El Bosque De Los Recuerdos [Terminada ✔️]

19. Los Cuervos Blancos.

-Nadeem.

Los Cuervos Blancos son una organización secreta, ya no tan secreta, compuesta por seres letalmente poderosos y una especie de nuestra raza llamada Viajeros.  Estos Viajeros van recorriendo, como su propio nombre indica, todos los pueblos en busca de personas a las que atacar. 

La única desventaja que tienen es que todos poseen el mismo poder: controlar a tres especies muy peligrosas de seres míticos, como los lobos, panteras negras y quimeras, una especie extinguida. Además, son extremadamente codiciosos. Si llegan a un pueblo y lo sabemos, significa que están buscando a alguien o algo que creen que les pertenece.

***

Acompaño a Mindy a la sala de reuniones y me quedo fuera esperando, mientras que todos mis amigos están dentro y me muero del miedo, por si es lo que yo me imagino.

—Señorita, no puede estar aquí —me dice el guardaespaldas de la puerta. —Su tía ha ordenado que te desaloje —añade él.

—No me puedo ir, mis amigos están aquí, dentro —respondo, algo nerviosa.

Él no me responde y yo me doy la vuelta.

—Van diciendo que te desmayas con facilidad —escucho susurrar al guardaespaldas.

A los pocos segundos lo veo todo borroso, me acerco a la puerta pero no consigo tocarla, me desmayo antes de poder decir nada.

***

Siento un dolor intenso en la cabeza cuando abro los ojos. Estoy acostada en mi cama, en mi habitación. Me levanto poco a poco y veo la ventana cerrada. Entonces recuerdo que ese guardaespaldas ha utilizado su poder contra mí.

Voy hacia la puerta y la intento abrir, pero no se abre.

—¡Ehh, déjame salir! —grito lo más fuerte que puedo.

Escucho pasos que se acercan y se detienen frente a mi puerta.

—¡Me oye alguien! —vuelvo a gritar, pero no recibo respuesta.

En un momento, veo una luz debajo de la puerta. Enciendo mis poderes e intento congelar la cerradura para abrirla, pero es inútil. Mi magia rebota y golpea mi espejo, que se congela y se rompe al instante.

Esa magia solo la puede hacer una persona...

—¡TÍA, DÉJAME SALIR DE AQUÍ! —grito al lado de la puerta.

¿Por qué me han encerrado? ¿Dónde están los chicos? ¿Dónde está Brian?

—¡No vas a salir de aquí hasta que tus amigos se vayan! —responde mi tía desde afuera.

—¡¿Dónde se van?! —le grito. —¡TÍA, DIME DÓNDE SE VAN LOS CHICOS! —añado, cada vez más cabreada.

—A una misión —responde, y mi magia se enciende involuntariamente.

—¡¿Qué misión, tía?! —pregunto, con miedo a lo que estoy pensando.

—Han ido a defender un pueblo cercano de una banda —dice ella.

—¡¿Qué banda, tía?! —me acerco a la puerta e intento abrirla por el pomo. —¡¿QUÉ BANDA?! —añado, preocupada.

Ella no responde. No puede ser, no responde.

—No lo entenderías...

—¡Déjate de tonterías, tía, y dime qué banda! —digo con desespero.

—Los Cuervos Blancos —responde finalmente.

—¿QUÉ HAS HECHO? ¡ESTÁS LOCA! —grito, angustiada.

Ella comienza a hablar por teléfono e ignora mis súplicas.

—¡DÉJAME SALIR, TÍA! ¡DÉJAME DESPEDIRME DE MIS AMIGOS Y DE MI NOVIO! —grito, dando patadas a la puerta.

—¡No! —dice sin pensarlo. —Ellos están a punto de irse, y tú no vas a despedirte de Davis.

—¡Todo esto lo has hecho para alejarme de Brian! —le respondo.

Ella da un largo suspiro y no dice nada. Pero lo sé, lo ha hecho solo por eso.

—¡ERES LO PEOR, SIRENIA! ¡OJALÁ NO FUERAS MI TÍA! ¡ERES UNA EGOÍSTA, SOLO PIENSAS EN TU BIEN Y CADA VEZ QUE ESTOY CONTENTA CON ALGO, INTENTAS ARREBATÁRMELO! —le grito.

—Lo he hecho por tu bien, no puedes estar con ese asesino.

Ignoro lo que está diciéndome y me acerco a la ventana, la cual también está cerrada con un hechizo suyo.

Enseguida, veo a mis amigos salir de este edificio, pero falta Brian. ¿Dónde está?

—¡CHICOS! —grito mientras golpeo el cristal. —¡AYUDA, CHICOS! —grito aún más fuerte.

Mindy se gira hacia mi ventana y me ve, está gritando algo, pero no lo puedo escuchar.

—¿POR QUÉ NO PUEDO ESCUCHAR NADA, TÍA? —le grito, sospechando que es algo suyo. —¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! —le grito, pero ella no responde.

Un guardia se lleva a Mindy a la fuerza y es tanto lo que estoy sintiendo ahora mismo que hago que el vaso de mi mesilla explote y que un trozo de cristal se clave en mi mejilla.

Me lo quito sin preocupación y mientras la sangre cae por ella me dirijo hacia la puerta, comenzando a gritar que me dejen salir mientras le doy puñetazos y patadas.

***

Me encuentro sentada contra la puerta, exhausta de tanto gritar y patalear, preocupada y con lágrimas rodando por mis mejillas.

Mi tía lleva como dos horas sin decir absolutamente nada, y sé de sobra que está ahí fuera, puedo sentir su presencia.

Una melodía sale de mi teléfono fijo, que está en mi habitación. No me había acordado de él. Me lo regaló Mindy para poder estar en contacto ella y yo.

Voy corriendo hacia mi cama y saco el teléfono fijo debajo de ella. Lo descuelgo y escucho a Mindy muy alterada.

—¡Estás bien, Nadeem! —se le escucha jadeante.

—Sí, y vosotros, ¿cómo estáis tú y Brian? ¿Cómo estáis? —pregunto entre sollozos llenos de miedo.

—La cosa está fea. Han muerto muchos de los nuestros. Ahora estamos todos bien, pero la cosa está muy mal aquí. ¿Qué haces encerrada en tu habitación? —termina preguntando ella.

—Mi tía me ha encerrado para que no vaya con vosotros y para que no me despida de Brian. Hace todo esto, os pone en peligro para que me aleje de Brian —explico angustiada.

—¡No te preocupes...

Una voz la interrumpe.

—¡HABLANDO CON TU AMIGA! —dice la voz desconocida.

—¡DÉJALA EN PAZ! —escucho a Brian.

Oigo cómo se produce una pelea entre mucha gente, pero lo último que llego a escuchar es a Mindy gritar el nombre de Brian y al instante la llamada se corta. 

Se me corta la respiración, se me ponen los pelos de punta y comienzo a llorar descontroladamente.

—¡MINDY, ¿QUÉ HA PASADO?! ¡MINDY, ¿ME OYES?! —digo, pero solo hay un largo silencio.

Cuelgo el teléfono como puedo, mis manos me tiemblan y pienso en lo peor. Me dirijo hacia la puerta y escucho a mi tía hablando por teléfono.

—¡Tía, déjame salir, déjame salir! —digo entre sollozos largos.

Se oye un tono de llamada fuera de mi habitación.

—¿Diga? ¡Qué ha pasado, qué! ¿Habéis terminado con ellos? Vale, volver —escucho cómo habla por teléfono.

Cuando termina, se escucha un pequeño clic en la cerradura y la puerta se abre.