#05 -El secreto ya no es tan secreto

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Semanas. Habían pasado semanas desde aquel incidente en la laguna, aquel incidente donde Zeldris se dió cuenta que sentía algo más.

No sabía cómo explicarlo; cada que estaba con ella todo parecía cambiar y algo dentro de él le gritaba que debía dar otro paso más, pero no lo hacía, se detenía por el temor quizás.

Ambos jovenes estaban en aquel lugar especial, Zeldris estaba acostado en una de las pequeñas montañas flotaban en el cielo, (Tn) estaba a su lado, sentada, observando el perfil del demonio. No pudo evitar acariciar un poco aquel mechón que caí sobre su frente, entonces suspiró y algo en su pecho se apretó.

-Ay Zel... -susurró. -Odio tener que decírtelo. -ahora decidió observar el paisaje frente a ella, llevó sus rodillas hasta su pecho y las abrazó.

Pero el demonio despertó al escucharla.

-¿Decirme qué cosa? -Interrogó girando su rostro para mirarla.

A ella se le hizo imposible no dar un sobresalto al escuchar su voz. Se supone que él estaba dormido, llevaba veinte minutos acostado con sus ojos cerrados si siquiera moverse ¡Claro que debía estar dormido! Pero no lo estaba, y ella maldijo internamente por haber dicho aquello. Ella negó, nerviosamente, diciendo que no era nada importante, el príncipe claramente no le creyó nada, ella no sabía mentir después de todo.

-Sí no me lo dices, te advierto que no te dejaré volver a casa y nos quedaremos aquí hasta que hables.

El tono serio y seguro del ojinegro hizo que ella dudara y tratará saliva nerviosa.

Aunque quizás... Eso era lo que Zeldris deseaba; no dejarla ir y quedarse con ella en ese lugar.

(Tn) titubeó, ¿Debía decirle ya? Algo en ella gritaba y ansiaba hacerlo desde hacía tiempo. Quizás era el momento ya.

-Yo... -titubeó una vez más y tomó aire tratando de reunir fuerzas. -Yo no soy lo que aparentó

-¿A qué te refieres? -Interrogó Zel, ladeando su cabeza, confunso.

-Yo no soy una diosa. -soltó ella.

Silencio. Pasaron segundos de silencio, en donde Zeldris trataba de procesar aquello y (Tn) moría de nervios.

-¿Cómo qué...?

-Soy mitad diosa y mitad demonio.

Otro silencio más. ¿Qué había acabado de decir? Zeldris solo pudo soltar un "¿Qué?" Confundido, no entendía nada.

-Mi madre era de la raza de las diosas, mi padre de la raza de los demonios... de tu raza. -aclaró jugando con sus dedos.

-Estás mintiendo. -soltó él principe con una pequeña risa. -Eso es imposible.

Eso último molestó un poco a la chica, ¿en serio la creía capaz de mentir?
Ella activó su marca demoníaca la cual era un poco tapada por su flequillo, en su frente derecha, sus alas de Diosa y aquella marca eran prueba más que suficiente para el azabache que quedó boquiabierto. La chica aprovechó ese silencio para continuar.

-Zeldris, ¿conociste a Neviros?

Esa pregunta lo sacó de lugar

Neveros... Recordaba ese nombre

-Sí, era un duque del infierno, -respondió. -yo era un niño, tengo vagos recuerdos, pero pasaba mucho tiempo con mi padre y oí decir que era su demonio de más confianza. -Zeldris reaccionó en ese momento, algo en su cerebro conectó todo, pero negó casi al instante, eso no era posible. -Pero hace más de doscientos años fue capturado, torturado y asesinado por las diosas, por Isadora -específico. -la Diosa de la Guerra, es también una leyenda y murió también a manos de una emboscada de demonios que buscaban venganza.

(Tn) sintió un coraje invadirla al escuchar aquello, habían alterado la historia, taparon lo que de verdad pasó.

-Esa historia está mal. -dijo apretando sus dientes. -Eso es imposible, porque ellos son mis padres, fueron quienes me dieron la vida.

Zeldris quedó boquiabierto, no era posible. Pero en el rostro de la chica no detectaba mentiras o bromas.

-Eres hija de...

-Soy hija de un duque del infierno y la Diosa de la Guerra. Mis padres son Neviros e Isadora.

Para Zeldris era costoso entender eso; aquello sobre Neviros se sabía en todo el infierno, no era un secreto que había sido asesinado por las diosas. Zeldris se pasó sus manos por su cabello, en un intento de comprender. Ella aprovechó eso para continuar.

-Fueron asesinados por alguien de tu raza. -aclaró -Hace más de doscientos años. Los mataron a los dos, y no tengo ni idea de quién, pero Gloxinia y Drole sintieron poder demoníaco a las afueras de esta cueva. Mis padres se reunían justo en este lugar.

El Bosque Encantado vaya que era un lugar especial.

Sin poder más, (Tn) dejó caer unas lágrimas, las limpió enseguida pero al instante más nuevas salían. No quería llorar frente a él, pero no pudo evitarlo. Se quebró frente a él.

-Fueron solo meses los que pasaron conmigo. -chilló ella, tapando su rostro con sus dos manos. -No tengo un solo recuerdo con ellos. Ni siquiera sé cómo eran...

Al instante sintió unos brazos rodearla, no hizo intento de ver pues ya lo sabía; Zeldris la estaba abrazando, y pegó la cabeza de la chica su pecho.

-Fuí criada por Gloxinia y Drole... -su voz entrecortada, mientras se aferraba a Zeldris. -Y toda mi vida desde entonces he estado aislada del mundo por temor a que descubrieran quién soy. ¡Ni siquiera sabía quién era hasta hace apenas unos meses!

Fueron minutos donde ambos jovenes se quedaron así: abrazados. Zeldris esperando a que ella se calmase, y ella soltando todo lo que había estado guardando.

-Voy a encontrarlo... -dijo apenas audible. -y voy a matarlo.

Nunca la había escuchado hablar así, con esa rabia y tal dolor. Algo en el pecho de Zeldris se apretó al ser consciente de todo lo que aquella chica ha sufrido.

-Y yo te voy a ayudar. -aseguró él, abrazándola más fuerte.

El demonio moría de ganas en ese momento por besarla y limpiar sus lágrimas, pero sabía y odiaba que no fuera el momento indicado.

Zeldris se hizo una promesa así mismo aquel día; jamás dejaría que ella volviera a sufrir. Y en ese abrazo, comprendió al fin lo que de verdad sentía por ella.

Amo tu secretoWhere stories live. Discover now