Capítulo XXXVII

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PDV Mai:

—Entiendo. Es preciso que la boda se realice a pesar de todo, ¿verdad?

—Lo lamento en sobremanera, Mai. Sé lo mucho que quieres a Aahmes, pero no tenemos opción. La unión sí fue pactada entres los reyes desde hace mucho y pues... presumiendo que nosotros logremos alcanzar lo que queremos, no tendremos opción.

Aclaró Anzu al tomar mis manos y apretarlas fuerte... No sé porqué llegué a pensar que las cosas podrían ser diferentes.

—¿Mai?

—¿Mmm?

—Lo lamento en serio. Aahmes está igual de triste que tú y se opuso durante la charla con el Mago.

Un suspiro profundo fue arrancado de mi pecho, uno en donde la tristeza trató de escapar aunque sin éxito alguno.

—No te esfuerces en darme ánimos, querida hermana. Entiendo que las cosas así deben ser... Lo mejor es que nos pongamos a escribir esa invitación para padre, ¿no? Igual es necesario para la boda.

Anzu entendió a qué me refería y asintió levemente, como si se sintiera vigilada en todo momento. Sonreí como pude y le di un beso en la frente. Ella me acompañó a la gran mesa que había en mi habitación y tomé lo necesario para hacer la Invitación según lo dictaminado por el Mago egipcio.

PDV Fukayna:

Llegamos a la puerta.

Tras atravesar decenas de pasillos, lugares obscuros y una que otra rampa, llegamos a la puerta que resguardaba la Reliquia. Realmente es algo difícil de encontrar, pero el truco para llegar es más fácil de lo que creí: la llave. Desde que Atem se colocó la llave en la muñeca, esta señalaba la dirección en la cual caminar. No necesito memorizar el camino, sino quitarle la llave a como dé lugar. El tricolor metió el artefacto de oro en una hendidura y la puerta colosal comenzó a desplegarse hacia arriba. Atem sacó la llave y me invitó a pasar justo detrás de él.

Me adentré en el lugar, el cual se iluminaba gracias a la Reliquia. Era una hermosa pieza de oro en forma de pirámide invertida que estaba atada a una cuerda en uno de sus extremos. La luz que desprendía y el poder que emanaba eran tan potentes que casi me hacen llorar..  Ahora entiendo porqué Khaldun estaba tan ansioso por obtenerla.

—Es deslumbrante, ¿verdad?

—Sí.

—Ven aquí, pequeña.

Dijo mientras me tomaba las manos y me acercaba a él.

—La reina de Egipto es la encargada de salvaguardar esta pieza en caso que el Faraón no pueda hacerlo. Según la tradición y las leyes, solo le es permitido conocer este lugar a mi compañera de vida y esa eres tú. Sé que por todas las cosas que están pasando, es difícil creer que puedo mantener mi promesa, pero si te traje hasta aquí es porque así será; y como prueba adicional a mi palabra, te encomiendo esto.

Culminó a tiempo que colocaba la llave en mi cuello con delicadeza.

—¡Atem!

—Por favor, no digas nada y ven aquí.

Pidió al acercarme más y darme un beso tan profundo, tierno y sincero que me hizo olvidar de todo lo malo que había alrededor y de que probablemente, está sería la última vez que sus labios y los míos se tocarían...

PDV Atem:

Pude sentir las lágrimas de Fukayna cayendo con una profunda tristeza. Me esforcé en que sus labios sintieran mi amor, que su cuerpo percibiera que mi piel se mueve solo por ella y que este no sería el último roce entre ambas, que la próxima vez que estuviéramos así de cerca sería durante nuestra luna de miel. El apasionado y cálido beso que nos dimos fue interrumpido por la falta de aire. Sonreí al verla a los ojos y, tras tomarla por la barbilla para que me viera a los ojos, aseguré:

¡Sí, mi Faraón!Where stories live. Discover now