Cuando salgo de la entrevista al día siguiente, Jessica Rodrigo, mi agente, habla sin parar sobre mi agenda de los próximos días mientras conduzco a casa, a la cual estoy ansioso por llegar ya que hoy fue el primer día de Wynn y no he tenido la oportunidad de verla porque salí antes de su entrada esta mañana. No he podido sacármela de la cabeza en todo el fin de semana. Me ha perseguido hasta cuando canto, y es lo más extraño que me ha pasado nunca.

—Jessica, por el amor de Dios, sólo detente. —Ella se calla inmediatamente, mirándome mal—. Quiero que canceles todo lo público que tengo por ahora. Necesito concentrarme en mi próximo álbum, y no puedo escribir canciones si estoy en cada evento social, me quedaré en casa y escribiré hasta que mis dedos se caigan. Así que hasta que termine, por favor, basta.

Ella me mira como si acabara de golpearla. Me río de su exagerada reacción. Y ella no puede evitar sonreírme. A pesar de que Jessica y yo tuvimos... algo el año pasado cuando estábamos de gira, fue un momento de necesidad física más que otra cosa, y siempre nos hemos mantenido profesional a pesar de eso. Me arrepentí inmediatamente pasó porque pensé que sería incomodo trabajar con ella y que perdería a la mejor agente que he tenido, o que pediría más, como cualquier otra mujer con la que me he acostado, pero ella misma me hizo saber que era algo casual y que si alguna vez la necesito de cualquier forma, ella estaría ahí sin ningún compromiso. Está demás decir que nunca he recurrido a eso de nuevo, y en serio la respeto demasiado para hacerle eso.

Sé que, a pesar de que no ha retirado su oferta, está bastante involucrada en una extraña, pero exclusiva, relación con Carlson, creen que no lo sé, pero la verdad es más que obvio. Son cosas que pasan cuando pasas tanto tiempo con la misma persona, además de que ambos son atractivos si debo decirlo yo mismo. Y ellos pasan mucho tiempo juntos, tanto conmigo como solos. Están tan enamorados que es ridículo, pero ninguno de los dos lo hace oficial.

—Está bien, me rindo. —Levanta las manos al aire en un gesto de total frustración—. Pero Dios te salve cuando empecemos la publicidad del álbum.

—Te juro que no dormiré si quieres, cuando llegue el momento, solo para cumplir nuestra agenda.

—Te tomaré la palabra, Danford, y haré que la cumplas. —Sonrío ante sus rudas palabras mientras me detengo frente a mi casa—. Bueno, entonces no tengo nada que hacer aquí. No quiero interrumpir tu inspiración y todo eso.

—Claro, inspiración. —Suelto un pesado suspiro, será difícil escribir esas canciones. Me gusta mucho componer y hacer música, pero no la presión de una disquera pidiendo música nueva con un límite de tiempo. Me pone de los nervios—. Tomate el día libre, no, mejor la semana. Es más, no vuelvas hasta que te avise. —Nos bajamos del auto y le hago señas a Wilson, uno de mis chicos de seguridad para que lleven a Jessica a su casa.

—Yo también te quiero.

—Deberías agradecerme, así pasas más tiempo con Carlson.

Ella jadea sorprendida y me río a carcajadas. Se recompone inmediatamente cuando Wilson le abre la puerta de su auto.

—No sé de qué estás hablando, y no pienso seguir hablando contigo. —Se coloca las gafas de sol que tenía sobre su corto pelo negro—. Suerte, Danford. —Y con eso se ha ido.

Niego con la cabeza. Estoy rodeado de mujeres que me manejan su antojo y no podría estar mejor con eso que ahora.

Me adentro a casa, ya pensando en sentarme en mi estudio con mi guitarra, después de ver a Wynn, claro, pero no llego muy lejos cuando, de la nada, aparece Darla frente a mí, dándome un susto de muerte.

—Dios mío, Darla. Me quieres matar.

—Señor Danford, bienvenido a casa —me saluda con una sonrisa—. La cena será servida en 15 minutos.

A tu servicio ©Where stories live. Discover now