Capitulo 3

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Parte 1: El Libro

La secundaria Abrahams era un enorme edificio de características góticas que parecía sacado de una película de terror. En lugar de invitar a los jóvenes a educarse, su apariencia siniestra parecía gritar "ALÉJESE". El edificio, largo y imponente, tenía dos torres que sobresalían y una en el centro que se asemejaba a un campanario. En vez de parecer una escuela, se asemejaba más a un oscuro castillo de cuentos de hadas, con su arquitectura gótica y detalles misteriosos.

Al apartar la mirada del espeluznante edificio, Hazel tomó su mochila y se preparó para bajar del vehículo. Amelia, su madre, lo miró con una mezcla de preocupación y orgullo.
-¿Estás seguro de que tienes todo lo necesario? -preguntó Amelia, asegurándose de que su hijo estuviera bien preparado para su primer día de clases en la secundaria Abrahams.
-Mamá, solo iré a clases. Tengo todo lo que necesito -respondió Hazel con calma, mostrando confianza en sí mismo. Luego, salió del auto y se despidió de su madre con un beso en la mejilla.
-Voy a estar cerca. Si necesitas algo, solo envíame un mensaje. Te quiero! -dijo Amelia con ternura, asomándose por la ventanilla abierta del auto.
-Y yo a ti, mamá -respondió Hazel.

Mientras caminaba hacia el edificio de la secundaria, Hazel sabía que su madre estaría cerca, ya que había conseguido un trabajo como maestra en la primaria del pueblo, que se encontraba a solo un par de calles de distancia.

-¡Y haz amigos! -exclamó su madre una última vez antes de que Hazel se alejara.
Hazel asintió con la cabeza y pensó para sí mismo: "Claro, a eso vine.", mientras cruzaba la acera de la calle y echaba un vistazo a su alrededor.

Más allá del imponente edificio principal, los estudiantes se veían bastante comunes. En Maddison Falls, los típicos estereotipos de las porristas populares que andaban con mini faldas casi ilegales, los nerds mal vestidos, los chicos góticos que repelen la luz del sol e incluso los jugadores de fútbol americano parecían mantenerse. Hazel pasó cerca de un chico alto de piel morena y musculoso que parecía robarle el aliento a una chica rubia. La pobre chica tenía la columna torcida mientras el chico la apoyaba contra un viejo Cadillac, creando una escena curiosa.

Continuando su marcha, un balón de fútbol cruzó frente a él como si fuera un proyectil.
-¡Piensa rápido! -gritó un chico con ojos rasgados y cabello teñido de rosa. No le hablaba a Hazel, sino al chico que hasta hace un momento estaba besando a la rubia y ahora sujetaba el balón. Era claro que eran carvernicolas que formaban parte del equipo de fútbol de la escuela.

Hazel continuó caminando y, al fondo del jardín, vio un enorme árbol. Bajo su sombra, pudo distinguir a una persona vestida de negro que parecía estar enterrando algo. No consiguió verle el rostro, ya que iba encapuchado, pero notó un largo mechón de cabello negro que sobresalía.

<<Totalmente normal>>, pensó Hazel sin siquiera detener el paso, parecia haberse comenzado a acostumbrar a los eventos extraños que parecían ocurrir en Maddison Falls. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando un arrugado y demacrado rostro apareció frente a él.

Era un anciano mal vestido y sucio, con apenas cabello y dientes en su boca. Su mirada parecía perdida y desesperada.
El anciano tomó los brazos de Hazel con fuerza, casi como si estuviera aferrándose a la vida.
-¡Él está cerca! ¡Antang Nekrogah Namaru Afhta! -pronunció el anciano con voz temblorosa-. Así lo nombran. Yo lo he escuchado. ¡Es él, es él! ¡Habrá muerte, muerte! Eso es lo que hay en Maddison Falls.

En ese preciso momento, un hombre se acercó y sujetó al anciano con firmeza. Hazel supuso que se trataba de algún profesor debido a su aspecto y forma de vestir.
-Ya hemos hablado de esto. No puedes molestar a los estudiantes -le reprendió el hombre mientras arrastraba al anciano consigo. Sin embargo, el anciano aún seguía pronunciando aquellas palabras de forma alterada.

Hazel no estaba seguro de lo que acababa de presenciar, pero decidió continuar caminando hacia la entrada de la escuela. Una vez adentro, notó que el interior se parecía más a lo que esperaba de una escuela. Sin embargo, los pasillos estaban pobremente iluminados, lo que creaba una atmósfera lúgubre. Además, la humedad era evidente en el ambiente y podía sentirse en el aire.

Aunque su encuentro con el anciano y la misteriosa charla sobre la muerte lo dejaron confundido, Hazel decidió dejarlo atrás y adentrarse en el mundo de la secundaria Abrahams.

Unos minutos despues Hazel llego a la conclusión de que se encontraba perdido en su primer día en la secundaria Abrahams cuando una voz conocida llamó su atención. Se detuvo y se giró para encontrarse con Tara Walters, su nueva vecina.
-¿Perdido en tu primer día? -preguntó Tara con una sonrisa.

Hazel asintió con la cara roja.
-Pareces ser bueno para hacer amigos -bromeó Tara. Luego aclaró-: Te vi hace un momento. No debes preocuparte, el viejo Finster suele ser amistoso. Aún así, no deja de escaparse del hospital psiquiátrico.

Hazel frunció el ceño, intrigado.
-¿Tiene nombre? -preguntó, imaginando que se trataba de alguna mascota de la escuela o algo por el estilo.

Tara rió suavemente y comenzó a caminar, invitando a Hazel a seguirla.
-Vaya, sabes hacer chistes -dijo Tara con una sonrisa-. Él pobre solía ser el alcalde del pueblo durante sus años de gloria. Hoy en día es casi una reliquia ambulante que ha perdido la cabeza.

Hazel se quedó pensando en la información mientras intentaba formular otra pregunta, pero fue interrumpido por el sonido de la campana que indicaba el comienzo de las clases.
-Hora de clases -dijo Tara, mirando a Hazel-. La oficina de orientación está al final del pasillo a la derecha. Te podrán indicar cuál será tu clase. ¡Nos vemos!

Hazel medio sonrió, agradecido por la ayuda de Tara. En ese momento, se dio cuenta de que ella parecía ser la persona más cuerda que había conocido en Maddison Falls hasta ese momento.

Bienvenidos a Maddison FallsNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ