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Al final del día, Louis había decidido no ir a entrenar con Harry durante el fin de semana.

No le estaba pagando y de cierta forma se sentía como una pequeña carga para Harry teniendo que entrenarlo, no conocía una rutina de Harry en el gimnasio, es decir, toda la semana habían tomado el tiempo para entrenar boxeo y apostaba que Harry necesitaba hacer otra clase de ejercicios, no perder el tiempo con él.

Harry ahora se mantenía en sus pensamientos, mucho más de lo que el posible acosador lo estuvo.

Pensaba en qué técnicas le enseñaría, cuándo volverían al ring, ¿Por qué Harry era tan cuidadoso con él? ¿Por qué sentía aquella confianza con el rizado?

Sin duda se había acostumbrado a la compañía de Harry, él y sus estúpidos hoyuelos, más bien... bonitos hoyuelos.

Pero pensar en ello le quitaba en cierta forma la inseguridad que había tomado meses atrás. Ahora al menos pudo salir a la calle de compras, algo que probablemente la anterior semana no habría podido hacer, se hubiese reído de sí mismo de sólo pensarlo.

¿La razón de su salida? El trabajo.

Louis tenía una gran pasión en el arte, tenía un talento impresionante que había deslumbrado por completo a un empresario de una gran galería de arte contemporáneo en el centro de Nueva York, había empezado con vender un par de pinturas al hombre.

Este sin fé en aquel muchacho de ojos azules decidió ofrecerlas sin costo, sorprendido en cuánto le llegaron a dar más del doble de lo que esperaba que esas cosas valían.

Louis tenía talento para pintar y para interpretar las pinturas.

Pero también gastaba mucho de los botes que usaba para pintar, hacía paisajes, derrochaba pintura hasta que se sintiera satisfecho con el resultado. Siempre obtenía buenas ganancias por lo cual no se arrepentía. Tenía un apartamento bonito con su espacio en el cual pintaba además de espacios comunes, tenía una linda bicicleta con canasta, podía comprar la pintura que él quería y se daba el lujo de comprar la comida que él quisiera, agradecía su buen sistema de digestión porque no solía engordar fácilmente.

Oh y también se daba el lujo de ir a entrenar boxeo, o más bien defensa personal... Quizás sólo, ir a hacer el tonto con Harry.

Harry... Era lo nuevo en su vida, cuando quiso aprender a defenderse no esperó encontrar a alguien así de caballeroso en el gimnasio, siempre había escuchado rumores de que todos eran idiotas egocéntricos que sólo veían sus propios reflejos en los espejos.

pégame (l.s)Where stories live. Discover now