17. ¿Qué soy en realidad tía?

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-Nadeem.

Al cabo de una media hora, me encuentro con la cabeza apoyada en la piedra seca de la cueva, las manos llenas de sangre y los chicos asustados, a ambos lados de mí.

Levantó la cabeza de golpe, cuando ya he vuelto en mí, Brian enseguida reacciona y me coge de las manos.

—Ey, estás bien, estás con nosotros —me tranquiliza Brian, cogiendo mi cara.

—Ha sido horrible —exclamo entre sollozos y lo abrazo.

Nos separamos y me ayuda a ponerme en pie, Mindy, Estela, Trevor y Annie vienen enseguida y me empiezan a preguntar si estoy bien y yo a todo digo que sí, pero la verdad es que no. No lo estoy.

Les pido a todos que se vayan menos Brian y ellos me entienden. Estoy lo bastante mal como para responder miles de preguntas. En este instante solo lo necesito a él.

Mis ojos están llenos de lágrimas, pero no dejo que salgan, solo puedo escuchar los gritos de mis familiares en mi cabeza, mientras que Brian me cura las heridas que me he hecho en las manos.

—¿Te duele mucho? —me pregunta sacándome de mis pensamientos.

—Eh, no mucho —respondo, con la voz entrecortada.

Él me mira a los ojos por un momento y yo los aparto. No puedo ocultar lo mal que me siento al haber revivido ese día.

—Ey, ey —me susurra, cogiendo mi barbilla y girando mi cabeza hacia él.

Sus ojos y los míos se encuentran y puedo sentir cómo arden y luchan por salir mis lágrimas.

—¿Qué viste allí? Porque solo a mujeres, es imposible, ¿qué viste? —me pregunta con voz tranquila y llena de comprensión.

—Reviví ese día —digo con la voz demasiado afectada—. Era... era tan real, lo sentí... todo... —mi voz se corta y vuelvo a apartar la mirada, pero él se levanta de la roca y se pone de cuclillas delante mío.

En ese momento, justo cuando lo miro a los ojos, no puedo contenerlo más y rompo a llorar.

—Fue mi culpa —me culpo entre sollozos.

Él se vuelve a sentar al lado mío y me envuelve en un abrazo cálido. Me coge por la nuca y junta nuestras frentes, nos miramos a los ojos y con lágrimas en los ojos, él me besa.

Un beso que me cura todo y me hace olvidar todo.

—No fue tu culpa, no fue tu culpa, preciosa —me susurra cuando nos separamos y me abraza—. Tú no sabías que tenías ese poder —añade mientras me seca las lágrimas con los pulgares y me acaricia la nuca.

—¿Me das otro abrazo? —le pregunto, en un momento de debilidad.

—Claro que sí, preciosa —me susurra mientras ya me está abrazando.

***

Después de una hora, ya estoy mejor y Brian ha logrado calmar mi culpa. No sé qué cosa o quién me ha mandado aquí, pero sé que cuando lo sepa, se lo haré pagar.

Hoy me han hecho lo peor que me podían hacer, revivir ese día fue como si me muriera una y otra vez con ellos.

Brian me acaricia el brazo y mientras estamos fuera de la cueva, en un acantilado que había detrás de la cueva, sentados en el suelo, yo en sus piernas con la cabeza apoyada en su pecho y él rodeando mis manos por encima del pecho.

—¿Estás mejor? —me pregunta y me da un beso en la cabeza.

—Gracias, a ti —susurro y en un suspiro me pongo en pie—. Será mejor que nos vayamos de aquí —añado mientras él se pone en pie y se acerca mucho a mí.

—Vale —acepta y me arregla un mechón de pelo, pero se detiene cuando me ve el cuello—. ¿Y tu colgante, preciosa? —me pregunta por curiosidad.

—No puede ser, el colgante se me ha caído en la cueva —respondo preocupada y él lo nota.

—Tranquila, si se te ha caído allí, vamos a buscarlo —me dice con una sonrisa.

Vamos corriendo hacia allí y cuando llegamos, Brian busca por la entrada y yo me adentro en la cueva. Me quedo paralizada al ver que donde estaba la marca fluorescente, se ha abierto una nueva embocadura.

Entro y puedo sentir cómo ese sitio me llama, es como si yo viniera de él. Entro más y mis poderes se encienden, sin poder controlarlos.

Sigo entrando y todo se ilumina, sin necesidad de bombillas ni de magia. Miro hacia arriba y se refleja el cielo, claro y tenue de afuera.

Sigo avanzando y puedo leer en la pared de la derecha el nombre grabado de mis padres biológicos.

Me adentro más y aparezco en un campo. Una casa grande aparece delante de mí en cuestión de segundos. Me adentro en ella y veo todo tipo de muebles que se puedan tener en una casa, bien ordenados y viejos.

Enseguida se me vienen imágenes de mi poca infancia aquí; recuerdo la mesa, el sofá, la silla, absolutamente todo.

—He encontrado el colgante, preciosa —escucho cómo Brian dice a lo lejos—. Nadeem, ¿dónde estás? —pregunta angustiado.

—¡Entra en la embocadura de tu derecha! —grito a todo pulmón.

Él me hace caso y en cuestión de segundos está en frente mío.

—¿Dónde estamos? —exclama al ver la casa.

—Esta es mi casa —murmuro sorprendida.

Él se queda en silencio mientras yo exploro el lugar, y en la pared de lo que creo que es mi habitación, veo varias quemaduras, como si hubieran tirado poder allí.

—¡Nadeem, ven a ver esto! —me llama Brian con la voz un poco asombrada.

Me dirijo hacia donde está, y entonces es cuando sé por qué está así de sorprendido: unas pinturas en las paredes de la habitación de mi madre me enseñan a una niña con pelo platino que tuvo que irse al mundo Mortal porque corría peligro en el marginado.

Pero me asusto más cuando cuenta, en dibujos, que yo tenía que matar a mi familia adoptiva y a mi mejor amiga para liberar algo que no sabemos.

—¿Qué es esto? —pregunto como si Brian lo supiera.

—Es mejor que nos vayamos, Nadeem —me dice y tiene razón.

—Vámonos —digo y le cojo de la mano.

***

Cuando llegamos al edificio principal, sanos y salvos, menos mis manos, me voy directa hacia el despacho de mi tía.

Entro sin llamar y Brian decide esperarme fuera.

—A que viene esta intrusión, Nadeem. —dice ella levantándose y viendo hacia mí. —¿Qué te ha pasado en las manos? —exclama aterrada.

—He ido a la cueva que hay detrás del edificio Aqueles, algo me ha llamado hasta allí he puesto mi mano en una marca fluorescente, y he tenido alucinaciones que me han hecho esto, también se ha abierto una embocadura, en donde estaba antes la marca, cuando entré era un teletransportador, me llevó a mi casa, en donde viví con mi familia biológica y en el cuarto de mi madre, habían grabadas unas ilustraciones de una chica que le pasa exactamente lo mismo que a mí. —respondo casi sin respirar ella se queda perpleja llena de terror. —Por el suelo estaba la misma niña, pero con alas, en ellas tenía marcadas los símbolos de los distintos poderes que yo tengo; Necromancia, Clarividencia, Crioquinesis y por último Hidroquinesis.

—Nadeem. —intenta intervenir ella.

—Aun no he terminado tía. —hago una pequeña pausa y saco mi grimorio abriéndolo en mis manos. —Primero, me entero de que tengo muchos poderes, después veo visiones en donde descubro una mínima pieza de mi vida, luego descubro que esto es una vinta, algo que tienen las brujas negras y ahora esto.

Hago una pausa respiro hondo y ella me sigue viendo aterrada.

—Dime, ¿Qué soy en realidad tía?

Ella me evadió completamente. 

El Bosque De Los Recuerdos [Terminada ✔️]Where stories live. Discover now