.

Levanté la taza a mis labios y tomé un sorbo, un dolor punzante cruzó mi labio inferior, haciéndome apartar lataza y gemir en dolor. En cuestión de segundos, Heist había rodeado el mesón, y estaba frente a , alarmado.

¿Qué pasó? ¿Te quemaste?

Le eché un vistazo al borde de la taza, notando que estaba astillada, una gota de sangre sobre ella. Me habíacortado el labio. Heist me quitó la taza y la puso sobre la mesa.

Lo siento, no vi que estaba astillada, debí encender todas las luces. —Él lucía genuinamente arrepentido—. Déjame ver.

Leigh (Darks #3)Where stories live. Discover now