#01 -Fin de la mentira

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Narrador

Existen 5 razas: Demonios, Diosas, Hadas, Gigantes y Humanos. Todo lazo de amistad y romance entre integrantes de distinta raza es considerado traición hacia su gente y serían castigados por tal acto.

Existe una joven, una joven que pertenece al Clan de las Hadas, sus alas eran hermosas, igual a las de el Rey Hada Gloxinia, a quien consideraba como su padre, pero (Tn) esconde un pasado, un secreto que nisiquiera ella conocía.
Nadie debía saber de su existencia a excepción de su Clan, ella ni siquiera sabía el por qué pero respetaba dicha y única regla.

—Gloxi, ¿puedo ir a dar una vuelta? —preguntó la chica al Rey Hada, con la esperanza de que en esta ocasión dijera que sí, pues desde la mañana la respuesta del hada era "no".

—Sabes que... —el hada habló pero fue interrumpido por ella.

—Nadie puede verme. —completó la chica, rodeando sus ojos. —Ocultaré mi poder y tendré mucho cuidado, por favor Gloxi, déjame ir. —pidió y como último recurso hizo un puchero.

El hada suspiró, rendido. No podía decir que no cuando ella hacía eso.

—Te prometo no tardar. —aseguró la castaña, al ver el asentimiento del hada, ella se dejó caer desde la cima del Árbol Sagrado para adentrarse al resto del Bosque del Rey Hada, y aunque ya lo había recorrido muchas veces y lo conocía al derecho y al reves, era la única forma que tenía para entretenerse.

La niña que aparentaba tener 16 humanos ocultó su poder mágico para que nadie extraño la encontrara. Aunque ella estaba segura de que no había muchas posibilidades de eso, pero prefirió hacerlo o corría el riesgo de que Gloxinia ya no le diera permiso para salir sola. A penas había logrado ese permiso hace cincuenta años, y no estaba dispuesta a perderlo ahora.

Desde que (Tn) tiene memoria siempre ha estado con Gloxinia. Él dijo que sus padres murieron en una misión y que él se haría cargo de ella. (Tn) también es amiga del Rey Gigante Drole, ellos son, de hecho, su única familia.

La pequeña llegó a las afueras del bosque, empezó a recorrerlo, esperando encontrar algo lo suficientemente bueno para llamar su atención para poder entretenerse. Pero lo que le llamó su atención fue los varios poderes mágicos que sintió no muy lejos de las afueras de ese bosque. A lo lejos, logró ver a unas diosas, con armas en mano, volando hacia, de seguro, el campo de batalla.

La chica sabía que era mejor irse, no quería correr riesgos después de todo. Se dió media vuelta para marcharse, pero se dió el lujo de observar una vez más a esas diosas.

Guerra... Estaba segura de que era a eso a lo que ellas se dirigían. Pero ¿por qué había guerras? Ella no lo entendía. ¿Qué caso tenía luchar y luchar hasta matarse? Lo veía algo estúpido sin motivo. Bueno... El que ella estuviera aislada por doscientos años, afectaba su saber sobre las otras razas. En especial sobre los Demonios y Diosas.

Ella dió el primer paso para marcharse, cuando se detuvo de golpe al sentir un dolor fuerte en su cabeza. Veía todo el lugar borroso. Le dió un gran mareo que logró desconcertarla y terminar cayendo de rodillas al suelo.

—¿Qué carajo...? —se preguntó a si misma. Aleteó sus alas pero apenas le respondían con fuerzas para dar solo un aleteo. No podía volar, así que lo más seguro era regresar caminando. Y con las pocas fuerzas que le quedaban siguió su camino hacia el Árbol Sagrado, realmente estaba cansada pero si se detenía corría el riesgo de ser vista, tenía que volver.

Después de unos minutos (Tn) llegó hasta donde se encontraba Gloxinia y Drole -quien había llegado de visita-

—Volviste rápido. —le dijo el hada con un tono desconcertado. —¿Pasó algo? ¿Te vieron? —le preguntó preocupado.

Amo tu secretoWhere stories live. Discover now