Capítulo único

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—Estás loco... —suspiró Lumine.

—Tal vez, pero no podía dejarte ir, Girlie —reveló, rozando amoroso su mejilla.

Lumine se sonrojó al tacto, pero se apartó vacilante, vaticinando el final de esa conversación.

—No lo hagas más difícil, por favor, Ajax —dijo la rubia, aparentando una fortaleza interna tan frágil como el cristal.

—Te amo —confesó, firme, secuestrando las tenues manos de ella en una súplica —, no puedo imaginar una vida sin ti a mi lado.

Lumine se ruborizó, estupefacta, su corazón latía como si quisiera salirse de su pecho.

—Entiendo muy bien el por qué no quisiste despedirte de mí —admitió Ajax—, pero repito, no puedo permitir que me abandones.

—Ajax...

La vorágine de pensamientos conflictivos en la mente de Lumine eran descomunales para soportarlo, las lágrimas de sus hermosos ojos ambarinos no tardaron en rezumar cual catarata en su cara.

¿Por qué tenía que terminar así? Ya era una odisea alejarse de Teyvat sin despedirse de los amigos que hizo en su viaje, porque era consciente de que era lo mejor para ellos. Desde la perspectiva longeva e inmortal de Lumine y Aether, las vidas humanas eran tan ínfimas en comparación, e incluso la cantidad de años que alardeaban las bestias iluminadas como los Adeptus de Liyue o los Yōkais de Inazuma, palidecían ante ambos de todas maneras.

La cruel realidad de su existencia nómada como viajeros incansables, les había enseñado a los gemelos, con punzante dolor, a no forjar lazos profundos con ningún ser en los mundos que visitaban. Pues, por más que anhelasen cultivar esos vínculos, al final todos perecerían ante ellos, convirtiéndose en meras efímeras presencias que los abandonarían demasiado pronto. La agonía de perder a aquellos seres queridos una y otra vez, era un tormento lacerante que desgarraba sus almas sempiternas.

De ahí que solamente podían contar con el otro, el tan llamado «hogar» era cualquier lugar siempre y cuando estuvieran unidos. Nunca se esperaron ser separados y Lumine, quizás por la soledad ominosa, no solo incumplió el tan importante pacto entre los dos, sino que fue más allá y permitió que el undécimo ex heraldo, se colora en su corazón.

Aún recuerda tan vívido el momento de su primera vez:

La habitación estaba bañada por la luz tenue de las velas culpa de un apagón imprevisto, creando un ambiente íntimo y acogedor. Lumine se sentó junto a Ajax en la cama, contemplando su rostro con una mezcla de preocupación y ternura mientras retiraba sus vendajes. Sus dedos rozaban con sutileza la superficie de piel, enviando esporádicas descargas eléctricas a sus organismos.

De súbito, Ajax atrapó su mano, entrelazando sus dedos con los de ella. La miró a directo a los ojos, esos pozos ámbar que tanto lo cautivaban. En plena mudez, acercó su cara al de ella con una calma tortuosa, hasta que sus espiraciones se mezclaron; Lumine contuvo el aliento un instante, previo a ceder ante ese tirón magnético. Sus labios se encontraron en un beso lánguido y apasionado, bebiendo el uno del otro con ansías mal contenidas. Las manos de Ajax exploraron su espalda con reverencia, memorizando cada curva, y Lumine se perdió en la calidez de su toque dócil, olvidando todo excepto el latir de sus corazones que, al unísono, retumbaban en sus oídos cual golpe de tambor.

Sin embargo, el sentido común la hizo apartarse con brusquedad, por su lado, Ajax, lejos de sentirse molesto o decepcionado, observó a Lumine con una mezcla de añoranza y vulnerabilidad, como si estuviera contemplando un sueño hecho realidad.

Ella desvió la mirada, incómoda ante la intensidad de su escrutinio.

—Ajax... —susurró Lumine, su voz apenas era un hilo—, no podemos...

Like a Shooting Star『Chilumi』Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt