Capítulo 12: Verdades.

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"No eres lo que quiero en mi vida" fue lo que le dijo a Geto antes de dejarlo solo, pero era mentira. La verdad era que seguía sintiendo lo mismo que le había dicho aquel día en que Suguru le pidió tiempo para meditar su situación: Lo amaba y lo quería en su vida para siempre; pero ya no estaba seguro de que eso pudiera ser posible nunca más.

Salió del lugar y tuvo que agarrarse de la pared para no dejarse caer; desde que había cerrado la puerta del departamento estaba llorando, pero no se detuvo hasta salir del edificio porque no quería que Suguru lo alcanzara y lo viera quebrarse. Había sonado firme con su decisión de terminar y quería que su expareja pensara que así era, no quería que lo buscara porque no sabía si iba a tener la fuerza de voluntad para sostener su decisión de terminar esa relación que había durado casi la mitad de su vida.

Ya no podía sentir el enojo que había estado sintiendo cuando discutió con Geto, todo ese enojo había sido consumido por la gran tristeza que sentía ahora. No podía más que pensar que su vida iba a cambiar para siempre y no estaba seguro de cómo iba a manejar el alejarse para siempre del hombre que había amado por tantos años.

Después de unos minutos trató de tranquilizarse; no podía dejar que la tristeza le hiciera dudar y menos estando todavía tan cerca de Geto. En casa le esperaba la principal razón por la que había tomado esta decisión y no podía dejar que esto le afectara al punto de descuidarlo como lo había hecho las últimas semanas en las que estuvo triste por el alejamiento de su ahora exnovio.

Cuando llegó a su casa su rostro aún denotaba que había estado llorando. Más de una vez en el camino la tristeza albergó su mente y tenía que volver a esforzarse para dejar de llorar; pero ya había llegado así que tenía que poner su mejor cara, respiró hondo antes de acercarse a la habitación de Megumi.

Al pararse frente a su puerta tocó un par de veces, no obtuvo respuesta así que pensó que el chico ya estaría dormido, pero al tratar de girar el pomo para abrir se dio cuenta que estaba cerrada con llave. Le pareció muy extraño ya que Fushiguro no acostumbraba a cerrarla así.

—¿Estás ahí, Megumi? —preguntó con duda y miró su celular, no tenía ningún mensaje que le avisara que ya había regresado de casa de Itadori.

Después de un par de segundos sin respuesta volvió a tocar.

—¿Megumi?

—Aquí estoy, me siento muy cansado... me voy a dormir —contestó por fin el chico del otro lado de la puerta.

A Satoru le seguía pareciendo muy extraño que tuviera la puerta cerrada e incluso pensó que su voz se escuchó bastante desanimada, así que insistió.

—¿Estás bien? —quizá el chico solo requería algo de privacidad, pero necesitaba estar seguro que se encontraba bien.

No hubo respuesta. Se quedó un minuto más frente a su puerta y finalmente decidió retirarse; trató de convencerse que sólo se había quedado dormido, pero en la mañana insistiría para asegurarse que estuviera bien.

Caminó a su cuarto con duda, no quería encontrarse solo y hundirse en su tristeza; quería acostarse y dormirse al instante para no pensar en nada, pero todo salió precisamente al revés: No pudo dormirse hasta ya muy entrada la madrugada, no podía dejar de pensar en Suguru y estuvo llorando hasta que sus cansados ojos no pudieron más y su cerebro le dio tregua para permitirle dormir y alejarse de la realidad un momento.

Por su parte Fushiguro se encontraba en la misma situación. Estaba acostado en posición fetal, con su mente evitando que pudiera conciliar el sueño. No quería pensar, pero su cerebro no se detenía mostrándole todas las imágenes al mismo tiempo: Toji pidiéndole que se marchara, Itadori confesándole que había pasado algo entre Gojo y él, Satoru reprochándole por nunca haberle llamado papá, la muerte de su madre, el último momento en que vio a su padre antes de su abandono, la soledad... Porque si la soledad tenía un rostro definitivamente tenía que ser el suyo hundido en la oscuridad justo como se encontraba ahora.

Encuentros y desencuentros || Jujutsu KaisenOnde histórias criam vida. Descubra agora