(2) ✲ LAS CHICAS DEL CULTO ✲

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Suéltate el cabello...

La petición de Heist resonó en mi memoria, aquella noche... la primera vez que él y yo estuvimos juntos. Odiaba ser capaz de recordar su voz y sus palabras con tanta facilidad. Cuando pensaba en él, algo en mí ardía y me hacía anhelarlo porque nunca había tenido una química tan arrolladora con nadie. Nunca había sentido tanto con alguien, ni había conectado de la forma en la que lo hice con él. ¿Era por eso por lo que se me hacía tan difícil superarlo? ¿O tan siquiera hablar con otros chicos? Porque sabía que por más que buscara, nadie me haría sentir como él.

Después de la despedida, creí que volvería en un mes, luego fueron dos y el tiempo pasó sin una sola señal. Muchas veces me quedé mirando por la ventana a esa mansión que alojó a los Stein por meses, y como decaía y se veía más abandonada cada día.

El primer año pasó y una parte de mí empezó a entender que quizás, él no volvería. Luego, su llamada en mi cumpleaños reanimó mis esperanzas y nuevamente, meses pasaron y viajé a Alemania para ayudar a Frey con unos asuntos y aunque no vi a Heist, tuve la esperanza de que mi cercanía le hiciera recordar algo, le despertara algo, de alguna forma, era mi último intento con él. Heist tenía que sanar y eso no tenía nada que ver conmigo, pero significaba que no podíamos estar juntos y eso parecía no importarle.

Cuando regresé de Alemania y pasaron un par de meses, me rendí.

Ya no me quedaría en Wilson a esperarlo, había retrasado mi inscripción en la universidad un año, y eso era suficiente. Había llegado la hora de seguir con mi vida, no lo necesitaba para eso, lo amaba como quizás nunca amaría a nadie mas, pero él no era necesario para vivir. Eso ya lo había entendido.

Mientras caminábamos en los pasillos de la universidad, era imposible ignorar los murmullos a nuestro alrededor. Mary había perdido su brillo energético y ahora lucía ansiosa, mirando a todos lados.

—Leigh, nos están mirando.

—Porque somos nuevas. —Mentí para calmarla.

Sabía los riesgos de venir a una universidad que estuviera en el mismo estado que Wilson. La noticia de lo que había pasado en el pueblo fue tendencia en muchas redes sociales, la prensa tuvo una fiesta con títulos amarillistas 'El culto de Wilson y sus muertes' 'Chicas vírgenes sacrificadas en pueblo de Carolina del norte' 'La historia del líder de un culto asesino' y un montón de cosas más que me perturbaban cada vez que leía. Siempre buscaban el titular más llamativo y exagerado. Y sabía que, en Wilson habían pasado muchas cosas malas y que no todos los reportajes eran falsos, pero los que habíamos terminado pagando las consecuencias habíamos sido sus habitantes. La gente comenzó a visitar Wilson como si fuera un parque de atracciones, buscando los lugares donde se habían encontrado los cuerpos, la iglesia donde se reunía la congregación todos los domingos. Sin mencionar, el acoso a nuestros teléfonos y las constantes peticiones de entrevistas.

Nos convertimos en un circo, una atracción siniestra para el mundo. Nuestras caras expuestas por todos lados, porque lamentablemente la policía fue lo suficientemente estúpida para dar nuestros nombres y alguien filtró nuestras fotos de la comisaria. Nuestra tragedia se convirtió en un show de entretenimiento, había podcasts y videos en internet donde la gente daba su opinión al respecto y contaba su versión de lo que pensaban que había pasado siguiendo el reporte policial.

Así que no solo tuvimos que lidiar con los traumas de lo que había pasado, si no también con las miradas y los susurros cuando salíamos de Wilson. Muchas jóvenes del pueblo habían desarrollado una fobia social intensa debido a esa situación, Mary era una de ellas. Le había ido bien hasta ahora, porque nadie nos había hecho sentir como bichos raros hasta este momento.

Leigh (Darks #3)Where stories live. Discover now