I. Primer beso (Mosta x Toni)

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Resumen: Es muy tarde en Marbella, y Toni decide hacer una llamada como acostumbra.

Tags: Mosta es Intersex que usa pronombres femeninos.

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Es tarde. Casi madrugada en la ruidosa ciudad de Marbella. 

A esa hora sólo el crimen anda en las calles buscando cómo sobrevivir. Aunque se supone era una ciudad tranquila, la verdad es que poco a poco se cimentan las bases para operaciones enormes que afectarían a toda la ciudad.

La temperatura a esa hora cala los huesos, lo que sólo hace que la soledad de Toni Gambino se sienta más profunda y un poco poética.

Romantizar su soledad, eso es él. Así se sobrevive en una familia mafiosa italiana, sobre todo cuando tu persona más cercana no está ahora contigo, su hermano.

Y es en esos momentos de soledad donde recuerda a su familia allá en Italia que termina marcando a aquel número de Taxi. A una persona que conoció por error mientras escapaba de una redada con la policía y le salvó, llevándolo a una tienda a cambiarse de ropa para escapar.

Y eso que lo encontró sin ropa en medio de la carretera.

Toni espera, una, dos, tres veces en la llamada, con los pitidos de espera más largos hasta que escucha su voz al otro lado de la línea. 

—¿Diga? 

—Hola… 

—¿Qué pasa? No me digas que de nuevo estás desnudo en una calle sin dinero —escucha ese tono de voz acaramelado y extraño, sacado de alguna novela antigua y cuyo papel era el de una mujer adinerada y probablemente malvada.

O una Drag Queen versión española. 

Toni no sabe con exactitud, no sabe de ese mundo y no sabe por qué aunque no pensó que ella sería su tipo, le encanta escuchar ese tono de voz fingido y femenino en exceso.

Y en momentos de soledad, ella realmente llena ese espacio con su presencia.

—¡No! —Toni debe corregirse y siente el frío en su cuello. —Yo… Estoy solo, eso es todo.

Escucha la risa del otro lado, suave, hace cosquillas en su oído y le hace sonreír. 

—Iré a donde sea que estés.

Toni agradece a Dios, incluso sostiene la pequeña cruz de metal que cuelga de su cuello y le envía su ubicación. Es probable que no merezca estos momentos tan calmados y emocionantes de conocer un poco más a una persona.

Alguien que por primera vez no está relacionado con la mafia o la policía o el crimen, sólo una persona que trabaja en un taxi y se queja de que subió el precio de la renta.

Algo tan normal.

No tardó demasiado en ver el taxi que una vez le salvó la vida. Y luego la figura de su tan esperada visita caminaba lentamente hasta quedar frente a él.

—Hola cariño, ¿Qué haces en un mirador donde los adolescentes vienen a tener sexo? —Hay burla en cada una de sus palabras y Toni se ríe nervioso. Se ve extraña esta citación.

—Es silencioso...

—¿Sólo y en silencio? —La otra persona deja caer su cuerpo en la barandilla que da al barranco y mira las luces de la bella ciudad de Marbella. —Suena a muchos problemas.

—No quiero hablar de eso.—Toni mira en la misma dirección. Suspira profundamente y luego le extiende un cigarro. —Tú que tal, Mos.

Mosta Chote, al menos así se presentó. Toni sospecha que ese nombre es sólo para esconder su verdadera identidad pero decide no preguntar, pues “Mos” cómo le dice de cariño, tampoco le hace preguntar personales. 

—De la mierda, cielo. —Mosta acepta el cigarro y deja que Toni encienda la mecha para fumar un poco. —, trabajo y deudas, ojalá un esposo millonario que me mantenga, ay.

Toni se le queda mirando sorprendido, la luz del cigarro es pequeña pero lo justa para notar pequeños rastros de lágrimas en su maquillaje. Aún así, se ve preciosa.

—Ojalá tengas suerte… —Toni se ríe, extiende su mano y recibe el cigarro de parte de Mos y toma una larga calada al mismo hasta sentir sus pulmones llenos de toxinas.

—No quiero suerte Toni, quiero dinero… —se queja hasta bajar la voz. Estira su cuerpo y se abraza a sí misma al sentir el frío del clima. 

Toni guarda silencio, largos segundos mientras juega con el cigarro entre sus manos hasta abrir nuevamente los labios.

—Cuánto…

—¿Huh?

—Cuánto dinero necesitas. 

Mosta gira su rostro con sorpresa, se queda en silencio antes de comprender la pregunta.

—Solo unos cuantos dólares, para la renta de este mes— susurra, una bella sonrisa adorna sus labios y se inclina hacia Toni con un tono sugerente. —¿Quieres ser mi esposo millonario Toni Gambino?

Toni guarda silencio. 

Hay algo dentro suyo que quiere decir que sí, pero no es lo correcto, tampoco es una buena idea, y no deberían cruzar esa línea que han marcado en su amistad.

—Sólo quiero ayudar a una compañera de cigarro—Toni se encoge de hombros restándole importancia, le da una última calada a su cigarro antes de ofrecerlo de nuevo a Mosta.

Espera a que le diga un monto, probablemente le de un extra para que coma bien y pueda divertirse, la última venta de pirulas fue muy buena a pesar de la policía. 

Pero nadie toma el cigarro, no hay respuesta del monto.

Siente las cálidas manos de Mosta tomar sus mejillas con cariño, al menos eso quiere pensar, y luego su rostro ser dirigido hacia el contrario. Le ve las pestañas encrespadas y negras, un delineado perfectamente cuidado y los ojos cerrados en anticipo a lo que sólo pudo creer una vez pasó.

Los labios de Mosta, junto al labial que se pega en los suyos y un corto y suave movimiento termina por sellar lo que sólo había imaginado después de drogarse. 

Son sólo unos segundos que Toni desearía fueran eternos, saborea el labial y el tabaco una última vez en un corto contacto hasta que Mosta le deja libre.

Y la soledad pega más fuerte una vez sabe cómo se siente un beso suyo.

—Serían sólo 200 dólares —Mosta le quita el cigarro de la mano para darle una calada y apagarlo en el suelo. —, te lo pagaré, lo juro.

—No hacía falta —Quiere sonar molesto pero sus mejillas arden. Gracias señor en lo alto de los cielos que la luz es tan pobre que ella no puede ver su rostro. —Tampoco quiero que me lo devuelvas, sólo tómalo.

Toni mira a la ciudad, iluminada, con el calor en sus mejillas y ya sin su maldito cigarro. Y lo siguiente que siente es un beso en la mejilla dejando de nuevo rastros del labial en su piel antes de sentir el peso del cuerpo de Mosta sobre su brazo.

—Thank You! —canta, se ríe y toma con más fuerza el brazo de Toni en busca de calor, ignorante de que ese es el primer beso de Toni Gambino en tantos malditos años. 

Toni cierra los ojos, comienza a escuchar como Mosta le cuenta su día, como siempre que se juntan, como si no se hubieran besado por primera vez, como si fuera un mero trámite para ella.

Tal vez este beso sea la primera señal de que aquella línea que marcaron se puede borrar.

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Espero les haya gustado˜

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