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En ese momento Yuki me robó un beso fugaz y tierno, me miró a los ojos y volvió a besarme, derritiéndome totalmente. Claramente correspondí al beso, acaricié su pelo y luego crucé mis manos detrás de su nuca mientras él me tomaba por la cintura. Mi corazón iba a mil estaba segura de que él podía sentirlo. Tomó mi rostro con ambas manos e hizo nuestro beso más profundo. No había timidez entre nuestras bocas.

El ascensor seguía bajando se detuvo en el piso quinto y nos tocó disimular, una pareja entró y nos miramos cómplices y acalorados. Llegamos a la planta baja en silencio, Yuki había tomado mi mano.

Salimos, fuimos hacia el estacionamiento, en ese momento estaba dispuesta a todo, me dijo que me subiera a un auto blanco y obedecí. Sacó las llaves de su bolsillo y echamos a andar. No tenía ni idea a donde me llevaba. Llegamos a una parte más rural que parecía un mini bosquecito, detuvo el auto a un lado, no me atrevía a decir nada, ni a mirarlo. Suspiró. Desabrochó mi cinturón y me dijo "vamos afuera, tomemos aire".

—Entonces...— dijo haciendo un esfuerzo por generar conversación.

Me acerqué seductoramente hacia él, sonriéndole. Quería besarlo de nuevo. Achiqué de a poco la distancia que había entre nosotros y lo abracé hundí mi rostro en su pecho. Él rodeó sus brazos por mi cintura. Lo miré a la cara y avancé para besarlo, quería que supiera que lo del ascensor no me molestaba y que por el contrario quería más. Lo besé con determinación, sus labios eran dulces y suaves, todo lo que había imaginado.

Unas nubes oscuras cubrieron el cielo de repente y unas gotas comenzaron a caer ¿beso bajo la lluvia? ¿Qué más podía pedir? Cuando la lluvia se intensificó corrimos al auto, entramos apurados en la parte trasera. Yuki no perdía el tiempo tomó rápidamente mi rostro y siguió besándome sin parar, nuestras respiraciones se volvieron agitadas, él puso su mano en una de mis piernas y me acarició. Su tacto era agradable y gentil. Su cuerpo cada vez estaba más pegado al mío, las cosas estaban subiendo de tono. Con un movimiento certero, me tomó por las caderas y me colocó sobre él. Podía sentirlo todo.

Nuestras lenguas se conocían de apoco, recorría con sus manos todas mis curvas. Separó un rato nuestras bocas para posarse en mi cuello, haciendo que liberara un suave gemido. Mordisqueó un poco por acá y un poco por allá, sabía que eso iba a dejar una marca difícil de ocultar, pero en ese momento no me importaba.

Comenzó a desabrochar mi camisa de apoco y la dejó entreabierta y me miró con deseo. Lo imité, también desabroché su camisa. Cuando dejé al descubierto su pecho, se acercó a mi boca nuevamente, lamió mis labios y me dio un beso corto.

—Sos dulce—susurró.

—Vos también— le dije.

Nos fundimos en un beso apasionado, pero en el fulgor del momento me frenó en seco.

—No, no puedo hacer esto. Por favor vestite. — Dijo mientras abotonaba su camisa.

Lo entendía, todo había sido tan de repente que seguramente era mucho para procesar. También abotoné mi camisa y me acomodé un poco la ropa mientras me sentaba a su lado. Él salió del auto y se puso en el asiento de conductor, lo imité y salí para sentarme en el asiento del copiloto. Encendió el auto.

—¿A dónde vamos? — me preguntó.

—No sé ¿donde querés ir?

—Hay un edificio famoso con vista panorámica a unos kilómetros de acá.

—Me gusta la idea.

Yuki retomó la ruta, el coche estaba en silencio nuevamente. Miré por la ventana, la lluvia había cesado pero la noche había caído. La ruta estaba despejada, así como mis sentimientos. Suspiré.

—¿Estas bien?

—Si— le respondí mirándolo fijamente. Quería decirle cuanto lo amaba, pero era demasiado por una noche.

Llegamos al edificio, entramos y nos recibieron cordialmente, Yuki sacó su black card y pagó la entrada. Subimos, otra vez estábamos solos en el ascensor, mi corazón me decía que lo bese, pero mi mente me decía que espere. Llegamos a la planta mas alta, era como estar en un cilindro de vidrio, había luces tenues y algunas mesas en el centro junto con lo que parecería ser una cafetería.

Yuki se acercó a la barra y pidió dos cafés. Nos sentamos en una de las mesas.

—Me encanta el lugar, gracias.

—Me alegro.— Volvía a estar distante.

Empecé a pensar que Yuki quizá no sabia como afrontar sus sentimientos y por eso decidía tomar distancia. Agarré una servilleta e intenté hacer una grulla.

—¿Qué estás haciendo?

—Intento hacer una grulla.

—Así no es. —Tomó la servilleta e hizo una verdadera grulla de papel. —Así— me mostró.

Tomé la grulla y definitivamente era mucho mejor que la mía.

—La voy a guardar de recuerdo.

—Te dará buena fortuna.

—Eso espero.—Le sonreí.

Luego de tomar el café recorrimos el lugar, saqué algunas fotos y hablamos un poco mas.

—Es lindo ver como se ve todo tan chiquitito. ¿Sabias que colecciono cosas en miniatura? Tengo casitas pequeñas con sus tazas y una mini estantería con los libros que leí.

Yuki se río y me acarició la cabeza.

—Cosas pequeñitas como vos— me dijo y lo miré enojada.

—Mirá quien habla— le repliqué.

Luego de un rato nos fuimos, subí al auto y miré la hora, eran casi las nueve de la noche.

—Te llevo a tu hotel.

—De acuerdo.

No quería que ese día terminara, quería que durara por siempre. Le mande un mensaje a Robert que estaba con Yuki que no se preocuparan por mi. Antes de entrar al hotel Yuki me abrazó y me dijo "gracias por todo", lo cual me dio muy mala espina, pero decidí no darle importancia. Me despedí con la mano y me fui a mi habitación. No podía creer el día que había tenido, llegué a pensar que había sido un sueño.

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Gracias por leer <3 que tengas un buen día y ojalá hayas disfrutado este cap.

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Les quiero, hasta el próximo domingo.

¿Cómo llegué a quererte tanto? || Yuki Tsunoda F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora