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PHILADELPHIA - ESTADOS UNIDOS
— Pasa que yo no puedo divorciarme ¿Sabes todo lo que van a inventar de ella si se entera la gente? — el tatuado confiesa cuando Di Maria busca aconsejarlo — Nose, como que me agarro el arrepentimiento de haberla dejado, la mina me gusta.
— Para animal, ¿De quien me estas hablando?
El mayor mira a sus costados y se acerca a el delantero. — Lo único que te puedo decir es que es una mina con la que ya estuve antes — dice Nicolas pasando su camiseta por su cuerpo, Angel solo niega y arquea sus labios hacia abajo sin decifrar quien era ese alguien — Te doy otra pista, es rubia y nos llevamos unos añitos.
— ¿Antonella?
La voz del rosarino mencionando a la menor enciende las alarmas del cordobés que escuchaba atentamente la charla de ambos, le basto con acercar un poco su cabeza para ver como Nicolas asiente despejando las dudas que el porteño tenía hace unos días, porque si. Cristian había estado al pendiente de las historias que la menor de las Cavaller subia cada cierto tiempo, todo desde una cuenta y un dispositivo aparte para no levantar sospechas ante su mujer.
— ¿Todo bien, amigo? — el defensor abraza por el hombro al menor con una sonrisa de oreja a oreja buscando provocar a este.
Pero el cordobés no iba a gastar energía en tener ni una mínima discusión, sabía lo terco y resentido que podía llegar a ser Ota por lo que al igual que el último, sonríe asintiendo levemente.
Antonella por su parte se encontraba relajándose en el jacuzzi del lujoso hotel donde se estaba hospedando a nombre del jugador. Prácticamente su plan iba saliendo bien dentro de todo, tenía al porteño comiendo de la palma de su mano y pendiente de ella todo el rato, incluso los mismos compañeros de equipo se preocuparon ya que el mayor no había organizado nada post partido, claro que ninguno sabía que el mejor plan para él era ir al hotel con la rubia para pasar la noche con ella.
Esta no se quejaba, al contrario, gozaba de los lujos que sabía que Nicolas podía brindarle a su favor y no desaprovechaba la oportunidad de tenerlo en su cama. Pero a diferencia de años anteriores, ahora solo le importaba pasarla bien sin confundir las cosas, no tenía sentimiento alguno hacia él y se percato nuevamente de ello cuando soltó una risa al ver las alineaciones, Nicolas no había entrado ni siquiera al banco de suplentes y sabía perfectamente que había sido convocado solo porque Scaloni pudo convencerlo a Aimar, porque claro, el cordobés en realidad estaba negado a ver a quien le había "dormido la jermu" como decía Enzo.
Pero la historia con Cristian eraotra.
En cuanto enfocaron al cordobés, sus ojos se iluminaron y su corazón latió fuertemente, estaba igual de lindo que siempre, incluso la seriedad en su cara le provocaba mucho. Ni hablar de la forma en la que festejo el gol del morocho al minuto dieciséis, una sonrisa se plasmo en su cara y de allí no se borró tal expresión.
