~𝒫𝓇ℯ𝓈ℯ𝓃𝓉~¹⁸

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Present

Una semilla, al igual que un parásito, se planta entre piel y carne y se alimenta de la fuerza y vitalidad de su al rededor

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Una semilla, al igual que un parásito, se planta entre piel y carne y se alimenta de la fuerza y vitalidad de su al rededor.
Remueve la tierra, bebe la sangre, se parte y crece, crece entre los huesos, aprieta los nervios, se hace un hogar en el cadáver aún con vida donde decida alojarse.
Una semilla, un parásito, acaba lentamente con uno, se nutre de la sanidad, hasta que el cuerpo putrefacto decida rendirse y sucumbir a la fuerza del intruso que tanto cuidó.

El amor era una semilla.
Una semilla que Argentina se había plantado en el pecho, dio de su sangre, nutrió con su sanidad.
Una semilla que corría sus huesos y apretaba sus arterias con la misma dulzura que el azúcar.
Donde las mariposas moribundas que solía tener en el estómago se posaban a descansar, entre las flores carnosas de su débil cadáver, forzado a estar vivo.

Sin embargo se preguntaba... Las malas hierbas se podían arrancar ¿Podría la planta dentro de su cuerpo arrancarse también?

Se sentía extrañamente ilusionado esa mañana, cuando el sol golpeó su ventana animado y llenó la habitación de un vivo color amarillo, un amarillo que le volvía la vida a él, tanto que incluso salió de la cama acalorado solo para apreciar el ruido de la calle y el canto de las aves traviesas, como si cantaran solo para él.
Era una linda canción de cuna, pero no buscaban dormirlo, todo lo contrario... se sentía más despierto que nunca.

Se levantaba un aróma a lavanda y jacarandá y se preguntó por un momento... se preguntó si no podría arrancarse las malas hiervas del alma y decorarla con flores en su lugar, donde sus viejas mariposas podrían volver a nutrirse y volver a cosquillearle el estómago una vez más...
Quizá con alguien especial.

Por eso, ese día, al escuchar su puerta rechinar se giró a mirarla tranquilo, una sonrisa escapó de sus labios al toparse con Alemania... su pequeño niño, tan crecido, primero lo buscó entre las sábanas y luego al fin dio con la mirada de su padre, abriendo los ojos como si le sorprendiera verlo afuera de la cama.

- ¡Papá! - Soltó el alemán, acercándose a paso rápido

Se distinguía la emoción en sus ojitos de estrella.

- Buen día, Ale - Argentina acarició la mejilla de su pequeño con cuidado - ¿Dormiste bien? -

- - Respondió Alemania en un murmullo sutil, aún tratando de comprender la situación - No esperaba verte... -

- ... levantado? - Terminó Argentina por el, sonriéndole con ternura

Verlo tan confundido le recordaba a tantos años atrás, cuando aún era un bebé...
Más aun cuando se encogió entre sus hombros con timidez, apretando los labios como un nene que había dicho algo indebido... Solo pudo reír en respuesta.

- Si... - Se giró a ver la ventana nuevamente - Me pareció que estaba lindo el día - confesó

- Lo es - Alemania se acercó a él, desde su espalda mirando al paisaje que se posaba en su ventana

°•~Key~•°  (NazArg)Where stories live. Discover now