Doce

175 34 1
                                    

Sergio

—¡Que tenga un buen viaje, señor!

—Usted también. —Salgo de un taxi en el Aeropuerto Internacional de LaGuardia, quitando los copos de nieve de mi abrigo. No se me escapa el hecho de que estuve en este exacto lugar hace un año, de camino a Puerto Vallarta, pero no puedo concentrarme en eso ahora.

Mi mente sigue girando en un millón de direcciones y no puedo concentrarme en un solo pensamiento ni para salvar mi vida.

Ciudad de mi familia para la fiesta de la oficina. Abuela Hattie. Mis padres no estarán allí. Vibrador de Carlos. Max.

Max.

Paso por seguridad y encuentro un asiento cerca de la puerta. Decido comprar un pretzel antes del despegue y dejo de caminar cuando veo a Max venir hacia mí.

—¿Tienes algún tipo de dispositivo de rastreo conmigo? —Pregunto.

—No, simplemente te conozco. —Él sonríe—. Lo único que no sé, es por qué no estás en el aeropuerto privado con el resto del equipo. ¿Puedes explicarme eso?

—Sí, yo uh . . . —Intento apartar la mirada de él, pero no sirve de nada. Se ve más diabólico y tentador que de costumbre, y el olor pecaminoso de su colonia me hace querer acercarme más.

—¿Tú uh, qué? ¿Dónde está el resto de tu frase?

—Decidí que sería mejor si volaba comercial para este viaje. Pensé que podría ahorrarle trescientos dólares.

—¿Trescientos dólares? —Sus labios se curvan en una sonrisa—. ¿Con un presupuesto de cinco millones de dólares?

—Bueno, en realidad son trescientos veinticuatro dólares, pero estoy redondeando a la baja para el efecto. Cada dólar cuenta, ¿sabe? Las empresas pueden arruinarse fácilmente con el tiempo si pierden unos centavos.

Me mira durante varios segundos, luciendo divertido.

—Sergio.

—Señor Verstappen .

—Está bien, señor Perez. —Hace una pausa—. Aunque realmente aprecio su preocupación por mi presupuesto multimillonario, puedo asegurarle que no necesita un vuelo comercial para este viaje. Preferiría que no lo hiciera para que podamos tener la conversación que se suponía que tendríamos en mi apartamento hace dos días.

—Ya compré el boleto con la tarjeta de la empresa.

—Llamaré y obtendré un reembolso.

Silencio.

—¿Ha reservado ese lugar a propósito? —Pregunto—. Sabes que odio ir a casa y sabes lo que siento por mi familia. Estoy bastante seguro de haberte dicho que me odian por no haber ido durante ocho años ... Me odian.

—Me lo has dicho, —dice, mirándome como si yo fuera el loco—. Pero, ¿cuándo he usado mi tiempo para buscar lugares para la fiesta de la oficina? Yo solo verifico el presupuesto y firmo el cheque.

Lo miro, inseguro de qué decir a continuación.

—¿Puedes ir conmigo al otro aeropuerto ahora, para que podamos discutir algunas cosas? —Me hace un gesto para que le entregue mi bolsa de mano, pero no se la doy.

‘Atención, damas y caballeros que están programados para el vuelo 2519 con destino a Colorado’. De repente, una voz llega por los altavoces. ‘Ahora estamos comenzando el proceso de abordaje’.

—Bueno, —digo—, dando un paso atrás—. Están llamando mi vuelo. Necesito formarme en la línea.

—¿No escuchaste lo que dije acerca de obtener un reembolso?

—Alto y claro, —digo, dando otro paso atrás—. Pero están abordando, y te envié por correo electrónico todo lo que necesitamos para hablar, así que ... ¡Adiós! —Me doy la vuelta y corro por el pasillo hacia mi puerta.

No me atrevo a mirar por encima del hombro.

Saco mi tarjeta de embarque y se la doy al agente de la puerta.

—Felices fiestas, señor Perez. —Ella me lo devuelve—. ¡Que tenga un vuelo seguro!

—Gracias. —Me apresuro hacia el túnel de abordaje y tomo mi lugar en la fila.

Cuando llego a mi asiento, meto mi bolso de mano en el compartimento superior y me pongo los auriculares, dejando perfectamente en claro que no quiero entablar una pequeña charla con quienquiera que se siente a mi lado. Necesito usar cada segundo de este vuelo para planear mi próximo movimiento.

Espero ansiosamente, con la esperanza que Max no haya comprado un boleto en el último minuto. Para que pueda posponer nuestro inevitable enfrentamiento por un poco más de tiempo.

Pasan varios minutos y solo unos pocos pasajeros se unen a mí en el avión. La azafata me sirve un trago de tequila y se ve molesta cuando lo bebo en segundos y pido otro.

‘Damas y caballeros del vuelo 2519, les habla su capitán’, —suena una voz profunda por los altavoces—. ‘Gracias por volar con nosotros en estas fiestas. Auxiliares de vuelo, por favor preparen la cabina para el despegue ...’ —Esas palabras me dan la seguridad que necesito.

Mientras el avión baja por la pista, mi teléfono suena con un mensaje de texto.

Max: EL LO SABE: ¿De verdad crees que vas a evitar hablar conmigo durante todo este viaje?

Yo: Estoy dispuesto a apostarlo.

Max: EL LO SABE: ¿Cómo puedes decir eso, cuando sabes que yo siempre gano?

Amigos una disculpa por haberles dado migajas, probablemente va a seguir pasando porque tengo que hacer un curso de 34 horas para recuperar credito de ingles y llego de la escuela a las 4:20 y el tiempo que me sobra lo uso para otras cosas, pero a...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Amigos una disculpa por haberles dado migajas, probablemente va a seguir pasando porque tengo que hacer un curso de 34 horas para recuperar credito de ingles y llego de la escuela a las 4:20 y el tiempo que me sobra lo uso para otras cosas, pero aun asi voy a tratar de actualizar rapido, porque esta historia no es larga son 98 paginas que se dividen en 20 capitulos y un epilogo asi que quiero terminarla cuanto antes.

The Office PartyWhere stories live. Discover now