el misterio del nombre segunda parte

26 1 0
                                    

Al día siguiente de haber llegado el grupo, la feria está animada y el joven decide dar un paseo para comprar algunas cosas. Pero en la oscuridad de un callejón hay una figura de aspecto sospechoso, con una capucha que le tapa el rostro, está al acecho, del primer descuidado, para así poder robarle sus monedas; vigila como un halcón esperando lanzarse sobre su presa, pero es paciente e inalterable como un árbol. pese a su paciencia aún no ve un blanco ideal. cuando de pronto logra ver a la distancia, una víctima muy joven e idiota, de aspecto risueño, mediana estatura, cabello negro,tez pálida y ojos verdes opacos como el jade.

El ladrón, analiza cada paso que da su víctima, es necesario conocer al blanco para tomar las represalias en caso de ser necesario, aunque se ve ingenuo piensa que, quizás podría robarlo por descuido y pasar desapercibido. De pronto empieza a dar pasos normales sin bajarse la capucha, toma una pequeña pausa y escudriña unas frutas a su izquierda, mientras que el idiota a su derecha está interesado en una laja de pan. Asimismo, aprovechando su distracción, se dirige hacia su víctima chocando con ella.
—¡Oye, hombre, ten cuidado!
—Mil disculpas, estimado señor—.
—Bueno, como le decía, ¿cuánto está este delicioso pan de maíz?
—Dos terramones de plata, mi señor, es lo mejor del valle de sauco-
Excelente, déjame buscar. Un segundo estoy seguro de que tengo la bolsa por aquí donde, diablos, ¡je, je, je! disculpe señor, ya vuelvo un segundo.
—Joven, miserable, ya no vuelvas por aquí, pobretón—. Le lanzó el comerciante al ver que se iba sin comprarle nada.
Raudas entendió enseguida que la persona que se había tropezado con el hace un momento, lo había robado, así que empezó una ardua búsqueda del sujeto, sus sentidos se activaron, y como un perro, recordó un olor poco perceptible de perfume a mujer.
-¿Dónde estás, pilluelo? En lo que te coja te enterarás-.
Raudas buscaba incesantemente entre la muchedumbre, hasta qué olio la fragancia y persiguiendo aquel aroma, llego hasta una posada que tenía un letrero colgado en él que decía <el cerdo sonriente>escucho que había mucha bulla adentro, y al entrar todo quedó en silencio. la gente dejo de hablar y miraron al joven con cara de pocos amigos, eran mercenarios, soldados, ladrones, asesinos a sueldo y viajeros. Pero de repente sintió que una mano se posó en su hombro y al girar su rostro se topó con una joven hermosa como de dieciocho años, aunque un poco tosca, sus ojos eran de color azul, cabello rojo y de estatura mediana.
¡Señores y señoras les presente a un noble de cuna! Dijo la joven

En el acto, raudas se apartó de su garra y exclamó molesto ¡Quien diablos! -¿Qué rayos estás haciendo? Devuelveme mi dinero ladrona—

¡Ha, ha, ha ¡ te reconozco la suspicacia para encontrarme, pero mira a tu alrededor, ¿crees que podrás salir ileso de este lugar? ¡Lo dudo!, así que, vamos a negociar, yo evito que te degüellen vivo y tú me ayudas con un recadito importante.

—¿Crees que te ayudaré? Si alguien le debe algo a alguien, eres tú a mí.

—Mira, chico, no compliques más esto, vendrás conmigo y quizás termines ganando más de lo que perdiste.

¡Bruja! ¿Ya gastaste mi dinero?

¿No es obvio? Necesitaba algo para lo que me vas a ayudar. Escucha con atención. ¿Ves a ese hombre con bigotes de haya? Bueno, él es un asesino a sueldo y ese otro de haya, el que le falta un ojo y tiene una cicatriz, pues es un ladrón, y todos son mis amigos, así que te recomendaría que cooperaras.

¿Por qué habría de cooperar? Me voy, quédate con mi dinero. el joven obstinado y sin poder recuperar su dinero decide irse, Pero de pronto la ladrona hablo

¡Hey! ¡Espera un minuto allí! Señores, tenemos a un soplón entre nosotros. Sabemos que muchos aquí nos ganamos la vida honradamente, quitando lo que merecemos y ayudando a los pobres. ¿Pero qué le hacemos a los soplones?
Cuando raudas pretendía irse se le atravesó un hombre grande y corpulento de altura elevada y le dijo
¡Los degollados vivos!
Raudas tragó grueso y se giró y le dijo a la ladrona.
¿A quién tenemos que robar?

—En primer lugar, es un gusto hacer tratos contigo, Muchacho.

La ladrona le estrecho la mano mientras sonreía con esa mirada pícara, raudas sintió una electricidad en todo su cuerpo, esta más que decir, que era tímido y muy reservado, no era de platicar con chicas a excepción de su vecina “”la loca de los gatos“” se le llamaba así porque criaba gatos y dormía con ellos, evidentemente no era su nombre, pero en el bosque grumoso se le conocía por ese acrónimo, solía charlar con ella en las tardes después de trabajar con su padre la madera, ella le contaba sus anécdotas con sus gatos como que tenían un ejército o que eran como unos mineros, pero, para la señora “olive” era real y raudas la escuchaba de buena gana a pesar de saber que estaba loca.
—Bueno, cómo te llamas, al menos tengo que saber tu nombre, porque no creo que (ladrona) lo sea.

-“Acquilina" significa águila y tu nombre es ?

“Raudas Haywood”
—¿haywood? ¿Qué apellido tan raro, ¿eres hijo de los carpinteros del bosque grumoso? Lo digo por tu apellido, bueno amigo, ya que nos conocemos larguémonos de este lugar, necesito mostrarte algo.

El dúo se fue de la taberna a un herrero llamado “Irond Thorne”el mejor de todos los herreros de Plutón, su herrería se ubicaba al lado oeste del reino.

—Te presento a mi amigo raudas-.

—Mucho gusto, rata—.

-¡No!, es R.A.U.D.A.S.! Señor-

—Cómo sea, aquí está tu garfio, acquilina

—Oye, chico. Espera un segundo, déjame ver tu pulsera, ¡valla! Impresionante material, ¿de dónde sacaste esto, chico? Porque por tu facha no creo que seas adinerado, esto es un material solo trabajado por los enanos. ¿De dónde los robaste?
—No he robado nada o al menos no todavía—.

¿Muchacho, sabes lo que llevas allí? ¡Lo dudo! Es un raknar joyería artesanal de una civilización perdida que después adoptaron los enanos. Estas iniciales fueron grabadas con lenguaje antiguo. Su material es único, no eres digno de portar dicho objeto. Te ofrezco 10 terramones de plata por él.
¡No! Señor Aunque no sepa de dónde proviene ni cuál es el propósito para que yo lo tenga, siento que tengo que protegerlo.

durante una breve pausa y de escrutinio del herrero se resigno—Bueno, muchacho, te veo muy determinado, ahora lárguense de aquí—.
El dúo se retiró del lugar para dirigirse a la derecha del reino Plutón, donde se encontrarían con otros aliados, pero raudas quedó pensando en las palabras del señor.

Saints templesWhere stories live. Discover now