¿Te quedas? (VI)

19 0 0
                                    

Nathan despertó en medio de la noche con el sonido de unos sollozos descontrolados y el reloj marcando las tres de la mañana. Se encontraba desconcertado ¿Quién podría estar llorando a esas horas de la madrugada? Se levantó, invadido por la curiosidad. La helada brisa nocturna le erizaba la piel y lo obligaba a cruzarse de brazos. Cuando llegó a la sala de estar, divisó una figura erguida sobre sí, alumbrada únicamente por el tenue brillo de la luna.

-¿Chay?- dijo somnoliento, achinando los ojos en un intento de enfocar la vista en la oscuridad.

-¿Eh?- contestó el androide moqueando.

-¿Estás... bien?- No lo entendía ¿Era siquiera posible que una máquina llorara? El hecho de que demostrara emociones humanas ¿Significaba que las tenía? Las preguntas rondaban de forma constante en su cabeza con cada muestra de afecto por parte del otro chico y esto confirmaba sus sospechas de que este no era un robot como ninguno que hubiese visto antes.

-No... no sé- el pelirrojo se encontraba agitado y temblando ¿Qué le había pasado?

-¿Qué te pasó?

Dudó un poco antes de responder.

-Yo... No puedo dormir. Cada vez que cierro los ojos la misma escena se repite en mi cabeza, una y otra vez. La mujer siendo golpeada, la niña llorando intentando hacer que su padre parase, yo inmóvil, siendo solamente un espectador, presenciando la desesperación como en cada minuto de mi vida. No me hagas volver...- lo miró por unos segundos que parecieron horas. Sus ojos estaban impregnados de una angustia inmensa y lo observaban suplicante. - ¡No me hagas volver, por favor!

-Okey, okey está bien, te dije que voy a pensarlo.

-¡No, no, no! ¡No quiero volver ahí!

-Shh, está bien, está bien- dijo Nathan, colocando su mano en el hombro ajeno.

-¡Gracias, gracias! ¡En serio!- el de rizos lo envolvió en sus brazos y recostó su cabeza en el pecho de Nathan.

-Ah- la acción del otro lo tomó desprevenido- De... nada - colocó su mano sobre la espalda de Chay, frotándola con cariño. No estaba acostumbrado a esa clase de acciones y lo sentía algo incómodo, pero en realidad, deseaba quedarse así un rato más.

- - - - - - - -

Se levantó descansado, como pocas veces. Ladeó su cabeza hacia la derecha y se sobresaltó.

-¡Hola!- el robot estaba arrodillado al lado de su cama, con los brazos hundidos en el colchón.

-Uff, me asustaste- dijo frotándose los ojos y desperezándose.

-¿Te hago un café? ¿O un té? ¡O galletitas! Soy bueno cocinando... bueno, no ¡Pero soy bueno intentándolo! Si es que no te molesta que haya riesgo de incidentes...

-¿Qué hablamos de hablar mucho en la mañana?

-Uy, perdón ¡Pero estoy feliz de quedarme contigo!- Oh... quedarse con él... pero Nathan no había decidido aún. El otro chico se veía tan entusiasmado ante la idea de quedarse que no podía negárselo, pero sabía que no era lo correcto. Las máquinas no tienen emociones, ya había encontrado el problema, así que arreglaría a Chay, lo entregaría a su dueño y se olvidaría de todo lo sucedido.

-Ah, en cuanto a eso...- se vió interrumpido por tres golpes en la puerta del taller.

-Voy a abrir, tú quédate aquí.

-¡Bueno!-dijo sonriente. Nathan se dirigió a la entrada y al abrir, vió al mismo hombre de la primera vez, con su postura rígida y sus ropas caras.

-Ah, hola.

-Hola, niño. Vengo a por mi androide ¿Dónde está?- el más joven intentó ocultar su
nerviosismo.

-Eh... está en... mi habitación.- el hombre mostró una expresión juzgadora.

-¡Osea! Estaba cansado, así que fui a revisarlo a mi habitación mientras... veía una serie.

-No necesito tus explicaciones, sólo ve a buscarlo.

-Ah, pero... encontré la solución al problema pero todavía no lo arreglé. Sólo necesito cambiar unos cables.

-¿¡Y qué estás esperando?! ¡Vamos, no tengo todo el día!- Nathan asintió y fue hasta su habitación.

-¿Quién era?- preguntó curioso el robot.

-Eh...- suspiró hondo antes de hablar- Tu dueño, te viene a buscar. Necesito que cooperes.- el androide comenzó a agitarse, se veía aterrado.

-¡No me hagas esto, por favor!

-No... no tengo otra alternativa.

-¡Dijiste que me iba a quedar! ¡Tiene que haber otra manera!

-No se me ocurre nada.

-Pero si... te hice el café... creía que estaba sirviéndote de algo.

-Yo...- tragó saliva y se guardó todas las palabras que lo meterían en problemas. - Lo siento- dejó un espacio. - sólo déjame cambiar los cables que necesito.

-Bueno...- su mirada ahora se encontraba vacía y lo observaba con una mezcla de desprecio y de tristeza. Inhaló y cerró los ojos, para que Nathan hiciera su trabajo.

Entonces se detuvo.

No podía hacer eso ¿En serio su
carrera le parecía más importante que la vida de alguien?

-¿Sabes qué? Espérame aquí- los ojos del androide mostraban un leve atisbo de esperanza.

Nathan camino por el pasillo y regresó con el hombre.

-Tengo que decirle la verdad- ¿En serio perdería todo su progreso por un robot? Aún no estaba seguro de su decisión, pero esperaba no arrepentirse de lo que estaba a punto de hacer. - Su androide no tiene reparación.

-¿¡Qué?! Yo sabía que no tendría que haber confiado en un cualquiera. Ugh, voy a llevárselo a un verdadero profesional.

-¡No!- exclamó abruptamente. - Quiero decir... no, ya hablé con muchos otros profesionales reconocidos y todos concuerdan con que es irreparable. Lo lamento, si quiere puedo devolverle su dinero.

-¿Si quiero? ¡Es tu deber!

-Bueno, bueno, cálmese. Le daré su compensación y usted podrá irse ¿Sí?- ya se arrepentía, no estaba en condiciones de gastar tanto dinero.

Después de un rato llegaron a un acuerdo y Nathan le otorgó un manojo de billetes. Seguido a esto en hombre se fue.

Nathan sintió el agarre de Chay en su espalda, aferrándose con todas sus fuerzas. Cuando su camisa comenzó a humedecerse, notó que el otro estaba llorando.

-¡Gracias, gracias!

-Shh, shh, está bien- después de un rato, dejó de sentir los sollozos.

-¿Chay?- el robot no contestó y el humano se giró preocupado. Se había apagado.

Quizás la vida era abrumadora hasta para un androide...

_______________

Holaaa, nos volvemos a ver y esta vez con un capítulo que está bastante largo. La verdad que ya se me terminaron las cosas para decir acá así que voy a decir pantufla hasta llegar a las 1100 palabras: pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla pantufla.

Los amo mucho, besitos en la nariz.

-Pollo

Cables rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora