08. Festín de sombras.

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Su marido no era eso.

──¿Hay prisioneros en el calabozo?

Feryal recordó el informe que le había preparado el general.

──Sí, hay dos esperando por su ejecución.

──Bien, podrían sacarle utilidad y dárselos a su majestad.

──Lo que dices es un horror.

Savina extendió su mano, una de las sombras se posó sobre ella, enredándose hasta su muñeca como una serpiente.

──Fascinante.

──Creo que lo mejor será dejar al saerev en descanso.

La joven asintió, aplanando los labios en una mueca de profunda introspección.

──Le temen, las sombras, por alguna razón se repelen en su presencia ──dijo y Feryal quiso saber qué pasaba por su mente──. Es como si huyeran de usted.

Savina parecía buscar una explicación, pero Feryal solo podía pensar en el resto de sus palabras, en una forma de traer a Lysander de vuelta, ¿darle a las sombras lo que querían?, ¿cómo podría hacerlo?

III

Jevem había empezado a trabajar en el castillo hacía dos semanas, desde el primer día había quedado deslumbrado con la opulencia y riqueza del palacio negro, siendo de la última línea del cordón de la ciudad, criado en un conventillo a las puertas del muro, si bien no cayó en la miseria, tampoco había sido criado entre cojines de oro.

En el palacio todos los empleados se acostaban temprano, sabiendo que no era prudente deambular por los rincones oscuros del palacio en las horas de la noche.

Sus compañeros se encargaron de asustarlo con una buena cantidad de historias, sobre dakas que atacaban a criados desprevenidos, espíritus que rondaban de antiguos Sinester e incluso de sombras que salían a cazar por la noche.

El joven criado ignoró todas las advertencias, aprovechó su tiempo libre para vagar por los pasillos del palacio y luego pensó que podría aprovechar también para ir por las recámaras reales, el rey Lysander tenía un piano de cola negro en su estudio privado y Jevem ya ansiaba tocarlo.

El silencio invadía los pasillos, nadie rondaba cuando se escabulló hasta el estudio del rey.

El piano antiguo y excelso era delicadamente bañado por la pálida luz de luna y Jevem creyó escuchar que lo llamaba con una melodía hipnótica.

Apenas llegó a rozar algunas teclas, sabiendo que debería conformarse solo con mirarlo, cuando un llamado le puso en alerta.

Escuchó la voz del rey saliendo de la recámara real.

Su corazón galopó ante la idea de verse en problemas, si lo descubrían husmeando en los aposentos reales en medio de la noche bien podría darle fin a sus sueños de conseguir un ahorro y contactos para tocar en el teatro, debería conformarse con ayudar a sus padres a atender la vieja posada.

Como pudo, Jevem se enderezó, poniendo su cara más convincente de buen empleado, por las dudas tomó unos cuantos libros, para mentir que fue a colocarlos en su lugar.

¿Tendría sentido su mentira?

La voz grave del rey volvió a apremiarlo.

Cuando ingresó en la recámara la luz de las velas tenía la habitación sumida en un lustre cobrizo, Jevem dejó los libros a un lado en una mesita baja.

──¿Me llamaba, moi saerev?

Caminó unos pasos más hasta la cama, solo para descubrir al rey sumido en un profundo sueño.

──Por el fin de Iverna…

El chirrido de unas tablas le avisó que no estaba solo.

Si era una mala broma de sus compañeros, quiénes le habían advertido no salir de su habitación, pues entonces pagarían ellos la gracia.

Jevem se dirigió hacia la puerta, listo para darle fin a su exploración, tiró tres veces de la puerta hasta descubrir que no abría.

──Malditos, no tiene gracia, si el rey me descubre…

Un jarrón cayó para romperse al otro lado de la habitación, el corazón del joven muchacho golpeó desbocado contra su caja torácica.

──¿Quién está ahí?

De repente, el miedo le golpeó con fuerza, como algo frío y denso bajando por su garganta.

──¿Saerev?

Unos siseos comenzaron a subir en la habitación, a escalar mientras volutas de humo se formaban debajo de la cama del inconsciente rey.

Jevem corrió hasta aporrear la puerta que daba a la habitación de la siraytza, en ese punto, prefería ser expulsado del reino antes que enfrentar el destino que le darían esas cosas.

──Reina Feryal, auxilio.

Algo se enroscó en su tobillo, tiró de su pierna hasta que su cabeza chocó contra el suelo.

Por un momento estuvo aturdido, con dificultad reconoció la pintura fina del techo del saerev, una caballeriza armada lista para batir al ejército enemigo, negro contra rojo.

Una garra volvió a tirar de su pierna, luchó contra su captor y el mareo de su mente.

Gritó cuando tiraron de él hasta abajo de la cama, rasgó las tablas en un intento vago por salvarse y luego las sombras se dieron un festín.

❁ཻུ۪۪

Hola, hola.

La verdad no pensaba subir nada por acá hasta no terminar la novela que ─valga la redundancia─ estoy terminando El Cortejo de las Camelias PERO MIREN ESTA PORTADA.

Cuando empecé a escribir esta novela de las primeras cosas que tuve en mente fue la portada, la imagen de Feryal y detrás el reino de Val Velika, la nieve, y TheSphinx- súper talentosa supo retratarlo perfectamente, reconocerán el mismo estilo de ...

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Cuando empecé a escribir esta novela de las primeras cosas que tuve en mente fue la portada, la imagen de Feryal y detrás el reino de Val Velika, la nieve, y TheSphinx- súper talentosa supo retratarlo perfectamente, reconocerán el mismo estilo de dibujo que la portada de Sonata.
TODO es precioso😩💓😩💓😩💓

Así que espero les haya gustado y, como a mí, les haya dado ganas de tener mucho más de esta historia.

¿Qué les va pareciendo Penumbra Invernal hasta ahora? Las leo🩵✨

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