A donde las estrellas me lleven.

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    Nadando por los confines del cosmos, con la única misión de estar sometida por las estrellas y las nebulosas, recopilando sus hermosos colores y viviendo lo que es conocido por mortales como sueño. Eres más grande de lo que pareces, pese a que las estrellas brillan más que tú, pese a que los planetas ocupan más espacio que tú, pese a que los eclipses se lleven la atención que tú mereces y pese a que haya más satélites como tú, tú eres única y diferente, tú mensaje es lo que te hace valer, tú manera de sentir las cosas, tú manera de explicarlas y tú, solamente tú, te hacen valer toneladas de oro y kilos y kilos de gemas preciosas.

    Vagas por el espacio con la única preocupación que es no tener una como tal, eres fría, brillante y tenaz, no posees sentimientos, solo eres un objeto inerte y tus metas te las proponen otros factores externos. Para muchos y todos, para pocos y nadie, no supones nada, no tienen una preocupación por ti, no les importa cómo estás, cómo te encuentras, como vas y mucho menos si estas bien. Los paisajes estelares se vuelven desolados conforme avanzas, lo que en un principio suponía un increíble viaje con motivaciones y expectativas se tornan grises, tu no quieres estar ahí, quieres volver a casa, pero ya es tarde, ni siquiera fue decisión tuya hacer la travesía o no, ni buscaron tus opiniones ni nada, porque no importas ni importarás. Tu nombre, tus gustos, tu manera de ser y personalidad, tu alma, tu manera de pensar, tu filosofía, tus amores y tus sentimientos se olvidarán con el tiempo, recorrerás kilómetros y kilómetros de polvo y estrellas sin saber si habrá alguien genuinamente preocupado por ti, pero por muchas esperanzas que tengas no ocurrirá, porque no eres una prioridad ni algo de qué pensar, tus esfuerzos no sirven, tus plegarias tampoco y mucho menos tu súplica por piedad. El destino que otros te eligieron y te implantaron a la fuerza es no valer para nada y valerlo todo a la vez, pero esa es la belleza que te forma, una belleza que pocos perciben y que nadie se para a buscarla. Entre ansiedad, estrés y recuerdos sigues tú camino, porque de otra no te queda, ves al fondo una aglomeración de diminutos puntitos brillantes en forma de espiral que tienen el mismo final que es ser devorados por la gran estrella a la que orbitan. Es hermoso.

    Estás sola. No tienes a nadie con quien compartir lo que ves o lo que sientes, notas la presencia de algo o alguien, su nombre es Soledad y viene a acompañarte, aunque te sigues sintiendo abandonada a su lado, ella te quiere, te abraza con fuerza y no te deja respirar, te sonríe, te mira y se ríe, parece un niño pequeño. Su presencia te aterra, solo quieres estar sola y no acompañada por soledad, por mucho que le gritas, por mucho que le lloras para que se vaya, sigue ahí, mirándote, te ignora pero aún así sientes como su poca atención te ahoga, te vuelve a mirar con sus llanos ojos plateados y dice un chiste sobre caracoles. No te ríes, pero ella sí y no precisamente del chiste, eres una total broma para ella, su bufón, su esclava y eterna sirvienta. Gritas, pides auxilio, gritas por tu vida, gritas porque alguien te ayude, gritas, gritas y gritas de nuevo. Parece que te has olvidado, no eres nadie, ni eso incluso, no llegas ni a ser nada, eres una total decepción para todos y la Soledad lo sabe, se ríe con más fuerza de tus lamentos y tu agonía, cuanto más sufres más se divierte. Paras de gritar, ella para de reírse, te mira y se acerca a tu rostro, la malformada sombra de ojos plateados se va volviendo transparente y es matizada con los colores del fondo hasta desaparecer, no sin antes verte en los reflejos de sus ojos, te ves lamentable, porque lo eres, pero ¿Acaso eso importa? Nadie te va a volver a ver, así que ¿Cuál es tu preocupación? Una sensación de dolor intenso y constante presión recorre todo tu cuerpo, tus oídos pitan y te sientes pequeño, todo a tu alrededor es gigante pese a no haber nada, solo es la deformación de la realidad que se genera para superar la idea de no ser nada por el resto de tu vida.

    Lloras, pero está bien llorar, no hay problema en ello, llora todo lo que quieras, si te hace sentir mejor adelante, tu bienestar es lo importante, aunque llores sola, buscando consuelo en lo solitario de las estrellas, tú solo hazlo, hazlo por ti.

    Vive para mí, por favor. Cree en la mentira de grabar todo lo que pasa por si un día nos volvemos a encontrar pases horas contándome todo lo que has visto y vivido, por favor. Por eso eres nada para todos pero todo para mí, mi pequeño orgullo, mi pequeña ¡Diminuta! Estrella que sin necesidad de una combustión brilla como ninguna otra. Vive, disfruta, sonríe y agradece este infinito viaje, que cuando nos volvamos a ver, te protegeré en mis brazos y te repetiré que todo está bien, solo y únicamente porque te quiero.

Voyager 1Where stories live. Discover now