𝐀𝐙𝐔𝐋. 𝗳𝗲𝗹𝗶𝗽𝗲 𝗼𝘁𝗮𝗻̃𝗼.

͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ 𝟎𝟏.

───¿Cómo te llamas? ───me preguntó Matias.

───Azul ───respondí.

───¿Posta? ───dijo y yo frunci el ceño.

───Azul, azul ───repetí.

───Piola, lindo nombre ───agregó

───Gracias ───sonreí ───Cualquier cosa así sea la más mínima que les haga falta me dicen, a mis tíos también ───ellos agradecieron y me despedí, bajando al primer piso.

───¿Listo? ───cuestionaron Clau y Fer al unísono.

───Si, todo listo ───le proporcione la lista a mi tío y el hizo el registro en la computadora.

Clau me regalo una sonrisa ───Gracias Azul ───yo asentí feliz.

───Bueno, ¿hay algo más que hacer? ───negué algo dudosa.

Limpiar la cocina, recordé.

───La cocina ───contesté y me dirige a ella para limpiar lo poco que quedaba por hacer, lavar los azulejos y cambiar la manija del lavamanos, pero lo segundo lo haría Fer.

Agarre el jabón y esponja del almacén, lave con fuerzas los azulejos en la cocina, agradecía que solo fueran pocos y que no estuvieran tan sucios, estaba segura de que si terminaba eso después podría dirigirme al mar sin preocupación alguna.

Y cuando había terminado el favor que mi madre me pidió me dirigí a la playa, no sin antes despedirme de mis tíos y asegurarme de que nada faltase.

Llevaba mi bikini rojo abajo del short y camisa que traía puesta, lleve conmigo una pequeña manta, sombrilla, sombrero, mi libro de poemas y algunas frutas de la casona.

Camine un poco hasta encontrar el lugar perfecto para sumergirme en la lectura, no era una persona de leer libros largos me dirigía más por los cortos y por la poesía específicamente.

No tarde mucho concentrada cuando escuche aquellas voces argentinas detrás de mi, de nuevo, pero esta vez no me inmute en voltear, ni siquiera notaron mi presencia.

Note disimuladamente que se sentaron a tomar el sol a pocos metros de mi, quería acercarme a ellos porque me habían caído demasiado bien, era muy buenas personas pero yo no era parte de su grupo.

El clima estaba perfecto el sol no era tan fuerte, aun si lo fuera no dudaría en bañarme en crema solar, odiaba broncearme aunque realmente solo me quemaba, me volvía un tomate viviente y me dolia cada centímetro de cuerpo. Después de pensarlo decidí en meterme, no mucho tiempo pero si el necesario para refrescarme.

───¿Azul? ───Felipe estaba enfrente de mi, el ojiazul.

───Hola ───contesté mientras intentaba quitarme el agua que caía por mi cara.

───Hola ───dijo con una sonrisa ───La playa es hermosa ───añadió muy feliz.

───Lo sé, ¿qué tal se la están pasando con tus amigos? ───pregunté curiosa.

───Re bien.

───Que bueno.

───¿Vos sos de aquí? ───ahora el preguntaba.

───Si, aquí nací y crecí ───respondí.

───¿Y vienes a la playa siempre? ───el castaño seguía intentando sacar más platica, lindo.

───Solo cuando tengo tiempo ───reí y el se unió a mi risa, teniendo contacto visual por algunos segundos.

───Los chicos creen que sos linda ───soltó por lo que me sonroje notoriamente ───De buena forma.

───Ayy ───me tape la cara por la vergüenza, no estaba acostumbrada a los alagos directos.

───No debí decirte eso Azul, perdón ───dijo apenado.

───No te preocupes Felipe.

───Llámame Pipe, Felipe es re formal.

───Pipe ───contesté y el asintió.

───¿Estas sola? ───frunció el ceño buscando una respuesta.

Yo mire el sitió donde antes estaba, ahora algo alejado por el mar ───Si, sólita.

───¿No quieres pasar el tiempo con nosotros?.

───No es necesario, no quiero molestar ───negué.

───No molestas, nos caes bien y podes estar con nosotros si vos queres, obvio ───dijo amablemente.

───Bueno, en un rato voy ───el asintió comprensivo y yo volví a sumergirme en el mar turquesa.

Pipe parecía un buen chico, me había agradado demasiado y solo habíamos entablado una conversación, pero si que sabía como sacarme palabras, yo no era el tipo de persona que iniciaba las conversaciones y prefería quedarme callada antes de no saber como continuar alguna platica, pero con el argentino no sentí aquello, en cambio sentía una necesidad de volver a hablarle.