Llegó el día jueves dónde Claudia y Xóchitl irían a ver a su amigo en común. Claudia terminó rápido todos sus deberes para salir temprano, mientras que Xóchitl ni había empezado los suyos por salir. Tal y como prometió Claudia, habría llegado al hospital del IMSS a las 2:30 de la tarde. Claudia estaba esperando en el pasillo para entrar a ver a Roberto. Finalmente una enfermera salió y le dio el pase para verlo. Roberto se encontraba con un yeso en su brazo y pie, ambos del lado derecho.
— Ay Roberto...
— ¡Claudia! ¿Cómo te enteraste en que hospital estaba?
— Le llamé a tu esposa, está muy enojada contigo.
Roberto se sonrojó.
— Sí, pero lo que más me duele fue que esa moto era nueva, aún no termino de pagarles a los del Elektra.
Claudia se sentó.
— Seguro que lo primero que dijiste cuando chocaste con ese camión fue: ¿Cómo quedó mi moto?
Roberto se río ante el chiste casi verdad de Claudia.
— Casi me desmayo cuando me dijeron que mi moto estaba totalmente destrozada.
— Fue un camión que pasó sobre todo tu cuerpo, por suerte no moriste.
Roberto tenía una sonrisa en su cabeza.
— Quizás debería ponerme más en riesgo si es que mi antigua amiga venga a verme.
— No digas tonterías, Roberto.
Ambos rieron ante los chistes que se inventaban ante el desafortunado accidente. Pasaron un par de minutos hasta que Xóchitl llegara.
— ¡¿Xóchitl?!
— ¡Roberto!
Ambos estaban emocionados de verse de nuevo.
— Espera... ¡¿Xóchitl y Claudia?!
Roberto río tan fuerte que lo mandaron a callar, rápidamente se disculpó.
— ¿Que? ¿Acaso volvieron?
Roberto bromeó como solían bromear en el salón dónde iba Xóchitl. Xóchitl con un ademán lo amenazó con callarse, pues no quería incomodar a Claudia.
— Sí, volvimos a ser amigas, ¿Verdad, Xóchitl?
— Sí.
Xóchitl lloraba internamente ante la repetición de ser llamada amiga.
— Pero aguarda el secreto, ¿Entendido?
Claudia sabía que la revelación de su amistad con alguien del partido político, que es enemigo de su propio partido, no iría nada bueno.
— Sí, no me vayan a silenciar.
Vio directamente a Xóchitl, ella tenía el rostro tenso ante todas las bromas de su ex compañero de la UNAM.
— Bueno, pues si sigues así no te daré lo que traje, eh.
Roberto hizo una seña de aguardar su secreto hasta la tumba.
— Dame mi regalito pues.
— Bueno, toma es una rica gelatina, bueno no sólo una, ten tres.
Xóchitl le dio las gelatinas a Roberto quien intentó abrirlas sin éxito.
— A ver, presta.
Xóchitl abrió el tupper para que pueda comer con su mano izquierda la gelatina.
— ¿Me regalas los tupper?
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Hasta Que Las Elecciones Nos Separen - Claudia x Xóchitl
FanfictionClaudia y Xóchitl eran demasiado cercanas en su juventud, el tiempo pasó y los sentimientos de ambas no han cambiado, al menos no del todo.