Capítulo 3

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Empezaba a amanecer y parte del castillo se veía envuelto en la penumbra, ya que el día aún no había clareado del todo. La gente comenzaba a despertar y había poca actividad. Hacía rato que Lisandra se había despertado, pues un suceso extraño durante la noche no la había dejado dormir bien y, al abrir los ojos, no sabía a ciencia cierta si de verdad había pasado algo o solo había sido un sueño. Colocándose una mano en la barbilla, se dijo: «La voz nos dijo queentrenáramos, aunque no nos dijo cómo; voy a intentar hacerlo». Y sonrió.

—Hermanos míos, ¿ya despertaron? —les preguntó con la mente. No obtuvo respuesta. «Deben de estar dormidos aún», dijo para sí.

Lisandra tenía cierta prisa por que sus hermanos se despertaran, pues quería contarles lo que creía haber visto durante la noche. Se sentó en la cama y tomó el mechón de color rojo con tonos rosados de su cabello. «¿Lo habré soñado o realmente sucedió?», se preguntó mientras acariciaba su cabello.

—Hermanooos, despierteeen... —insistió mentalmente. Nada.

Se levantó y se dirigió hacia el gran espejo que tenía en una esquina de su habitación. Se puso frente a este y se observó con detenimiento. «Debió de ser un sueño, no pudo haber sido real», dijo mientras acercaba la cara al espejo para observar más de cerca su cabello.

—¿Qué quieres, hermana? —dijo la voz de Kaelan en su mente.

—Sí, ¿qué quieres tan temprano? —preguntó Raiquen.

Ninguno de los dos había abierto la boca todavía, hablaban telepáticamente con su hermana.

—¡Hermanos, por fin despertaron! Vengan, tengo algo que contarles —les dijo con su nuevo y particular modo de comunicarse. Y así continuaron:

—¿Es algo importante? —le preguntaron.

—No sé si es importante, pero sí es algo bastante extraño —les dijo Lisandra—. Vengan, por favor.

La comunicación mental que había comenzado en sueños se les estaba dando bastante bien. A pesar de haber pasado apenas un día, la empezaron a utilizar como si fuera algo normal para ellos. Lisandra tenía dudas, pues durante la noche le había parecido ver un ligero resplandor en su mechón de distinto color. Fue durante unos segundos que había despertado para acomodarse, pero, como estaba tan dormida, no le dio mayor importancia. Tocaron a su puerta.

—¿Podemos pasar? —se escucharon las voces adormiladas de sus hermanos del otro lado de la puerta.

Se acercó a la puerta y la abrió.

—¡Pasen, hermanos míos, pasen! —les dijo mientras abría y hacía ademán de inclinarse e invitarlos con la mano a entrar.

—¿Qué pasa, por qué nos despiertas tan temprano? —quisieron saber sus hermanos mientras entraban a la habitación.

—Pasó algo, pero no sé si lo soñé o de verdad lo vi. ¿Han notado algo extraño con su cabello estas últimas horas?

—No lo sé —dijo Kaelan—, pero, ahora que lo mencionas, creo que sí he notado algo.

—¿Qué, qué has notado, hermana? —preguntó Lisandra ansiosa. Se retorcía las manos.

—Pues... He notado que... ¡me hace falta peinarlo, porque últimamente se me está enredando mucho! —contestó Kaelan al tiempo que soltaba una carcajada y abrazaba a su hermana.

—¡Hermana, hablo en serio! —le contestó Lisandra mientras intentaba soltarse del abrazo.

—Creo que yo sí noté algo extraño anoche —dijo Raiquen mirándolas fijamente.

MAGIAWhere stories live. Discover now