𝔉𝔦𝔫𝔞𝔩

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Felix buscó las llaves de la casa de Jisung pero no las encontraba.

Parecía que la vida estaba en contra suyo, pues había dejado las llaves en el auto.

Pero no se iba a devolver, no en este momento, así que poco le importó los cristales en el suelo y todo lo que se lastimó por entrar por la ventana recién rota.

Eso fue lo que le importó lo que la policía le dijo que no entrara a la casa por seguridad.

Corrió hacía la cocina y sacó rápidamente pero silenciosamente un cuchillo para defender a su amigo y a sí mismo.

Subió las escaleras mientras escuchaba al hombre romper cualquier cosa que se ponía en su camino.

Diría que Minho estaba loco, pero siempre lo estuvo.

Las sirenas de la policía empezaron a sonar y cada vez se hacía más cerca el ruido.

Minho volteó hacia atrás de él, descubriendo al chico que intentaba salvar a su amigo.

Felix era más pequeño que el psicópata y era menos fuerte. Minho lo único que pudo hacer fue reírse.

—¿Vas de héroe en todas las historias? He recibido un golpe con cuchillo hasta del amor de mi vida Jisung, ¿crees que el tuyo me hará daño? Si el de Jisung me hizo cosquillas, el tuyo nisiquiera lo voy a sentir. —Minho se burló.

Se acercó hacía Felix y lo paralizó contra la pared, susurrándole al oído: —Yo nunca me voy sin ganar, ¿o acaso la última vez perdí? Porque yo que recuerde, escapé de las manos de los policías y mi hermano me curó las heridas.

Y cuando estaba apunto de pegarle a Felix, recibió él el golpe en su cabeza, haciéndolo caer por las escaleras.

Los policías entraron a la casa y llegaron rápidamente a la escena.

Felix abrazó fuertemente a Jisung mientras empezaban a llorar.

Por fin había terminado, ¿no es así?

Con sus ojos estaban admirando el cómo el que le hizo la vida imposible a Jisung estaba siendo arrestado.

Habían sido salvados, ya podían ser libres.

Jeongin entró por la puerta y fue corriendo hacía sus dos amigos.

—¡Jisung, Felix! ¡¿Están bien?!

Los dos se miraron y sonrieron. Claro que lo estaban.

Salieron de la casa aún viendo cómo Minho se dirigía al auto de los policías.

Se sentían libres, con un peso menos sobre ellos.

Pero no contaban con que, apenas Minho iba a subir al auto, una bala le atravesara la cabeza, haciéndolo caer al suelo con los policías alarmados al lado de él.

Y en uno de los tantos edificios del lugar. Se podía apreciar a un chico joven con un francotirador.

Unos años de cárcel no iban a ser suficientes para un psicópata como Minho.

Porque si su hermano no aprendía por las buenas, tendría que hacerlo por las malas.

Fin.

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crazy over you. | minsung ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora