Parte cuatro

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Las personas nacen con cierta timidez, dependiendo de como nos crían, el ambiente donde crecemos, nuestra personalidad se va desarrollando,  estamos separados por "extrovertidos" e "introvertidos", en algunos casos se los llama "ambivertidos".

Los introvertidos por lo general, nunca opinan, hablan o socializan, los extrovertidos, son todo lo contrario, pero, ¿Qué pasaría si detrás de esas sonrisas tan confiadas, sigue estando aquel niño tímido?  

—¡Adam!, tienes un paciente nuevo, estarás a cargo de el por un tiempo. 

El silencio reino inmediatamente en la sala, la enfermera miró a su compañero, completamente confundida al no recibir ninguna respuesta.

—¿Adam?

—¡Ah, lo siento!, me distraje por un momento, iré con el paciente. 

El enfermero caminó hasta la última habitación de la sala, golpeó levemente para poder ingresar en está y miró a aquel chico, le pondría unos 20 años, se acercó despacio para no asustarlo y le sonrió cálidamente.

—Mucho gusto, David, soy tu enfermero a cargo, me llamo Adam,  es un gusto conocerte, espero te sientas cómodo estando aquí. 

El silencio incómodo fue bastante obvio por algunos segundos, hasta que el paciente abrió levemente sus labios, luego cerro su boca otra ves y decidió asentir.

Adam salió de la habitación, caminó un par de pasos y se encontró con la mirada del psiquíatra, casi en seguida su ceño se frunció. 

—No me mires así, dime buenos días en que sea.

Tony río levemente ante su propia broma, para después soltar un suspiro.

—Sigue con tu tratamiento, el cuál abandonaste hace 5 años.

—No soy un niño, Tony, te he dicho, estoy completamente bien, ¿Por qué no lo estaría?

—Entonces, ¿Por qué estás enojandote?

—¿Eh?...

—Tu trastorno está regresando y sino lo tratas a tiempo...tú sabes lo que pasará.

—Cállate y déjame trabajar.

Siguió su camino, empujando el hombro de Tony para poder seguir caminando con tranquilidad o eso esperaba, aunque tuviera razón, el estaba completamente bien.

Los siguientes días fueron más incómodos, mientras el intentaba encargarse se sus pacientes, el psiquiatra lo acosaba de ves en cuando, insistiendo en su tratamiento.

—Déjame en paz, Tony, estoy bien, no he tenido problemas en 5 años, ¿Por qué los tendría ahora?

—Nunca sabes como puede funcionar tu mente, es tan extraño.

Un suspiro se escuchó en la oficina del psiquiatra, el entendía la preocupación pero comenzaba a molestarse por eso, estaba enojado, mucho más de lo que siempre estaba, ¿Qué le estaba pasando ahora?

—Está bien, dejaré de insistir, pero sino estás bien, dímelo, ¿Sí?

—Cómo sea.

Su cabeza comenzaba a molestarlo, el dolor empeoraba cada ves que se enojaba demasiado y estaba demasiado tenso para sentirse tranquilo.

Salió del hospital, eran cerca de las cuatro de la madrugada, se sentía cansado, mañana era su día libre y después fin de semana, se escuchaba tan bien poder dormir.

Abrió la puerta para entrar en su departamento, su gato dormía con tranquilidad y eso le alegraba.

Se recostó en la cama para cerrar levemente los ojos y quedarse dormido por completo, su cuerpo ya ni siquiera se movía. A lo que parecía ser el día siguiente su celular comenzó a sonar y sonar, estaba aturdiendolo demasiado, lo agarró para atender la llamada y soltó un suspiro.

Escapar del vacío inexistenteWhere stories live. Discover now