Capitulo 1

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—Señor Danford, sé que no quiere escucharlo de nuevo, pero necesitamos que sea usted quien entreviste a la nueva empleada

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—Señor Danford, sé que no quiere escucharlo de nuevo, pero necesitamos que sea usted quien entreviste a la nueva empleada. —Levanto la vista y me encuentro con Darla, mi ama de llaves. No sé ya de qué forma decirle que ella puede encargarse del personal sin que yo interfiera. No me importa lo más mínimo quién quite el polvo de mis estantes. Mientras no me molesten, yo no los molesto a ellos.

—Señora Hanser, le he dicho que confío plenamente en sus elecciones más que capaces y llenas de experiencia. No me necesita para...

—La adulación no lo llevará a ninguna parte, señor.

Me conoce demasiado bien para mi gusto, pero claro, esperarías eso de la persona que básicamente cuidó de mí desde que nací. Intento contener mi risa, pero cuando ella me sonríe, no puedo evitar que se me escape.

—Está bien, me rindo. No puedo luchar contra ti, Darla. —Suspirando, aparto los documentos en los que estaba trabajando—. ¿Cuántas candidatas tienes?

—Solo tres —dice, pasándome una carpeta con la información—. Las demás ya las entrevisté y fueron descartadas, estas son las que considero que podrían hacerlo bien, así que elija una y me deja saber. Empezaremos ahora mismo. —Se marcha sin decirme nada más. A veces me pregunto quién de los dos es que se supone que manda aquí, pero es obvio que ella es la que manda.

No es que tenga mucho personal, aunque es más de lo que alguna vez creí tener, realmente no lo necesito para hacer mis cosas por mí mismo. Soy extremadamente organizado y no me gusta que muevan mis cosas del lugar donde los pongo. Me gusta cocinar y no soy quisquilloso con la comida, pero Darla era el ama de llaves de mis padres y cuando ellos murieron, se mudó conmigo. Eso fue hace 6 años y desde entonces, después de que había estado yo solo en un pequeño departamento, tengo una ama de llaves, un jardinero, tres chicas de servicio y tres chicos de seguridad. La vacante es para ser una de las chicas de servicio, y aunque creo que no es necesario tener tres, Darla conoce esta casa y su manejo menor que yo.

Hace tres años que me mudé aquí, cuando mi carrera en la música catapultó, a una casa real con más habitaciones de las que podría contar y más baños de los que nunca usaré, y un jardín que avergonzaría al palacio real. Claro que eso es una exageración, no es una mansión, aunque es demasiado grande para Darla y para mí. Tal vez por eso se ha empeñado tanto en contratar personal, como si estuviera creando su propia familia. Y tendría sentido ya que todos nos tratamos como si lo fuéramos, así que perder a Nelly, la última chica de servicio, fue un poco traumático, como si hubiera perdido a una hermana pequeña y Darla es la madre de todos. Excepto tal vez de Luis, el jardinero, que es mayor que yo y que ella. Nelly se casó y se mudó a Estados Unidos, así que Darla ha estado buscando su reemplazo.

Escucho un toque suave en la puerta y respiro profundo antes de responder:

—Adelante.

—Buenas tardes, señor Danford. —La voz más suave que he escuchado en mi vida me saluda. Es totalmente dulce y cuando miro a la dueña de la voz, esta combina completamente con su físico. Su cabello es blanco como la nieve, o un rubio muy claro, no lo sé. Se ve muy natural, pequeña, probablemente no más de 1.55, rasgos finos y delicados y los ojos color avellana verdosos más hermosos que he visto, aunque estos están detrás de lentes demasiado grandes para su delicado rostro.

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