005 | LA FORTALEZA DE UNA MADRE

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AÑO 128 DESPUÉS DE LA CONQUISTA DESEMBARCO DEL REY——————————————————

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AÑO 128 DESPUÉS DE LA CONQUISTA
DESEMBARCO DEL REY
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El día había sido largo y Rhaenyra se encontraba cansada.

Viserys estuvo inconsolable toda la tarde, y hasta bien entrado el ocaso Rhaenyra logró que su hijo más pequeño dejara de llorar a grito abierto por su padre. Si la partida de Daemon resultó difícil para todos, para Aegon y Viserys fue desgarradora; demasiado jóvenes para entender que su padre se había ido para nunca volver, preguntaban por él cada momento del día y aguardaban su regreso con lágrimas en las mejillas.

La guardería que los niños comparten se convirtió en un lugar cargado de aflicción, en dónde Rhaenyra no podía hacer más que consolarlos hasta que ambos se quedaban dormidos, cansados de tanto llorar.

Derrotada como se sentía, se sacudió los pesares y se preparó para la reunión poco grata que tendría con Aemond. Ordenó a los cocineros una cena digna de aplaudir, se enfundó en uno de sus mejores vestidos carmesí y controló con ojo crítico a la servidumbre que preparaba la mesa en los aposentos de la propia Rhaenyra, todo mientras los nervios le cosquilleaban bajo la piel a punto de hacerla perder la cordura.

Pese a estar parada, con un agarre férreo que le blanqueaba los nudillos alrededor del respaldo de la silla frente a ella, se dio cuenta de que estaba temblando.

—Pueden retirarse —ordenó a la servidumbre con toda la educación de la que dispone. Necesitaba un momento a solas para poner en orden sus pensamientos.

Deseaba que Aemond se retrasara. O mejor aún, que no apareciera.

Casi se palpaba en ella una tensión demasiado parecida al miedo ante la idea de encontrarse a solas con su hermano. Lo desconocía casi en su totalidad, y lo poco que conocía de él resultaba desalentador.

Se aleja de la mesa, frustrada consigo misma por lo vulnerable que se siente envuelta en otro intento desesperado por no caer en la desgracia de su causa perdida. El rechazo de Rhaenys infligió una herida a su orgullo, una que aún sangraba y la hacía dudar de sus propias aptitudes como futura gobernante.

«¿Si no soy capaz de defender mi causa, cómo espero poder gobernar el reino?»

Incapaz de calmarse, Rhaenyra aprieta los dedos alrededor del collar de acero valyrio, buscando fuerza en el recuerdo de Daemon. No se ha cumplido una luna desde la partida de su marido, pero sentía como si lo hubiera visto por última vez hace toda una vida.

¿Qué pensaría él de todo lo que estaba pasando?

¿La consideraría débil por acceder a un matrimonio con Aemond?

FIRE ON FIRE ⎯⎯⎯ house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora