Capítulo uno

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Esperanzada a que no fuera uno más de mis queridísimos compañeros de Universidad entré a su perfil, dejando a un lado el texto que había llegado de parte de Chema. Al parecer el individuo provenía de Argentina y ninguna idea se aparecía en mi mente de cómo había llegado a ser mi contacto en la red social. Minutos después de curiosear en el perfil del susodicho me pase un rato por wha a ver para que puta mierda me necesitaba esta vez Chema.
Chema, mi mejor amigo desde la secundaria, alto con cabello rizado-castaño claro y tez blanca como la nieve, la silueta de sus cejas bien formadas, ojos grandes azules que si lo ves precisamente creerías que esconde algo en lo más profundo de su ser pero cuando lo conoces muy bien sabes que es su forma de actuar ante personas desconocidas para él, labios finos y con barbilla partida. Él es parte del grupo de Ciencias en la Universidad de California en la cuál ambos estudiamos y nos preparamos para salir adelante y tener un gran futuro.
Vivimos juntos con su novia Zoe, típica chica que es integrante de la fraternidad de chicas Cappa en la Universidad, alta —pero no más que yo— cabello lacio-rubio y tez blanca, ojos pequeños con un extraño color entre azul y verde —diría que turquesa— nariz perfecta debido a la cirugía que le practicaron; labios voluptuosos y obviamente para ser popular su cuerpo debe ser 90-60-90. En estos dos años no le hallaba lógica del porqué pertenecer a una patética fraternidad; sólo son fiestas, alcohol, sexo y pura basura. Lo único que quiero es seguir los pasos de mi madre, que aunque es madre soltera con mucho orgullo y dedicación pudo sacarme adelante sin ningún hombre que según son los de los huevos en una familia.
Ahora soy yo la que tengo que seguir adelante sin que ningún idiota se meta entre mis bragas. Ya dos años de estudios en la Universidad y solo tengo a mi lado a Chema y a Denisha.
Denisha, mi única amiga después de Chema y no necesito a nadie más a mi lado.
Chema:
—Has de pasar por el supermercado luego que salgas de tu curso de repostería, no tenemos nada en la nevera. — A cómo dije, solo para mierdas me hablaba por textos.
—¿A caso no puede ir tu novia a buscar provisiones por ti?—Contesté.
La queridísima Zoe nunca puede hacer absolutamente nada en casa. Eso es patético, si vive allí obviamente tiene que ayudar, pero no, mi ingenioso mejor amigo hace todo por ella. Aveces me pregunto qué rayos le vio Chema a Zoe para pedirle que fuera su novia, oh si, cara bonita, tetas y culo.
Chema:
—Ella no puede, tiene que ir al gym y yo tengo Cálculo I. Así que te toca ir a ti para que sigamos viviendo.—No respondí, iría por unas cuantas cajas de cereal, frutas, galletas, arroz, aceite, carne y mis favoritas pastas. Hacía alrededor de unas semanas que no me preparaba unos deliciosos platos de lasaña.
Luego de ir a clase de repostería y pasar por el supermercado fui directo a casa. Me prepare un plato de lasaña para cenar, terminé el ensayo de Historia que me habían dejado de tarea. Sonó el timbre, esperanzada a que Zoe no hubiese dejado las llaves de nuevo, me levanté y fui directo a ver quién era digno de joder. Volvió a sonar, corrí desde mi recámara para abrir la puerta principal.
—Si eres tú de nuevo jodiéndome la vida porque no llevas tus llaves verás que ésta es la última vez que te abro.—Dije mientras abría la puerta.
—Disculpa, no creo que yo sea la persona que estabas esperando.—Respondió una voz nada usual para mí.
—Eh, ¿quién eres tú?—Vi de pies a cabeza al chico que estaba de pie en frente mío.
Alto, vestía unas botas café con unos vaqueros gastados, camiseta color gris y encima una chaqueta Levi's estilo motociclista; delgados labios y sus ojos color marrón resaltaban junto a su cabello alborotado debido al viento.
—Soy Tyler, amigo de Chema.—Dijo queriendo ver hacia dentro del apartamento por encima de mí.
—Hey, no tienes que curiosear no hay nadie dentro más que yo.—Le dije.
—Pensé que tal vez estoy interrumpiendo tu noche y por eso no estás de humor.—Dijo con una sonrisa sarcástica, la cual resaltaba sus hoyuelos.
—Pensaste mal idiota.—Respondí cerrando la puerta en su cara.
—Hey, dije que soy amigo de Chema déjame pasar.—Detuvo la puerta antes que cerrara por completo.
—¿Y a mí qué? Espera a Chema allí en las gradas ó ven a buscarlo mañana.—Traté de cerrar la puerta con todas las fuerzas que tenía.
—Esa no es la manera de recibir a los invitados preciosa.—Dijo tratando de abrir la puerta a su favor.
—¿Qué invitados? Tú para mí eres un completo desconocido. Qué estupideces dices.—Esta vez sí logré cerrar la puerta en su cara ¡Boom, toma eso Tyler!
Regresé a mi recámara, tomé mi ropa interior, un short y una camisa de tirantes dirigiéndome a tomar una ducha para despejar mi mente y de ese modo poder dormir.
Cerré la llave, me cambié y me apliqué un poco de crema en la piel y para mi sorpresa escuché la voz de Chema y la de ese chico por el pasillo.
—Y esa chica es súper rara, ni siquiera me dejó entrar al apartamento.—Dijo el pesado de Tyler.
—Ella es así, te dije que vinieras a eso de las 8 porque yo ya estaría acá y no ibas a tener que pasar 45 minutos en las gradas.—Respondió Chema entre risas.
—Sí, pero por lo menos debería de tener buenos modales, es una pesada.—Dijo en cuanto yo abría la puerta y me los topaba en el pasillo.
—Pues el pesado eres tú, ¿cómo crees que te voy a dejar pasar si eres un desconocido?.—Respondí caminando hacia mi cuarto.
—Te dije que soy amigo de Chema.—Dijo antes de entrar al cuarto de Chema.
—Y yo soy su mejor amiga. Buenas noches.—Hablé enojada cerrando de un portazo.
Y así acabó mi noche, con el patético de Tyler.

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