Capitulo 15

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El tiempo perdió todo significado mientras continuaba escribiendo. Horas más tarde, ni siquiera la salida del sol iluminando el cielo captó su atención. La alarma del reloj de Brittany que sonó a través de las paredes fue sólo otro sonido que no captó la mente de Santana. Finalmente el sonido de la regadera rompió su concentración y la escritora miró hacia el reloj. ¿Seis quince? No creyendo lo que sus ojos veían, se giró para mirar su reloj despertador. Los números rojos confirmaron lo que la computadora le había informado. Toda la noche había estado escribiendo y los números de páginas se lo confirmaban, había sido una noche muy productiva.

Estirando los brazos por encima de su cabeza, dió un gran bostezo y se puso de pie. Ahora su vejiga que había estado tranquila toda la noche se despertaba con apuro, haciendo evidente que era su primera prioridad.

—Uuff— Santana gruñó cuando su cuerpo entró en contacto con la puerta que estaba cerrada. La urgencia que tenía causó que se le olvidara que Brittany estaba en el baño y estaba cerrada con seguro. —¿Britt?— Santana golpeó fuertemente la puerta. —¿Ya casi terminas?—

—Dame un minuto— vino la respuesta.

—Puedo usar el baño de abajo si aun vas a estar un rato—

—No, ya terminé— Brittany dijo justo cuando abría la puerta. La rubia fue suavemente empujada por Santana ante su urgencia por entrar al baño.

—Lo siento— Santana dijo mientras miraba a Brittany y cerraba la puerta. —No me di cuenta de mi urgencia—

—Está bien, ya había terminado— Brittany dijo a través de la puerta cerrada. —Pondré algo de café—

—Ok. Bajaré en un minuto— Santana miró ceñudamente la toalla hecha bola encima del cesto. Esa es la forma más rápida para hacer que este baño huela a humedad, pensó para sus adentros. Cuando terminó, la toalla fue colgada pulcramente sobre la barra de la regadera y la cortina fue limpiada totalmente.

—Perdón por meterte prisa para salir del baño de esa manera— Santana dijo entrando a la cocina. Brittany estaba en la mesa, con el periódico en la mano. Santana caminó hacia la cafetera y miró ceñudamente que aun no salía el café. —Un día de éstos voy a tener que sacrificarme y comprar una de esas nuevas cafeteras. Odio esperar por el café— Santana fue incapaz de detener un bostezo. —Oh cielos, prácticamente me estoy durmiendo de pie—

—¿Estuviste despierta toda la noche?— Brittany preguntó.

—Sí— Santana dijo con orgullo mientras se sentaba a la mesa. —Una vez que empiezo a escribir, nada más me importa. Creo que logré terminar diez  páginas anoche—

—Bien por ti—

—¿Sabes cuánto tiempo ha pasado ya desde que fui capaz de sentarme y escribir diez páginas sin parar?— Santana sacó una silla y se sentó. —No puedo creerlo. Es como si alguien abriera un grifo en mi cerebro y todas las ideas simplemente fluyeran— Bostezando, miró la cafetera.

—Tal vez deberías olvidarte del café y mejor irte a la cama— Brittany dijo.

—Oh no, ¿estás bromeando? Estoy inspirada. Algo de café será suficiente para despertarme y estaré como nueva— Poniéndose de pie, Santana caminó hacia las alacenas. —Crema y azúcar, ¿verdad?—

—Por favor—

Otro bostezo salió de los labios de Santana mientras tomaba las tazas. —¿Y a qué hora vendrás a casa esta noche?—

—No lo sé. El tiempo que me tome terminar el trabajo, supongo—

—¿Quieres que prepare algo de cenar para las dos o prefieres traer algo de la calle para ti?—

El corazón de BrittanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora