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Al cerrar la puerta Yuki me ofreció café, acepté ya que no había desayunado muy bien.

—Ordenaré esto y ya nos podemos ir — dijo señalando el desmadre de su valija.

Apreté mis labios para no reírme, pero aun así me salió una risa de manera inconsciente, "con razón todo estaba ordenado estaba todo tirado en ahí adentro" pensé.

—¿Te ayudo a doblar? — pregunté.

—No hace falta — dijo nervioso mientras trataba de acomodar todo el desastre.

—Dejame ayudarte — le dije cruzando los brazos— sino no nos vamos más.

Me miró y se rió.

—Bueno, tenés razón — cedió.

Doblé sus remeras, no entendía porque llevaba tantas, pero no le dije nada. Sus remeras emanaban un perfume varonil, siempre olía bien "seguramente es Versace" pensé.

—Listo — dije haciendo a un lado mis pensamientos y doblando la ultima remera.

—Bien. Ya podemos irnos.

Agarré mi valija y mi mochila y salimos de la habitación. Yuki se adelanto en el pasillo y no había reparado en lo bien que le quedaba la polera morada que tenia puesta, una exquisitez. Fuimos hasta la recepción y esperamos a alguien mas del equipo al que Yuki se había comprometido a llevar "bien, no estaremos solos" pensé.

—Ahí viene.

Me giré y me sorprendí al ver a mi compatriota Nicolas Bianco.

—Hola, Nico, soy Oli— le dije con confianza y en español.

—Hola ¿Cómo estás?— dijo mientras me saludaba con un beso en la mejilla.

Yuki quedo pasmado, creo que había olvidado que también era argentina.

—¿Vamos?— dijo Nico.

—Si, si — dijo Yuki saliendo del trance.

Subimos al Honda Civic azul de la otra vez, la lluvia había mermado, decidí sentarme en la parte de atrás pero Nico dijo "anda vos adelante que yo no soy buen copiloto". Resignada me ubique en el asiento del acompañante. Me puse el cinturón y echamos a andar. A los dos segundos Nico ya se había dormido y entendí lo que había dicho anteriormente, en cambio yo estaba atenta con los cinco sentidos quizá seis alerta a mas no poder.

Circular por las calles era todo un riesgo pero íbamos bien y no estábamos teniendo grandes problemas.

—¿Todo bien? — me preguntó tocándome el hombro y me hizo dar un respingo.— perdón no quería asustarte, seguí mirando por la ventana.

—Es muy triste...todo lo que esta pasando — comenté.— Aun tengo deudas que pagar no puedo donar mucho ¿habrá otra forma de ayudar?

—Si, es muy triste. Seguramente haya voluntariados, podes unirte.

—¡Si! Podría.

Habían pasado unos veinte minutos y quizá quedaban otros veinte y la conversación no fluía, creo que ambos sentimos la tensión así que Yuki me dijo " dormí si querés" a lo que respondí que no, que estaba bien y que quería ser una buena copiloto.

—¿Por que elegiste Faenza? — me pregunto de repente, cortando el silencio.

—Porque estaba cerca de la sede.

¿Cómo llegué a quererte tanto? || Yuki Tsunoda F1Where stories live. Discover now