Capitulo 4

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En la penumbra de la habitación, el aire parecía cargado de pesares y resignación. Cada rincón resonaba con susurros de secretos ocultos y promesas rotas, envolviéndote en una atmósfera opresiva que te hacía sentir como si estuvieras atrapada en un sueño febril del que no podías despertar. Mientras te acurrucabas en la cama, una sensación de asfixia se apoderaba de ti, como si las paredes mismas se estuvieran cerrando lentamente para aprisionarte en su angustiante abrazo.

La presencia de Soap y Konig a tu alrededor solo acentuaba tu sensación de enajenación y desesperación. Observarlos, dos alfas libres e independientes, despertaba una envidia ardiente en tu pecho, un anhelo por una libertad que siempre te había sido negada. Recordabas los días en los que soñabas con una vida sin restricciones, donde tus acciones no estuvieran dictadas por las manos de quienes te crearon, pero esos sueños ahora parecían tan lejanos como las estrellas en el cielo nocturno.

Tu mente se deslizaba hacia esos recuerdos, buscando refugio en la nostalgia de un pasado perdido. Anhelabas la sensación de libertad, el susurro del viento en tu cabello mientras corrías sin rumbo por prados verdes y campos infinitos. Pero esos pensamientos eran como destellos fugaces en la oscuridad, pronto eclipsados por la cruda realidad de tu existencia actual. Eran meras ilusiones, fantasías efímeras que se desvanecían ante la implacable verdad de tu situación.

En el silencio sofocante de la habitación, apenas te permitías considerar la posibilidad de la libertad, temerosa de enfrentarte a la verdad dolorosa de tus limitaciones. Era más fácil sumergirse en la resignación, en la aceptación taciturna de un destino que nunca habías elegido. Pero en lo más profundo de tu ser, un anhelo persistente seguía ardiendo, una chispa de esperanza que se negaba a apagarse por completo. Aunque estuvieras atrapada en un mundo de hombres perfectos, seguías soñando con la posibilidad de volar libremente, incluso si solo era en la oscuridad de tu propia mente.

Cuando los dos alfas notaron que habías despertado, te vieron absorta, las lágrimas resbalando por tus mejillas. Aquella imagen para ellos resultó... excitante, aunque se sentían culpables por pensar así mientras te veían pasar por un momento tan difícil.La mirada de Konig, intensa y ardiente, reflejaba una mezcla de deseo y preocupación. Sus ojos, de un profundo color azul oscuro, parecían brillar con una intensidad que te dejaba sin aliento. Podías sentir su deseo palpable en el aire, como una corriente eléctrica que te recorría desde el interior.

Te apresuraste a secar tus lágrimas con el antebrazo y forzaste una sonrisa, como si nada hubiera ocurrido en tu mente. Sin embargo, podías percibir el cambio en la atmósfera, la tensión palpable entre los tres. La excitación crecía con cada segundo que pasaba, cargando el aire con una energía intensa y pulsante.

—¿Te encuentras bien, Delta? —se acercó Soap con una preocupación evidente en su rostro, aunque su mirada también mostraba un destello de deseo reprimido.

Konig, por su parte, mantenía su mirada fija en ti, sus ojos azules oscuros quemándote con su intensidad. Aunque intentaba ocultar su deseo, era evidente en cada gesto, en cada palabra que pronunciaba.

—Estoy bien, sargento. Gracias por preguntar —respondiste, luchando por mantener la compostura mientras sentías la electricidad en el aire.

Aquella sonrisa para Konig fue como un estallido de deseo, y realmente lo impactó. Sus ojos brillaron con una intensidad aún mayor, reflejando un deseo que apenas podía contener. La atmósfera se cargó con una tensión casi palpable, mientras los tres se encontraban inmersos en un mar de emociones encontradas.

La excitación fluía entre ustedes, alimentada por la intensa conexión que compartían en ese momento. Aunque ninguno lo mencionaba abiertamente, podían sentir la tensión sexual cargando el aire, creando una atmósfera cargada de deseo y anticipación.


︶꒦꒷♡꒷꒦︶


Más tarde, en la tranquilidad de la noche, mientras Konig dormía profundamente gracias a los medicamentos que había tomado para calmar su inquietud, tú explorabas entre tus pertenencias en busca del contrato que detallaba los términos de tu vinculación con tu creador, el ejército y el gobierno.

Entre los documentos, encontraste el contrato que parecía determinar cada aspecto de tu existencia. No había muchas cláusulas a tu favor, ni derechos que te otorgaran algún tipo de libertad. Te habían categorizado como un "no-humano", y las disposiciones reflejaban esa cruel realidad. En lugar de especificar tus necesidades básicas, como la alimentación, se indicaba fríamente que "el sujeto de fallo no necesita ser alimentado".

La sensación de ser una mera propiedad del sistema te envolvía como una pesada losa, haciendo que la libertad pareciera un sueño inalcanzable. Sin embargo, entre las líneas de aquel contrato desalentador, tus ojos se detuvieron en un pequeño párrafo, una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

"En virtud del presente contrato, se estipula que la liberación o abandono del sujeto identificado como fallo del proyecto de código 000 Delta solo será considerada en caso de embarazo. Se establece como condición indispensable para la liberación la conclusión exitosa de la gestación y el nacimiento de un bebé en perfecto estado de salud".

"Dicho embarazo será considerado como un motivo justificado para la liberación del sujeto, respaldado por los preceptos establecidos en la ley *, así como en el artículo **, que prohíben la interrupción de la vida del menor. Estas disposiciones legales actuarán como única salvaguarda en el contexto del experimento, en conformidad con las normativas establecidas por la organización *** ".

Esa cláusula, aunque restrictiva y cargada de implicaciones, representaba una oportunidad de escape, una posibilidad de recuperar un atisbo de autonomía en un mundo que parecía haber decidido tu destino por ti. La idea de un embarazo, aunque desafiante y abrumadora, se aferraba a tu mente como un rayo de luz en la oscuridad, ofreciendo una vía hacia la libertad que tanto anhelabas.

Observaste fijamente a Konig mientras yacía dormido, sus rasgos se suavizaban en el abrazo del sueño, su respiración rítmica llenaba la habitación con una sensación de paz. Te detuviste un momento, recordando también a Soap, cuya imagen se entremezclaba en tu mente con la de Konig. Sin embargo, sabías que actuar repentinamente levantaría sospechas, y el contrato especificaba claramente que cualquier eventualidad debía ser considerada como accidental.

 Esta parte del plan no sería fácil de ejecutar, pero comprendiste que era crucial para tu salvación.Antes de llegar a la base, habías realizado una minuciosa investigación sobre cada uno de tus compañeros, teniendo en cuenta cada detalle y error potencial que pudiera surgir. Habías trazado un plan meticuloso para asegurarte de que cualquier acción pareciera completamente espontánea. Ahora, solo te quedaba esperar y rezar para ser lo suficientemente fértil y poder ocultar tu embarazo hasta el momento de dar a luz, tal como lo estipulaba el contrato.

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⏰ Last updated: Mar 31 ⏰

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𝐏𝐑𝐎𝐘𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐀𝐓𝐇𝐄𝐍𝐀Where stories live. Discover now